'Star Wars Squadrons', guerra estelar en realidad virtual
El nuevo juego de la franquicia de Disney se centra en los combates con naves espaciales, ofreciendo una experiencia muy concisa que saca el máximo partido a la realidad virtual
Después de la destrucción de Alderaan por la primera Estrella de la Muerte (hechos acaecidos en la película original), el capitán Lindon Javes deserta del imperio al negarse a destruir los transportes con refugiados que escapaban del planeta, ofreciendo a los rebeldes conocimiento de los protocolos de la flota para ganarse su confianza. Cuatro años más tarde, tras la batalla de Endor (al final de El Retorno del Jedi), Javes es ascendido a comandante de la nave Temperance y su escuadrón de élite, Vanguard, que acomete misiones para completar el misterioso proyecto Starhawk. Sin embargo, en las filas de los remanentes imperiales, Terisa Kerill, la antigua protegida de Javes, pone a punto su propio Destructor Estelar y su escuadrón Titan para dar caza al traidor en un juego de ajedrez que engloba a toda la galaxia.
Star Wars Squadrons es un proyecto de dimensiones y ambiciones más reducidas que Jedi: Fallen Order o los Battlefront, completamente centrado en combates entre naves espaciales. Sin embargo, en ese aspecto, tiene mucha más profundidad de lo que podría parecer a primera vista. El principal componente estratégico está encapsulado en la posibilidad de redirigir la energía de la nave a tres elementos diferentes: el motor, las armas y los escudos. Bascular entre uno y otro dependiendo de la situación puede darte la ventaja necesaria en un momento determinado para salir victorioso en una escaramuza. A este pilar se le suma una galería de diferentes naves, empezando por los icónicos X-Wing y TIE Fighter, con la posibilidad de personalizar todo su equipamiento, lo que aumenta la flexibilidad de manera exponencial. La campaña hace una buena labor a la hora de introducir todas las características jugables una a una para que no abrumen, pero aun así, comprender y dominar todas las complejidades de los sistemas es un proceso que puede extenderse en el tiempo.
Aunque no es un periférico exigido, es evidente que el juego ha sido diseñado con la realidad virtual en mente. La posibilidad de mover la cabeza y explorar todo el campo de visión desde la cabina ofrece una perspectiva muy valiosa sobre las limitaciones propias de la pantalla plana. La acción en Squadrons durante sus batallas más épicas puede llegar a ser caótica, con docenas de ágiles aeronaves volando a grandes velocidades como un enjambre de avispas mientras gigantescas naves capitales lanzan torpedos de iones que pulverizan todo a su paso. El desafío constante es poder orientarse bien y saber anticiparse al movimiento del enemigo, y aunque el instrumental de la nave resulta una ayuda imprescindible, nada puede compararse a la posibilidad de seguir la trayectoria desde la propia cabina. Más allá de la sensación de inmersión, que es plena, este es una claro ejemplo de cómo la realidad virtual eleva la experiencia jugable ofreciendo más estímulos sensoriales para poder responder con mayor celeridad y precisión a los retos que el juego va proponiendo.
Durante el trascurso de la historia el jugador va alternando entre los escuadrones Titan y Vanguard, obteniendo las dos caras del conflicto y siendo partícipe de las tretas que los dos bandos se tienden para intentar sorprender al contrario. Los diseñadores de EA Motive, el estudio responsable, han tratado de componer misiones con objetivos variados que sepan romper la acción en el momento preciso, y han resultado exitosos en gran medida, aunque el planteamiento de juegos como Ace Combat 7: Skies Unknown, del mismo género, sigue siendo superior. La trama es la típica de Star Wars, pero se nota el esfuerzo que se ha puesto en construir a los personajes. La ira de Kerill ante la traición de su mentor resulta palpable, una motivación que a veces le juega malas pasadas y le lleva a caer en provocaciones tácticas, pero que también le insufla la determinación necesaria para saber revolverse y diseñar una contraofensiva eficaz. Es un juego del gato y del ratón entre dos comandantes muy capaces, una lucha personal en la fase final de una guerra ya sentenciada, con los apabullantes valores de producción tan propios de una de las franquicias más reconocibles de la cultura popular y un planteamiento que gira en torno a los horizontes que se abren con la realidad virtual.