Patrick Deville. Foto: Patrick Box

Patrick Deville. Foto: Patrick Box

Siempre me gustaron los viajes. Y escribir de mis viajes, de los que hago y tengo por hacer. Siempre me gustaron los libros de viajes y los escritores viajeros. Me gustaron y me gustan tanto que los respeto como escritores de primera línea. Pienso ahora en una cumbre: V.S. Naipaul, y separo la persona, bastante desagradable y poco cortés, del gran escritor. Pienso en los grandes exploradores que escribieron su aventura en la épica de su literatura. Vivir para viajar, vivir para escribir: vivir para vivir.

Este último verano lo pasé leyendo a un asombroso escritor de viajes. No sé si es más escritor que viajero o más viajero que escritor. O las dos cosas a la vez y en grados iguales. Sé, después de la lectura de sus tres libros de viajes que han caído en mis manos, que es un maestro de la vida, un viajero excelso y un gran escritor. No digo que me parece el mejor escritor francés de estos momentos tan extraños porque no los he leído a todos, como pueden imaginarse, pero confieso que es el escritor francés que más me ha gustado de los leídos en estos últimos cinco años. Y no son pocos. Pero no sólo es un escritor de viajes, sino creador de personajes que ya existieron y que redescubre en sus libros. Impresionante Viva, un fresco increíblemente escrito en el que las dos grandes locomotoras son las vidas trágicas de Trotsky y Malcolm Lowry. El escenario es México, el México de los dos grandes personajes del libro, el México de Lázaro Cárdenas, el México de cuando México era el mundo. En esas vidas escritas a la manera de Plutarco aparecen todos los personajes posibles en una superproducción en technicolor (así se lee el libro: como una película inmensa), todos los que son y todos los figurantes que hicieron la guerra y creyeron que hacían la revolución en los tiempos de Cárdenas. El libro es una "enciclopedia", de gente que ya conocimos y de gente que nos faltaba por conocer. Una epifanía literaria (ensayo, historia, ficción, novela, etnografía, relato...) tan necesaria de leer y tan interesante para los lectores como cualquier libro de Julio Verne para adultos. Con que un solo lector de esta nota sobre este libro del gran Patrick Deville se tomara el pequeño trabajo intelectual de adquirirlo y leerlo me daría por bien pagado.

Otro tanto pasa con Ecuatoria, la historia de este país perdido en la memoria nublada de África, el retrato de un pequeño gran infierno, África, en el que sobresale la vida de un hombre, Brazza, que llegó a prohibir la esclavitud en el Congo y trajo El Progreso y el desarrollo sin tener en cuenta que esos elementos de futuro vienen cargados de otras esclavitudes muy parecidas a las originarias. Aquí, en las páginas de Ecuatoria está Conrad en estado puro. Está Stanley, está Livingstone, decenas de reyezuelos tribales y sus luchas encarnizadas e inútiles. ¿Es una película? Sí, y no sólo documental: una película ética y estética irreprochable en la que Deville actúa como gran director, ordenando los colores en el cuadro, organizando los volúmenes y desarrollando en cada lugar los materiales del gran relato.

¿Qué decir de Peste & Cólera? Es la historia de un médico investigador, alumno de Pasteur, Yersin, que se mete en el corazón de las tinieblas asiáticas de Indonesia para descubrir el antídoto con el que matar las enfermedades que dan título a su libro. Impoluto, novelesco, ensayístico, documental; fantástico y grandioso, un placer para los lectores desde la primera páginas a la última.

Los libros citados de Patrick Deville son libros de la vida que el viajero va descubriendo a lo largo de su escritura; no hay nada de turismo; la curiosidad aquí es descubrimiento para el autor y los lectores de su libro. Son los libros de un verdadero escritor viajero. Deville es un escritor serio lleno de humor y escepticismo, esforzado escritor, que vive una aventura tan peligrosa como la de viajar al infierno a investigar sus corrientes malignas y secretas.

Hace unos meses, en San Juan de Puerto Rico, hablé con el novelista Fajardo, muy buen escritor y traductor, de los libros que acabo de citar en estas líneas. Le hablé de mi admiración por esa difícil escritura de Deville, por su visión plutarquiana de la escritura de viajes. Le dije que su cultura era tan vasta como profunda, y que me hubiera gustado parecerme, siquiera por un año, a este formidable escritor francés. También lo escribo ahora porque un pequeño repaso de esos libros me ha vuelto a devolver el optimismo por la vida y el pesimismo por el mundo (que aunque parezcan la misma cosa no lo son: véanlo en los libros de Deville).

Si quieren leer libros de viajes donde aprendan del mundo y sus milagros, dejénse de seguir la publicidad encubierta o no de falsos escritores viajeros: vayan a la aventura de leer libros de viajes yendo a los libros de Patrick Deville. Estoy seguro de que me agradecerán el consejo. De nada.