Isabel Muñoz y la mística del cuerpo
El amor y el éxtasis.
16 julio, 2010 02:00Sin título. De la serie Nadie sabe, 2009
Siempre ha referido Isabel Muñoz (Barcelona, 1951) su minuciosa obra fotográfica a los dominios de la exploración del cuerpo, atendiendo a la proyección dinámica de lo corporal en los ámbitos del espacio y del tiempo. Así, los comienzos de su carrera estuvieron vinculados con la iconografía de los bailarines de tango y de flamenco, a los que pronto sucedieron sus ciclos sobre los monjes de Shaolin y los Surma de Etiopía. Siguiendo ese proceso Isabel Muñoz investiga ahora en unos campos de extraordinaria exigencia, no sólo ya formal, sino espiritual, entendiendo por espiritualidad esa suerte de "plusvalía de sentido" que en ocasiones aparece en determinadas experiencias, acciones, intuiciones, ideas y afectos del hombre.Para esta investigación nuestra artista ha encontrado en el Islam dos series magníficas de prácticas corporales actuales relacionadas con el fenómeno místico: los ritos rítmicos de los Mawlavi o derviches giratorios, fundados en el siglo XIII por eI sufí Jalal al-din Rumi, y las cruentas ceremonias que desde el siglo XII vienen practicando los adeptos de la cofradía Al-Qadiriya, dentro también del espíritu sufí. Estos dos ciclos de trabajos paralelos configuran el fondo de la singular exposición El amor y el éxtasis, que se presenta en la Sala Canal de Isabel II.
Resulta gratificante que Isabel Muñoz haya podido fotografiar y grabar en vídeo -por primera vez por parte de un profano- algunos de estos oficios intimistas, prácticamente exclusivos "de hombres", cuyas imágenes emocionadas ponen en evidencia el error o la confusión que muchos occidentales suelen establecer entre las formas de estos rituales místicos y determinadas actuaciones folclóricas de simples bailarines rotatorios y de faquires que, en algunos países, se ofrecen como espectáculo para turistas. Con sólo entrar en el cuidado espacio de la "torre interior" en que se ha montado esta exposición, muchos espectadores se sabrán introducidos en ese círculo tan especial que es el de la búsqueda humana de "lo sagrado". Algunos se podrán sentir transportados, a través de las imágenes, al contacto vibrante con actividades que aspiran a "llevar a cabo la unión del alma con la divinidad por diversos medios"; sobre todo, los actos de ascetismo, la devoción, la contemplación, el amor y el vuelo.
Las imágenes dispuestas en los círculos iniciales de la exposición -sala baja y primera planta- son de acusado impacto dramático: pertenecen a una reunión del grupo Al-Qadiriya celebrada en Irak, y recogen expresiones del intenso rezo colectivo y de los actos de punición, para someter al "cuerpo material" y favorecer que el "cuerpo místico" se eleve más pura y libremente hacia la "unidad de vida" con Dios. En esta serie Isabel Muñoz usa un colorido rico y busca un enfoque muy directo del detalle y una expresión corporal muy intensa (de actitudes y ademanes elocuentes, autodominio sobre el dolor, expresividad de la sangre...), que recuerda a la imaginería del Barroco español. En cambio, el imaginario mostrado en los dos círculos siguientes, así como en las proyecciones cenitales de la "cúpula" de esta torre, documentan la espiritualidad implícita en los ritmos de la danza de los derviches, cuyos cuerpos se desmaterializan ante nuestra mirada y se transfiguran en formas de pura luz, sin matiz siquiera de color, dominando "a lo divino" el espacio y sus leyes. En definitiva: una experiencia fotográfica única, inolvidable para sensibilidades espirituales diferentes.