Viaje a una Amazonía plural
Amazonías
15 marzo, 2019 01:00Francesco Mariotti: Gaia. El retorno de las luciérnagas, 1990
Si hay un espacio en Madrid interesado en políticas artísticas decoloniales es el Centro de Residencias Artísticas de Matadero. Lo demostró el pasado otoño con la exposición Devuélvannos el oro, resultado de la residencia del Colectivo Ayllu, grupo colaborativo de investigación y acción artístico-política que contrastaba textos históricos de conquistadores y cronistas coloniales junto a vídeos que documentaban performances anticoloniales e instalaciones interactivas.Y vuelve a la carga con esta exposición, Amazonías, que a pesar de haber sido coproducida por el Museo de Arte de Lima-MALI y el Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú -en vinculación al desembarco de Perú en ARCO-, rechaza la distribución impuesta por las fronteras nacionales para adentrarse en este territorio identitario y complejo, habitado por diversas comunidades indígenas. Amazonías, en plural, se opone a la construcción colonial esencialista que proyecta su imaginario sobre la otredad salvaje.
El origen de este proyecto se remonta a la visión del historiador Pedro Macera, que en 1997 fundó el Seminario de Historia Rural Andina de la Universidad Mayor de San Marcos del Perú, donde invitó a indígenas para recopilar sus tradiciones orales ancestrales y para expresarlas también en diferentes medios, como pintura, bordados, etc., provocando la aparición de artistas emergentes de los pueblos Bora, Shipibo, Tikuna, Huitoto, Awajún y Asháninka. A partir de ahí, y en conexión también con artistas foráneos, académicos y gestores, surge una nueva escena artística que hoy goza de enorme dinamismo. Pese a haber sido una región económica y políticamente relegada. Pero también por haber sufrido en las últimas décadas una importante violencia ecológica y armada, por grupos como Sendero Luminoso.
Lastenia Canayo: El dueño de la amasisa, 2005
Al comienzo, una de las piezas más interesantes es el vídeo Un afán incómodo, realizado en 2011 por Gilda Mantilla y Raimond Chaves a partir de imágenes y documentos encontrados en la Biblioteca y el Centro de Estudios Teológicos de la Amazonía en Iquitos, donde se cuestiona no sólo la veracidad de tales materiales para documentar esta región, sino su autoridad como artistas para hablar de un contexto que, pese a llevar años afincados en Lima, al cabo, les es ajeno. Y que encuentra su contrapartida en la fascinante pintura sobre llanchama, a partir de corteza de árbol, del artista uitoto-bora Brus Rubio, que ironiza con la visita de un grupo de antropólogos a su comunidad. En ese mismo apartado está el video La visión de los vencidos, de Carlos Motta, que recoge una leyenda del periodo colonial muy extendida en Latinoamérica: una matanza de hombres pillados en prácticas homosexuales rituales.
En el corazón de la exposición, en la sección "Las visiones del cosmos", el protagonista es el kené, diseño laberíntico característico de la comunidad shipibo, plasmado en diversos soportes y tradicionalmente realizado por mujeres, aprendido en la infancia y que puede aparecer en sueños; o bien, ser adquirido, a través de la ingesta de ayahuasca o mediante la aplicación ritual de gotas de pipiri, una hierba con efectos psicoactivos, como hoy hacen muchos pintores jóvenes, adscritos a la Escuela Usko Ayar o Escuela de las Visiones. En el centro, destacan las maravillosas piezas de cerámica aportadas por Jan Mulder, que muestra su colección de fotografía en la Casa de América.
@_rociodelavilla