Image: Miguel Aguirre: la carga de la caballería

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Exposiciones

Miguel Aguirre: la carga de la caballería

Miguel Aguirre

14 noviembre, 2014 01:00

Militantes de la oposición se enfrentan a las fuerzas..., 2014

Galería Pilar Serra. Santa Engracia, 6. Madrid. Hasta el 10 de enero. De 1.500 a 8.200 euros.

Las fotografías de prensa han sido a partir de los 70 una fuente iconográfica importante para la pintura. Ya el Pop menos liviano quiso glosar la actualidad política y social, y artistas como Andy Warhol, Richard Hamilton, Gerhard Richter o, después, Malcolm Morley, Luc Tuymans o, en España, Simeón Saiz Ruiz, han reproducido imágenes de los medios de comunicación impresos o audiovisuales. En el pasado, los pintores de historia escenificaban un evento reconstruyéndolo, en el mejor de los casos como testigos presenciales; desde hace décadas, no se concibe una pintura de este género que no se base en la fotografía o el vídeo. Pero a quienes pintan hechos políticos o bélicos no les interesa tanto la información como el cuestionamiento de la naturaleza documental de la fotografía o la interpretación mediatizada que hacemos a través de ella de la realidad.

Es el caso del peruano Miguel Aguirre (Lima, 1973; en España desde 2001), que analiza los niveles de representación interpuestos en la "re-visión" de la historia, al pintar stills de películas que la ficcionalizan o, como en esta exposición, fotografías de prensa. En todos los casos, el modelo que utiliza son copias fotográficas de 9x15 cm (otro filtro distanciador) conservadas por él en un amplio archivo que ha expuesto en la II Bienal de Fotografía de Lima. La traslación de las imágenes desde la fotografía a la pintura tiene como principal efecto una ralentización de la ejecución y de la contemplación, acrecentando la posibilidad de descifrar en ellas intenciones y significaciones. También se suele producir una inyección del estilo pictórico del artista; en Aguirre se trata de una simplificación cromática y de una abreviación del detalle que no son muy originales o distintivas. En él destaca más la aproximación conceptual a esta práctica contemporánea y la reivindicación de la pintura como herramienta de visión que incluso llega a determinar cómo percibimos las propias ilustraciones de los medios: nos lo mostró en Trece pintores, su Solo Project en ARCO 2013.

En Blancas juegan y ganan encontramos una novedad: las representaciones de los poderosos de hoy y de ayer (Thatcher y Reagan, Obama, el Papa, Putin, Kim Jong II) aparecen escindidas en dípticos en los que uno de los paneles funciona como apéndice que subraya un gesto, un atributo o un elemento de la puesta en escena cargado de sentido. La configuración obedece a tres referencias. En el ajedrez, sucedáneo de la guerra, las blancas (raza dominadora) prevalecen en el tablero mundial; las obras están tituladas con signos ortográficos que se usan para calificar las jugadas y podemos además leer las piezas como movimientos, casi todos asociados al caballo. Esas piezas, por otra parte, remiten a otro juego de estrategia, el Tetris, conformando los retratos, metafóricamente, un intimidador "bloque" político. Finalmente, otro juego, de tipo artístico: las composiciones de fotografías intervenidas de John Baldessari, artista al que Aguirre ya homenajeó al materializar sus Tips for Artists Who Want to Sell (1968) en una serie que se apropiaba de imágenes de la película Wall Street.