Stanislavblog por Liz Perales

Cierra la sala El Sol de York

25 julio, 2014 12:22

El mes de julio se despide con una mala noticia, el cierre de la sala El Sol de York, en el barrio de Chamberí, año y medio después de que fuera abierta. Su promotor Javier Ortiz me confiesa que no puede pagar el alto precio del alquiler. Y añade: “No hemos podido resistir. Hemos desarrollado nuestro modelo de negocio en unas condiciones de mercado puro y duro y no ha podido ser”. La crisis trajo un aluvión de apertura de pequeñas salas de teatro y, ahora, que el Gobierno habla de recuperación económica, llegan noticias como ésta. ¡Qué paradoja!

Retrocedamos. En Navidades de 2012 Ortiz abrió la sala en la calle Arapiles, con un aforo de 170 butacas.  El nuevo teatro era fruto del mecenazgo de Julio Amuriza, egiptólogo y propietario del local, que venía destinándolo a conferencias y otras actividades artísticas. Al retirarse quiso que el espacio siguiera teniendo un uso cultural y fue su hijo, el arquitecto Jaime Amuriza y aficionado al teatro, quien decidió que fuera una sala. Buscó otros socios, contrataron a Javier Ortiz como gerente, y tras un año de obras y de gestiones burocráticas para obtener las autorizaciones pertinentes, abrió al público.

[caption id="attachment_551" width="347"] La sala cierra solo un año y medio después de su apertura[/caption]

Entonces Ortíz declaró: “Queremos que El Sol de York sea un contenedor cultural, vamos a ofrecer teatro infantil y de adultos, cine y una escuela de teatro. También estamos abiertos a todo lo que el público nos proponga, a estudiar cómo organizar actividades de su interés”. Contemplaba amortizar los espacios (3 salas de ensayo) mediante su alquiler para diversos eventos.

En todo este tiempo Ortiz ha sido el único empleado de El Sol de York, lo ha hecho todo menos los espectáculos: programaba, dirigía, era jefe de sala, taquillero, se ocupaba de las relaciones institucionales, medios de comunicación, producción… Mientras escucho el relato de sus múltiples tareas me viene a la cabeza El gran espectáculo de Buster Keaton, en la que el actor hace de tramoyista de un teatro que sueña que dirige una orquesta y es a la vez músico de la misma, pero también público y un sinfín de personajes más.

El director se propuso que en su sala los actores cobraran por su trabajo lo estipulado en el convenio de la Unión de Actores, en un momento en el que hasta los teatros oficiales han impuesto que estos cobren dependiendo de la recaudación de la taquilla. Respecto a sus socios y propietarios del local, considera que han sido generosos hasta hoy, ya que es ahora cuando por razones que no vienen al caso han decidido explotarlo a precio de mercado, exigiéndole un alquiler que no puede pagar y otras condiciones económicas que le resultan imposibles de asumir. En todo este tiempo Ortiz no ha cobrado un duro.

-¿Qué ha aprendido de esta experiencia?

-Muchísimo. Sobre todo, la necesidad que tienen los espacios con una oferta cultural de ser gestionados profesionalmente. También que es urgente un nuevo discurso, como el de pagar un salario a los actores, no me gusta el voluntarismo. E, importantísimo, hay que desarrollar políticas de captación de públicos. Desde El Sol de York hemos colaborado con asociaciones de vecinos, hemos buscado contactar con diferentes colectivos, conocer a los habitantes del barrio para crear una comunidad de clientes.

-Y, desde el punto de vista artístico ¿cómo evalúa el panorama?

-Hemos programado cosas mejores y peores, y cosas que creíamos estupendas no han funcionado. Esto es una ciencia inexacta. Hay un aspecto en el que creo que caminamos en una dirección equivocada, me refiero a la multiprogramación de las salas. Si el modelo es seguir el ejemplo de lo que hace Fringe, Talent o Almagro Off, me parecen proyectos que no son rentables y que exigen un gran sacrificio a los actores para programar un solo día su espectáculo, a fin de que vayan a verlo su círculo de amigos. Otra cosa es pretender la explotación intensiva del espacio, como hace por ejemplo el teatro Lara, que además aplica una eficaz gestión de marketing.

-Creía que El Sol de York también había optado por la multiprogramación.

-Programábamos varios espectáculos, pero todos ellos estaban de jueves a domingo. Nunca hemos programado una obra un día, para ver cómo funciona y continuar con ella si va bien.

-¿No ha pensado en pedir ayuda a las administraciones públicas?

- Hay subvenciones para salas que llevan funcionando dos años. Nosotros no hemos aguantado. De haberlo conseguido, habríamos aplicado un sistema de financiación nuevo y, estoy convencido de que nuestro modelo de negocio habría funcionado.

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