Stanislavblog por Liz Perales

Cultura o entretenimiento

31 octubre, 2013 13:47

El propietario de un teatro de provincias me recordaba hace unos días un asunto con el que continuamente me topo como periodista: cuál es el criterio que decide qué obras de teatro son consideradas mero 'entretenimiento' y qué obras entran en el ámbito de la 'cultura'. Es un tema más importante de lo que se cree, pues afecta a la promoción y la publicidad de los espectáculos, al acceso a las subvenciones públicas y también a la consideración social de los artistas que se ven implicados.

¿Es el musical El Rey León (Lope de Vega) un entretenimiento o un espectáculo cultural? Está dirigido por Julie Taymor, prestigiosa directora de teatro y cine y una especialista del arte de los títeres. ¿Es El crédito (Maravillas) un mero divertimento para pasar el rato o una de las mejores comedias que ha escrito uno de nuestros dramaturgos más internacionales? Y Brokers, de Yllana (Alfil) ¿cómo lo clasificamos? La lista de ejemplos puede ser interminable.

[caption id="attachment_227" width="450"] Escena de la función 'Brokers' de Yllana[/caption]

En realidad, las dudas surgen con los espectáculos que se programan en los teatros comerciales, porque los que se ofrecen en los teatros públicos y las salas alternativas están libres de sospecha. La 'oficialidad' o la 'marginalidad' del contenedor (es decir, del teatro) aprueba automáticamente la entrada de la obra y de sus intérpretes en el Parnaso.

Pero la frontera entre las obras que se programan en unos y otros teatros es cada vez más tenue. Algunos ejemplos así lo manifiestan: Agosto, que Gerardo Vera dirigió en el Centro Dramático Nacional (CDN) con Amparo Baró y Carmen Machi, fue uno de los grandes éxitos comerciales de Broadway. Maridos y mujeres, de Woody Allen, que abrió temporada este año en La Abadía, más de lo mismo. Y qué decir de los musicales Follies o Sweeney Todd (éste último calificado como “las disonancias musicales más rentables de Broadway”) que Mario Gas dirigió en el Español.

El asunto es especialmente revelador con un género tan nuestro como la zarzuela. Si lo produce el Teatro de la Zarzuela, no hay duda de que La verbena de la Paloma o cualquier otro título merecerá una reseña en un suplemento cultural; si es una producción privada,  sin intérpretes de prestigio, ya puede abrigar pocas esperanzas de alcanzar algún impacto mediático.

[caption id="attachment_228" width="450"] Escena de 'Agosto'[/caption]

Respecto a los artistas, llama la atención cómo actores con gran tirón popular no alcanzan consideración y prestigio hasta que no actúan en teatros públicos. Un ejemplo relativamente reciente fue el de Massiel, incorporada a Follies. Me viene a la memoria Nonhlanhla Kheswa, la maravillosa actriz que interpretaba El traje, de Peter Brook; el director la había repescado del musical El Rey León de Broadway. Y qué decir del difunto Manolo Escobar, un hombre del que pocos dudarán que es un artista muy popular, pero cuyo'reconocimiento cultural' le llegó al final de su vida, cuando el dramaturgo Marc Rosich y el director Xavier Albertí le escribieron un precioso espectáculo a su medida: De Manolo a Escobar, consiguiendo así que lo programaran en los teatros oficiales de toda España.

Es paradigmático cómo afrontan los americanos este asunto. Ellos emplean sin complejos el término de show bussiness para referirse a la industria del espectáculo en su conjunto. Aquí, por el contrario, sería contraproducente referirnos al sector como 'industria del entretenimiento', y optamos por hablar de 'industrias culturales'.

Visto lo visto, no me parece aventurado decir que la 'cultura' no se entiende hoy en nuestro país como un concepto antropológico. En contra de lo que muchos defienden, la cultura es hoy un concepto político-administrativo, ya que son las administraciones públicas quienes otorgan el marchamo a artistas y obras. Si fuera productor y quisiera obtener la preceptiva denominación de 'producto cultural' para mis obras, no lo dudaría, intentaría procurarme al menos uno de los siguiente requisitos: una subvención oficial o haber entrado en el catálogo del plan Platea, representar la obra en un teatro oficial o alternativo, e incluir a algún artista con cierto halo 'intelectual'.

 

Image: Vicente Aranda

Vicente Arand: "Mi sino siempre ha sido estar rodeado de mujeres"

Anterior

Overgrounds

Siguiente