Image: La cocina de ideas de Antoni Miralda

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Exposiciones

La cocina de ideas de Antoni Miralda

What you want is what you get

27 noviembre, 2015 01:00

Vista de la exposición de Miralda

Galería Moisés Pérez de Albéniz. Dr. Fourquet, 20. Madrid. Hasta el 9 de enero. De 2.000 a 60.000€

Resulta de lo más significativo que quien fuera capaz de poner en marcha un restaurante como El Internacional en el Nueva York de 1984 inaugure hoy, en el Madrid del 2015, una exposición en una galería bajo el pseudo logo de McDonalds. La fachada de la Galería Moisés Pérez de Albéniz está tuneada con un cartel gigante que imita el logotipo de la famosa cadena de comida rápida, con la particularidad de que el logo parece compuesto con algún huesecillo de pollo. El Internacional, creado con la restauradora Montse Guillén, tuvo dos años de existencia. Y fue un lugar único, donde el arte y la vida se daban la mano con la naturalidad con que lo soñó la vanguardia. Un Video-menú (a cargo de Jordi Torrent) informaba de los platos, un Archaeological Sandwich daba cuenta de la historia del restaurante (en su reforma habían aparecido sucesivos estratos, transmutados aquí en un bocadillo intelectualmente apetitoso), en Carnation Room la pared se había convertido en un atlas de besos creado por los comensales, y así sucesivamente.

Lo significativo del caso es que Antoni Miralda (Tarrasa, 1942) haya necesitado alcanzar los 73 años para realizar su primera exposición individual en una galería de Madrid, que llega sólo tras una retrospectiva canónica presentada por el Museo Reina Sofía, en 2010, y el Premio Arte y Mecenazgo, en 2015. Lo que resulta curioso es que cuando se sentencia que Ferrán Adriá (1962, Hospitalet de Llobregat) ha transformado el acto de comer en una experiencia artística se olvida que Miralda ya había hecho del arte una experiencia gastronómica.

Ferrán Adriá representó, con todo merecimiento, a España en la Documenta de Kassel de 2007, pero nadie recordó que Miralda había estado presente en la Documenta de 1977 (¡treinta años antes!) con un ritual que incluía alimentos. En fin, Miralda comparte con sus paisanos y coetáneos Antoni Muntadas (Barcelona, 1942) y Francesc Torres (Barcelona, 1948) una misma trayectoria vital: se marcharon lejos de su país para poder desarrollar un trabajo como artistas que nunca hubieran podido realizar en él. Sus comunes raíces en el arte conceptual han dado, eso sí, frutos muy distintos. Y sólo a la edad de su jubilación, han empezado a gozar aquí de cierto reconocimiento.

McGoogle, 2015

Con 20 años, en París, Antoni Miralda creaba ya ceremoniales y banquetes. Las obras más conocidas de aquellos años son sin embargo los ensamblajes con soldaditos de plástico. En 1972, ya en Nueva York, en colaboración con la artista Dorothée Selz, realizó sus Cakes, objetos arquitectónicos comestibles. En 1974, ponía a rodar Movable Feast, una carroza/banquete ambulante. En 1992 culminó el que seguramente ha sido su trabajo más conocido, la ceremonia de boda entre la estatua de la Libertad y el Monumento a Colón.

Destacan entre sus proyectos más recientes PowerFood en Artium y Es Baluard (2008), Oda a la papa / FoodCultura en Lima (2008) y Viaje al sabor en Expo Milán (2015). Si a alguien le puede parecer que estas cosas no las hace un artista, debo advertirle que Leonardo Da Vinci se presentaba como maestro de festejos y banquetes. Con lo dicho hasta ahora el lector ya se habrá dado cuenta de los intereses de Miralda: lo ritual, lo colectivo, la fiesta, el humor. Todo pasado por el tamiz de la sociedad de masas y plenamente indiferente a la división entre alta y baja cultura. De todo ello es buena prueba la exposición. Podemos ver una colección de huesos de plástico para entretenimiento de perros, verdaderas piezas pop, o un plano de Madrid donde aparecen localizados los McDonalds, que tiene todo el aspecto del mapa de una invasión. O el vídeo de un rebaño de ovejas transgénicas. Hay también varias esculturas con el mencionado logo, que es al mismo tiempo ese hueso que en las aves une la clavícula con el esternón y que los anglosajones utilizan como amuleto.

Cocaine Free, 2015

En una época en que las dos terceras partes de la humanidad pasa hambre y el otro tercio enferma de obesidad, y en que la alimentación de las vacas tiene más que ver con la farmacopea que con la botánica, nuestro artista aborda la comida como un síntoma. En toda época y lugar, la comida sirve para alimentarse, pero también para muchas otras cosas. Pero en nuestra sociedad parece que sobre todo para lo segundo. Es lo que explica su inexplicable ubicuidad en la televisión y las revistas.

Miralda es un artista extraordinario, que ha pasado la vida entera trabajando más allá de las paredes del Museo. Y la mitad de ese tiempo dedicado a captar la potencia de lo culinario. No sé si esta exposición da cuenta cabal de la riqueza de su empresa, pero sin duda nos abre el apetito.