El sábado 27 la sala Pradillo de Madrid recibe al director de escena italiano Romeo Castellucci. Viene para presentar la edición española de varios textos que él y su hermana Claudia han ido escribiendo a lo largo de los últimos treinta años y que conforman la ideología artística de la celebrada Societàs Rafaello Sanzio, fundada en Cesena (Italia) en 1981, y hoy uno de los más brillantes exponentes en Europa del teatro de imágenes o visual.



Agrupados bajo el título Los peregrinos de la materia, la editorial madrileña Continta Me Tienes (especializada en ensayos y textos escénicos) ha agrupado escritos variopintos de los hermanos Castellucci, traducidos por Carla Matteini: conferencias, manifiestos, reflexiones sobre las representaciones que les ocupaban en cada momento, artículos periodísticos... El resultado es un libro denso, filosófico, por partes diría que teológico, y en cualquier caso obra de interés para todos los que quieran sumergirse en el pensamiento de esta compañía tan singular y, a la vez, tan erudita en sus reinterpretaciones escénicas de textos clásicos.



El libro se abre con la exposición de uno de los credos fundamentos del grupo: la idea platónica de que el arte, frente a la verdad incorruptible de las ideas, contribuye a hacer más engañosa todavía la realidad que vemos, pues pretende reproducirla y superarla. Por ello, desde sus orígenes en el teatro los Castellucci abrazan la iconoclasia, defienden un teatro que no sólo rechaza la representación del mundo, sino que tienen la firme decisión de romper con éste: “Necesitamos volver a empezar algo desde el principio”, dicen.



Pero, ¿cómo abordar este planteamiento que cuestiona la propia naturaleza del teatro? De la hoguera iconoclasta sólo salvan en un principio la fábula o la parábola como fórmula o estructura a la que agarrarse para desarrollar el teatro que buscan. En la fábula encuentran figuras inexplicables y enigmáticas, pero compartidas y comprendidas por toda la humanidad, por los muy cultos y los que no lo son tanto y eso les gusta. Es la época en la que la compañía inaugura un ciclo de representaciones que remiten a relatos míticos de Mesopotamia: El descenso de Inanna, Gilgamesh, Isis y Osiris.



El libro está lleno de citas sorprendentes. Y hay comparaciones pasmosas, como la que establece Claudia entre el artista y el militar: “En caso de guerra el artista no puede limitarse a declaraciones , firmas, cine moral... El moralismo es una de las actitudes más engañosas de la guerra vivida por quien está fuera. En otras palabras, el arte, y la producción intelectual en general, no ha estado ni está a la altura de la guerra: sus propuestas son grises, insulsas, pálidas, inservibles. Los militares y los religiosos son mucho más seductores”. Y esto lo suelta en Zagreb, en 1995, justo un año después del estallido de la guerra yugoslava.



Tras las obras sobre mitos, entran de lleno con producciones shakespearianas de Hamlet y Julio César, título éste último que despierta en Romeo un interés por el estudio de la oratoria, pues la obra, piensa, es “en síntesis, una buena puesta en escena de la retórica”. Y así, en la puesta en escena hace que un actor se introduzca por la nariz un endoscopio a fin de que el espectador pueda ver como vibran las membranas y las cuerdas vocales cuando habla, a la vez que elige a un actor con tracotomía para el discurso político que Antonio tiene en la obra.



La primera vez que tuve noticia de esta compañía en España fue con Génesis, en el Central de Sevilla, por el 2002 Lo recuerdo todavía porque pocos espectáculos me han impactado de aquella manera, con un relato escrito a partir del primer libro del Antiguo Testamento. Castellucci como es habitual en él no ofreció una interpretación literal del texto, sino que sustituyó a Dios por Lucifer, hizo aparecer a Auschwitz como la más extrema génesis humana, y terminaba con un acto dedicado a Caín, el primer homicida de la historia. Era una hermosa composición escénica, en blanquísima escenografía con actores vestidos en negro y con la música estruendosa de Scott Gibbons, su habitual colaborador en estas lides.



Leyendo ahora las anotaciones de Romeo sobre este espectáculo creo comprender un poco mejor las ideas que han inspirado al director y a Claudia, la dramaturga de la compañía junto con Chiara Guidi: “Este Génesis no es solo el bíblico, sino también el que muestra (en escena) mi pretensión retórica de rehacer el mundo: pone en escena mi parte más vulgar: el artista, el que quiere robar la última de las sephiroth a Dios: la más importante. El secreto a voces es precisamente este: robar a Dios”.



Societàs Rafaello Sanzio ha crecido en notoriedad, especialmente en los festivales internacionales, y ha ofrecido espectáculos cada vez vibrantes e impactantes, como su Divina Comedia, dividida en tres partes (Infierno, Purgatorio y Paraíso), que dejó anonadados e incómodos a los espectadores por la crudeza de algunas de sus escenas. El grupo a la vez que ha ido expulsando de sus obras la palabra, ha ido ganando en un depuradisimo uso de las imágenes y los planos secuencia y en el planteamiento de asuntos que nos afectan profundamente.