Francesc Ruiz, el lenguaje de las flores
Fiori!
4 octubre, 2013 02:00Vista de la exposición
En toda buena exposición, y sin duda la de Francesc Ruiz (Barcelona, 1971) en García Galería lo es, suele haber una pieza que resulta ser clave. Clave porque sostiene todo el proyecto, sin ella podría venirse abajo, y también porque es la llave que ayuda a entender lo que se quiere contar, abre la puerta al espectador. En principio, sólo con un vistazo apresurado, podría pensarse que en esta exposición hay dos partes muy diferenciadas, sin relación, a pesar del blanco y negro de las historietas que une todos los trabajos. Sin embargo, al caminar por ese jardín de las delicias sin color, se encuentra la obra clave -en ella se lee N.A.R.C.I.S.O. hasta tres veces- que cierra el relato y desvela el secreto del lenguaje de las flores y de las señales del espejo, un código que algunos prefieren creer, porque les asusta, que sólo es inteligible para unos pocos 'entendidos' y que, al descubrirlo, les provoca la risa floja del temor, queriendo suponer que no va con ellos, que el problema no es suyo, 'yo soy normal', sino de los 'otros', los que están fuera de la norma impuesta.Margaritas y narcisos que son algo más de lo que parecen, sólo hay que hacer un esfuerzo para verlo. Son también el homenaje que hace Ruiz a dos figuras del movimiento LGTB en Italia que escaparon del canon, tanto de la Historia con mayúscula como de las historias con minúscula: un filósofo, Mario Mieli (1952-1983), fundador del Frente Unitario Homosexual Revolucionario Italiano (FUORI) y precursor de la teoría de género allí, que presta sus textos al artista para construir los diálogos y una historietista, Stefania Sala, creadora de esas Gay Flowers que se repiten en la sala y que se publicaban en la revista que el grupo editaba para visibilizar aquello que hasta entonces había permanecido dentro, escondido u ocultado. Mieli, que fue doblemente excéntrico, huyó del centro y de lo que quedaba en los márgenes al salirse de FUORI, escribía en sus libros y panfletos, todos con algo de autobiografía, en contra de la homofobia y defendía la idea de una sexualidad que rompía con las categorías aprendidas de masculinidad y feminidad para transitar entre ellas sin definición.
Un pensamiento que en algunos casos asumía, para invertirlo, el discurso del odio, como la acusación de narcisismo que se ha lanzado de forma tradicional a los homosexuales y que se asociaba con la vanidad, el ensimismamiento y la improductividad. Los homosexuales como Narciso en el espejo, aunque sea en esos espejos sin reflejos, revisiones estilizadas de los famosos del arte pop, con los que Ruiz concluye su proyecto, pero Narciso como el N.A.R.C.I.S.O. de Mieli: Núcleo Armado Revolucionario Comunista Internacional Subversivo Homosexual.