Elogio al error
Haber hecho un lugar donde los artistas tengan derecho a equivocarse
4 abril, 2014 02:00Mural de General Idea, con obras de Ana Laura Aláez y Paco Vacas
La Fundación Joan Miró fue una iniciativa personal del artista catalán, que pretendía, en sus propias palabras, ofrecer un servicio a la ciudad de Barcelona. Cuando se inauguró, en 1975, no existía en Barcelona una infraestructura cultural dedicada al arte contemporáneo y la iniciativa de Miró venía a cubrir este vacío. En la época fue una experiencia singular. Piénsese que el Centro Georges Pompidou, que instaura el nuevo modelo de museo de arte contemporáneo en Europa, arrancará poco después, en 1977. Cierto es que Barcelona poseía ya el Museo Picasso, pero el proyecto de Miró tenía otro talante. Acaso nos ofusca la leyenda, pero, todo parece indicar que Joan Miró pensaba la Fundación no sólo como un espacio de promoción de su propia obra, sino también como un centro de estudios de arte contemporáneo y una plataforma para el arte joven. Luego las cosas, y no sólo la Fundación Miró, han evolucionado en otra dirección: el parque temático, el centro como máquina de exposiciones, las estadísticas de taquilla...Sin embargo, la Fundación Joan Miró ha sabido mantener un ámbito, el "Espai 10", primero, y el "Espai 13", después, para el arte emergente y experimental. Aunque su proceso no ha sido lineal y las circunstancias cambiantes, esta plataforma, iniciada en 1978, ha tenido continuidad hasta ahora. En 2013 celebró sus 35 años de existencia con más de 250 exposiciones programadas y la intervención de unos 500 artistas. Y este año se presenta una muestra conmemorativa con el significativo título de Haber hecho un lugar donde los artistas tengan derecho a equivocarse. Historias del Espai 10 y el Espai 13 de la Fundació Joan Miró.
Vista de la exposición con obras de Fina Miralles, Alberto Peral, Esther Ferrer y Perejaume
Cuando empecé a frecuentar el "Espai 13", localizado en el subsuelo de la fundación, éste era una zona residual. Y, no obstante, cuando uno maneja el libro y la documentación publicados por la Fundación sobre el espacio, toma conciencia de su importancia para la historia artística de la ciudad. En este ámbito Jaume Plensa, Àngels Ribé, Eugènia Balcells o Susana Solano, por ejemplo, realizaron sus primeras intervenciones institucionales, y además sirvió para que, en su momento, jóvenes comisarios iniciaran o apuntalaran su trayectoria profesional. Su significado ha ido evolucionando con el tiempo, pero la historia del "Espai 10" y "Espai 13" es la historia de la creación local -especialmente la vinculada a Barcelona, aunque también hay presencia internacional- y de las diferentes generaciones de artistas.Esta exposición-homenaje está organizada en capítulos temáticos -"Fenómenos pictóricos", "Objetos escultóricos", "Culturas y naturaleza", etc.-, que ordenan una selección de los artistas que participaron a lo largo de su historia. El comisario, Manuel Segade, explicaba que quería hacer una "exposición bonita", pensando en un público internacional, el visitante habitual de la fundación. Y, efectivamente, es una exposición atractiva que baraja los nombres de más proyección que han pasado por esta plataforma; al margen de los ya mencionados, Josep Ponsatí, Manuel Esclusa, Jordi Benito, Jordi Colomer, Antoni Abad, Vik Muniz, Ana Laura Aláez, Perejaume, Carles Congost y Esther Ferrer, entre otros. Sin embargo, quizás este evento merecería algo más que una "exposición bonita", una aproximación documental que, si bien se ha iniciado, falta por completar.