Stanislavblog por Liz Perales

Los Margallo, performistas prematuros

16 enero, 2015 12:36

Cada temporada cumplo religiosamente con la familia Margallo. No me canso de ir al teatro a que me cuenten su vida. Casi siempre hacen lo mismo, relatan anécdotas de la farándula que han protagonizado, pero lo hacen con tanta gracia y estilo que sé de antemano que voy a disfrutar con ellos. Pareja artística y matrimonio en la vida real, los Margallo son dos performistas prematuros con muy buen humor que no distinguen entre vida y teatro; es una actitud por la que les he cogido cariño irremediablemente y presiento que el público que va a verles siente algo parecido. 

En ¡Chimpón! (Teatro Valle-Inclán), Juan Margallo y Petra Martínez se han dejado dirigir por su hija, Olga. Se presentan como dos viejecitos encantadores, van en silla de ruedas y pasan revista (con fotografías suyas antiguas proyectadas) a lo que ha sido su itinerario. Comenzaron en los 60 con Tábano y el llamado teatro independiente y contestatario y han pasado toda su vida de escenario en escenario, así que tienen un amplio anecdotario poblado de personajes e historias. Hace tiempo que lo cuentan en los escenarios, anticipándose así a los performistas teatrales que tan de moda se pusieron en el 2000, con la diferencia que la vida de los Margallo es un despiporre y nos alegra la nuestra. Una vida guiada por una feliz filosofía que Juan resume así en el espectáculo: “aunque ustedes no se lo crean, nosotros hemos vivido de la risa”. Recuerdo un montaje muy anterior, Classyclos, en el que insistían en esta idea: uno de los personajes (creo que también era Juan) se quejaba de las estrecheces económicas que sufrían los actores, siempre sin un duro, pero remataba: “Y lo que nos hemos reído”.

Los Margallo son dos pícaros singulares; su técnica para provocar la diversión se basa en la desmitificación de los hechos y en la descripción crítica de estos, de forma que parezcan absurdos y se ponga de manifiesto las contradicciones de los personajes. Hay un momento en el que Olga le pregunta a Juan por qué firma un manifiesto contra la fiesta nacional: “Pero ¿qué te han hecho los toros?”, le pregunta ella. Él contesta que ha firmado otro a favor, y que en realidad firma muchos. “Sï”, dice ella, “hasta firmaste uno contra la paga extraordinaria del 18 de julio”.

Otro capítulo gracioso es cuando Juan desgrana sus idealistas tentativas empresariales en los 60 como abanderado de un “teatro moderno”, “de anticipación”, de “riesgo” que acabaría con el teatro burgués imperante. Recuerda que lo más innovador fue el “teatro cerradura” que conoció  del chileno Ítalo Ricardi, y de la que hace una descripción simpatiquísima. “Nos íbamos a forrar pero sólo lo podían ver cuatro o cinco espectadores”.

Son muchas las historias que caben en un espectáculo de casi hora y media, pero el final está por llegar. La pareja ya ha saludado, las luces de la platea se han encendido y los actores vuelven a salir, quieren mantener una conversación con el público, no se quieren ir. Juan quiere seguir contando sus batallitas, Petra le dice que no se enrolle, que al grano…. Ahora, sin máscaras ni luces, en el escenario de la vida, siguen arrancando la risa a los espectadores. 

 

 

Image: Dejad a los actores actuar: Julianne Moore

Dejad a los actores actuar: Julianne Moore

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