Exquisita frialdad de Thomas Demand
Thomas Demand. Galería Helga de Alvear
4 diciembre, 2009 01:00Heldenorgel, 2009
En su primera individual en esta misma galería, en 2003, sorprendió con un enorme mural que representaba un bosque. Luego hemos visto espacios impersonales de oficinas, empresas, fotocopiadoras, platós de televisión, etc.; también escenarios del horror, como la taberna donde se cree que murió o fue secuestrado un niño de cinco años que pudimos ver en Madrid, en la exposición de la Fundación Telefónica en 2008; incluso una reconstrucción del célebre despacho oval de la Casa Blanca. Salvo excepciones, los lugares que reproduce son neutros, apenas nos proporcionan información sobre los hechos de los que fueron testigo y, aunque no anodinos, son también fríos, aparentemente ajenos a ellos. Los encuadres, las distancias, la pulcritud de las imágenes resultan, además, de una exquisita factura, como si el simulacro puliera la realidad y redujera sus aristas.
La exposición que ahora presenta reúne seis fotografías de última hornada y anuncia la proyección en sesión única, el próximo 15 de diciembre en el Teatro Lara de Madrid, de su película Rain/ Lluvia, de 2008. La más impactante de las imágenes expuestas me parece Heldenorgel (El órgano de los héroes), que reconstruye el instrumento que en Kufstein, Austria, interpretaba todos los días a las 12 Die Alte Kamaraden, en memoria de las víctimas de la I Guerra Mundial, y que ya ha desaparecido, según creo. Aunque no supiésemos nada de esa historia, los fuelles y los tubos de papel, y los distintos mecanismos componen una imagen tan inquietante y desazonadora, como potente. La más radical, Fotoecke (Fotomatón) que rehace la habitación de la prisión de Gera, en Alemania central, en la que se retrataba a los presos todos los días. Tras una pared que cubre una insoportable cortina había un aparato de rayos X en funcionamiento que muy posiblemente hizo enfermar de leucemia a muchos reclusos.