El incomodador por Juan Sardá

Cine de guerrilla

7 junio, 2012 02:00

La cultura nunca muere. Eso sí, sus creadores pueden que mueran de hambre. Aunque en España tantas veces se acuse a los artistas de "chupópteros", "holgazanes" y todo tipo de perlas, la realidad es que en ningún sector (que yo sepa) existe tanta gente trabajando por sueldos miserables o incluso por ninguno. Si el dinero fuera el principal motor del cine, la literatura o la música españolas, lo más probable es que habría, como mínimo, un cuarto de los libros, discos o películas que vemos. La crisis, con su estocada a los presupuestos públicos, está siendo la demostración más que definitiva a este hecho tan explícito en el viejo refrán "por amor al arte".



Se anuncia que del próximo 26 al 29 de junio, el Arts Santa Mònica de Barcelona se convierte en la sede del Festival Low Cost, en el que se reflexiona y se proyecta ese cine de guerrilla que se produce en los márgenes y que en tiempos de crisis adquiere especial protagonismo. Los organizadores del evento, los ilustres Miqui Otero y Desirée de Fez, dicen cosas interesantes en el decálogo-manifiesto que publican en la página web. Dicen, por ejemplo, que surge un nuevo cine con mucho diálogo que remite al cine de autor. Rohmer resucitado, bendita sea su gloria. Establecen, por otra parte, un apriorismo significativo: a media que el cine comercial es más "comercial", lo deseable es que el cine alternativo sea más alternativo. O sea, Hollywood o Lissandro Alonso, y en medio, la nada.

Hace unos cinco años, hablando de cómo Internet cambiaría la industria me llamó la atención una frase de la presidenta de un gran estudio americano, no lo recuerdo, en el que pronosticaba que desaparecerían las películas "medias" y continuarían existiendo las super producciones y el cine independiente, que sería cada vez más independiente. Otero y Fez hacen de la necesidad virtud. Mientras muchos directores expertos en moverse en ese tipo de películas lamentan la desaparición de esta franja de producción, y yo creo sinceramente que es una pena, los activistas celebran el regreso del underground. De momento, me temo, es más teórico que realista, pero desde luego cabe vaticinarle un ancho futuro al cine de guerrilla quizá no tanto por cuestiones de ímpetu artístico o filosofía existencial de los nuevos cineastas sino porque no queda otra.

En su panfleto, dicen más cosas. Según ellos, el humor sería el nexo de unión en este nuevo movimiento, un tanto difuso aun, todo hay que decirlo, y proponen que el "largo sea el nuevo corto" al argumentar que cuesta lo mismo un corto en 35 que un largo en digital. Es más contundente de lo que puede parecer, de una tacada, los autores pretenden finiquitar el formato tradicional de los principiantes para que salten directamente al largo. Cuando leo estas cosas, nunca puedo dejar de pensar en Kiarostami diciendo que al principio pensó que las cámaras digitales provocarían una explosión de creatividad en el cine y, vistos los resultados, agradecía que hubiera productores que seleccionaran aquellos con talento, o cierta pericia. Suponer que el talento va a crecer con un sistema u otro es iluso, lo interesante es que el talento, porque es vocacional, surgirá ya sea con un corto carísimo subvencionado por el ministerio como con uno mucho más barato realizado artesanalmente. El talento es lo único que no se compra con dinero y por desgracia, escasea.

En este panfleto con ansias de inaugurar un movimiento, la afirmación quizá más atrevida es la de proponer una estética: que debe rechazar "todo artificio y opulencia en perfecta sintonía con los tiempos de crisis". O sea, a tiempos pobres, cine pobre. Esto recuerda mucho al mumblecore con su "distinguida pobresa" y es lógico. Otero y Fez, de hecho, animan a quienes sueñan con hacer cine a hacerlo sin más y proponen Internet como ventana y las redes sociales como forma de promoción para aquellos, muchos, creadores que son ignorados por los medios grandes y tradicionales. Al mismo tiempo, probablemente con el ejemplo del fracaso de taquilla de Extraterrestre en mente, plantean la dicotomía entre resonancia en las redes sociales y resultados en los cines. Lo plantean, sin más, es un debate interesante sobre el que hablaré en breve. Debo decir, de entrada, que no estoy a favor del artista-propagandista que pasa más tiempo dándose bombo que creando.

Hay quien considera Internet la panacea, no es mi caso. Tampoco creo que las redes sociales, glorificadas ahora, vayan a cambiar el mundo. Hay quien tiene demasiada prisa por cargárselo todo y me aburren mortalmente esos apóstoles del "nuevo mundo" que creen que internet resolverá todos los problemas y los malos serán castigados y los buenos recompensados. Dentro de diez años las cosas cambiarán, pero no tanto, al fin y al cabo sigue habiendo creadores, público y algún tipo de intermediario entre ambos. Aquí, desde luego, estoy yendo más lejos que los propios autores, que con su manifiesto vienen a aplaudir el triunfo de la creatividad ante la adversidad y a llamar la atención sobre el hecho incontestable de que también es posible hacer cine de otra manera, porque lo es. El cine "low cost", como llaman a su certamen, es el futuro inmediato. Sería estupendo si a estos buenos augurios, se sumara el esfuerzo y el talento. Ya lo decía David Trueba hace poco, Almodóvar o su hermano dirigieron sus primeras películas con menos dinero. Lo que no tengo tan claro es si, por el camino, todos nos hemos vuelto un poco más perezosos.

pd. La lista de participantes en el Festival es suculenta, desde notables habituales como Vigalondo, Jordi Costa y Juan Cavestany pasando por los pujantes Venga Monjas y la indiscutible estrella del momento: Miguel Noguera. Se recomienda no perdérselo.

Image: MadridFoto toma el Matadero

MadridFoto toma el Matadero

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