La semana pasada se estrenó en el Matadero de Madrid Desde Berlín, tributo a Lou Reed, escenificación teatral de uno de los discos más melódicos y tiernos del artista, Berlín. Los actores Nathalie Poza y Pablo Derqui interpretan una historia, como era de suponer, de yonquis. En los 80 y en los 90 conocí muchas historias de yonquis y casi todas resultaron sórdidas y banales. Antes de la eclosión de la sociedad de consumo juvenil viajar a los paraísos artificiales había sido cosa de unos exclusivos bohemios y literatos excéntricos, pero a partir de los 80 tomar drogas se convirtió en una moda y fueron muchos los jóvenes de grandes y pequeñas ciudades que se divertían con ellas. Había toda una mitología al respecto, capitaneada principalmente por bandas de rock que se distinguían por ponerse hasta las trancas de jaco u otras sustancias (Los Stones, Janis, Nick Cave, Iggy Pop, The Clash… en suelo patrio Camarón, Antonio Vega  (entonces en Nacha Pop)...) y ,entre estos, destacaba Lou Reed, el que más glamour le echó a la heroína.

Como material dramático estas historias me resultan hoy previsibles, cortadas con el mismo patrón del exceso y el malditismo: amor y diversión, enganche, ambiente degradante, relación tormentosa, final trágico... En la obra, Nathalie Poza da vida a la prostituta Caroline, y Pablo Derqui a Jim, recién salido de la cárcel, se conocen en el Berlín Oeste cuando aún estaba dividido, se enamoran y se van a vivir juntos, pero su adicción a la droga, como estaba previsto, les lleva de viaje a los infiernos. Lou Reed emplea diez canciones para contarla y, por eso, Berlin se define como álbum conceptual. Sin embargo, cuando se escucha el disco, por arte de magia la sórdida historia alcanza una altura trágica emocionante. Es uno de los trabajos más intensos del músico, con arreglos dramáticos que combinan momentos contemplativos y melódicos con otros muy tormentosos. Sobre la base rock de las guitarras desgarradoras que distinguen el sonido de Lou, se añaden piano, sintetizadores y la batería. Reed grabó el disco en Inglaterra y lo publicó en 1973, pero fue maltratado por la crítica. Dicen que por eso,  y aunque contiene algunas de sus canciones más célebres como How Do You Think It Feels, Lady Day o Sad Song, no lo interpretó nunca de forma completa hasta 2006. Entonces lo volvió a tocar en Nueva York para la película documental de Julian Schanbel, en una versión más operística en la que incluyó instrumentos de viento y un coro, y en la que colaboró Anthony (de The Johnsons) y la actriz Emmanuel Seigner en el papel de Carolina.

 Sospecho que este documental de culto de Schanbel ha inspirado la versión escénica que Andrés Lima ha dirigido, pues recurre al mismo recurso que el cineasta neoyorquino para filmar el concierto con los músicos: introducir vídeos de la pareja como telón de fondo mientras los intérpretes actúan en primer término. El diseño escénico es elegante y eficaz. Lima ha llevado a la pareja a una habitación presidida por una cama. Las paredes de la habitación actúan como pantallas en las que se proyecta el papel pintado que las decora (y que cambia de colores conforme cambia la temperatura emocional de la obra), pero en otras ocasiones es una videocreación que alterna imágenes de  la pareja andando por la calle, o de cada uno de los personajes, o imágenes extrañas naturalezas. Por cierto, la escenografía la firma Beatriz San Juan y el vídeo Miguel Angel Raió. En estas pantallas se impresiona en ocasiones las letras de las canciones. Pero aunque la factura del espectáculo es buena, son los actores quienes le dan valor, ya que se trata de un trabajo arriesgado, no es fácil mostrar la intimidad de una pareja y resultar verosímiles: Nathalie (Caroline) está hermosa, valiente, visceral, se atreve a tocar algunas canciones al piano y a cantarlas en inglés. Y Pablo (Jim) también compone un personaje de amante y maltratador pusilánime muy convincente.

Me gusta que Lima no haya intentado un recital, sino una recreación dramática del álbum. Más o menos, las canciones siguen el mismo orden que el disco de Reed, aunque el director ha incluido Perfect Day (maravillosamente interpretada por Anthony) y Sweet Jane, que no corresponden a Berlin. El texto dramático lo firman Juan Villoro, Juan Cavestany y Pau Miró, muchas manos ha necesitado Lima para armar una dramaturgia sobre una historia que ya está en las letras del álbum.