El incomodador por Juan Sardá

Valladolid... y Ripstein

5 octubre, 2011 02:00

1. Siento especial predilección por el Festival de Valladolid. Me gusta la ciudad, tan burguesa y acogedora. Siempre me he sentido cómodo en ella y me identifico con la cortesía un tanto distante de los vallisoletanos, exquisitamente amables y poco invasivos. La Seminci carece del fulgor mundano de San Sebastián (no digamos de las grandes citas internacionales) pero a cambio ofrece la posibilidad de ver las películas con mayor tranquilidad, sin tener que llegar corriendo al cine y salir de él a toda castaña para no perderse la próxima entrevista. Además, sin aspavientos, suele ser un lugar en el que se acaba reuniendo buena parte del cine de nuestro país, un lugar en el que se come bien y se presta a encuentros más sosegados que en otros eventos. El tópico dice que a Valladolid le asestó un golpe de muerte Donosti cuando creó su sección Perlas de otros festivales ya que, en los últimos años, el certamen había destacado por acoger lo mejor de Berlín, Venecia y Cannes. Afortunadamente para la Seminci, las Perlas del País Vasco no agotan la cantera y, además, el cine mundial da lo suficiente de sí como para que, todos los años, presenten material propio de gran interés. A la Seminci también hay que ir a dejarse sorprender.

En los últimos meses, habían llegado noticias inquietantes de Campo Grande. En esta era terrible de recortes y tijeretazos, la pérdida de algún patrocinio y la rebaja de presupuestos ponían en solfa quizá no su continuidad (llega este año a su 56ª edición y es demasiada solera como para cargársela) pero sí su brillo. Cabe felicitar al equipo encabezado por Javier Angulo (ese hombre inquieto de memoria selectiva con la gente) por una programación que pone los dientes largos y hace que uno tenga ganas, una vez más, de volver a Valladolid. Ayer mismo se anunció que Habemus Papam, la nueva película de Nanni Moretti, sin duda una de las más esperadas de la temporada por ser de Moretti y tratar un asunto tan poco afín, en teoría, a su comunismo como el Vaticano, inaugurará la Sección Oficial. Entre el resto de seleccionadas, hay títulos de enorme interés. Me gustó mucho Fish Tank, de Andrea Arnold, y tengo muchas ganas de ver qué ha hecho con su adaptación del clásico Cumbres Borrascosas (por cierto, las hermanas Brönte están de moda, ayer vi la nueva versión de Jane Eyre y me gustó, ya me extenderé en su día). Y ahí están lo nuevo de Zhang Yimou (Under the Hawthorn Tree), Robert Guédiguian (Les neiges du Kilimanjaro), Agnieszka Holland (In Darkness) o Geoffrey Enthoven ( Hasta la vista).

Promete ser una buena edición de la Seminci superando los recortes y los tijeretazos. Tiene mérito. Es justo decirlo. Ahora a ver si además de las películas, vienen también los directores. Siempre se agradece.

2. Cada cierto tiempo, llega alguien y la lía parda. El último ha sido Arturo Ripstein. Leí la entrevista completa en Gara y el cúmulo de disparates era tremendo. Peor aún, el mexicano no sólo decía tonterías, también insultaba. E insultar está muy feo, más aún cuando uno sospecha que todo surge de una rabieta por no haber ganado ningún premio. No me creo un profeta, pero después de leer los elogios que él mismo se propinaba en El Cultural era fácil adivinar que su película, Las razones del corazón, no había causado en San Sebastián el impacto que él mismo vaticinaba. Varias cosas. Por una parte, da un poco de rabia que se hable mucho más de Ripstein cuando se equivoca que cuando acierta. Ya puede dar mil entrevistas diciendo cosas interesantes (y Ripstein suele decir cosas muy interesantes) que los periódicos mainstream sólo van a darle eco cuando se equivoca. Esta manía contemporánea por encontrar a los "famosos" en un renuncio es una de las peores derivas del periodismo actual. Por la otra, las declaraciones son realmente espantosas y me molesta que las achaque a su carácter "apasionado" porque una cosa es tener sangre en las venas y otra ser un maleducado (es una confusión, todo hay que decirlo, de lo más hispánica). Dicho esto, no creo que tenga sentido echar más sal en la herida y lo mejor es olvidar el episodio cuanto antes. Y para terminar, una duda, no acabo de tener muy claro si su película es de un machista que mata. ¿Es una mujer mala persona por ser mala madre? ¿Si el personaje fuera un hombre, no sería una anécdota o un "trauma" que llevaría encima por no haber cumplido con sus obligaciones paternales? No lo tengo muy claro.

Image: Tomás Segovia

Tomás Segovia

Anterior
Image: Tomás Segovia

Tomás Segovia

Siguiente