[caption id="attachment_888" width="560"] Alento & Zaguán, del Ballet Nacional de España. Foto: María Alperi.[/caption]

La semana pasada el Ballet Nacional de España (BNE) estrenó en la Zarzuela de Madrid Alento y Zaguán, un programa doble de danza clásica y flamenco, de los que reaniman los sentidos y en el que se detecta ambición por ofrecer un baile vivo y de nuestro tiempo. El espectáculo está ejecutado por un cuerpo de bailarines virtuoso y de bella estampa que, además, está muy bien arropado: el vestuario es extraordinario, elegantísimo; y evocadora resulta la iluminación y la escenografía. Pero lo visto me lleva también a reflexionar sobre la encruzijada en la que se encuentra hoy el ballet clásico español frente a una danza tan absorbente y protagonista como el flamenco.

Como es sabido, la danza clásica española es un género único que sólo se baila en nuestro país y que goza de gran reconocimento internacional. Pero actualmente atraviesa por un momento crítico, y aunque afortunadamente todavía contamos con bailarines que sepan ejecutar su repertorio, apenas quedan compañías en las que estos puedan anidar. La excepción es quizá el Ballet Nacional de España (BNE), creado hace unos 40 años por el Ministerio de Cultura. El malagueño Antonio Najarro lo dirige, y desde él se ha propuesto recuperar piezas clave del repertorio, a la vez que da la oportunidad a nuevos coreógrafos de hacer nuevas aportaciones.

Antonio Najarro presenta Alento&Zaguán.

Ahora le ha tocado el turno a la creación actual. Si en Alento el director del BNE abre el género a las influencias de la danza contemporánea y al musical americano, los coreógrafos de Zaguán, -La Lupi, Mercedes Ruíz y Marcos Flores-, trasladan sus cuadros flamencos a un ambiente romántico y tabernario, de comienzos de siglo XX, en el que se acomoda sin problemas la célebre Soleá del mantón, la pieza que ha hecho famosa a Blanca del Rey.

Naranjo compone una coreografía equilibrada en su estructura y dramatización, en la que ha fusionado fragmentos de trabajos suyos anteriores que hizo para su compañía, como Jazzing Flamenco y Tango Flamenco. La partitura es de Fernando Egozcue, y creo que alcanza sus mejores momentos cuando la guitarra se hace protagonista.

El espectáculo lo abre todo el cuerpo de baile con Origen, una pieza de simetrías bien trazadas que los bailarines ejecutan de manera enérgica,  mientras desde las alturas una enorme tela ondea sobre sus cabezas a modo de nube componiendo una poética y bella escena. A continuación, se alternan coreografías en pareja (Luz); del grupo femenino (Ánimas), en la que visten una original bata de cola de color morada que se desmonta y se convierte en mantón; el grupo masculino (Acecho), cuyo baile me trajo el aroma de West Side Story, por los giros y maneras de los bailarines; o el solo de Aloña Alonso (Ser),  ejemplo de la decantación que cobra el baile clásico español hacia la danza contemporánea. Culmina el espectáculo Alento, donde vuelven todos los bailarines ahora para danzar en ocasiones sentados, también para mostrar el original y virtuoso uso que hacen de la castañuela o exhibir unos movimientos de brazos que traen un aire de Kylian.

El coreógrafo se da maña para resolver las transiciones de los cuadros. Y es sorprendente el partido que saca al vestuario, original de Teresa Helbig, ya que muchos trajes se deconstruyen permitiendo a los bailarines transformar o introducir en su estilo de danza movimientos novedosos y abrir así caminos coreográficos inesperados. El equipo artístico se completa con Nicolás Fischtel, autor del diseño de escenografía y la  iluminación.

Respecto a Zaguán es un retablo de cuadros flamencos muy estilizados y con un tratamiento moderno, interpretados por un numeroso conjunto como rara vez se ve. La música es original de Jesús Torres y está muy bien entonada por los cantaores Sebastián Cruz y Jesús Corbacho. Como en el anterior, la estética está cuidada hasta el mínimo detalle. La diseñadora de vestuario, Yaiza Pinillos, hace un trabajo esplendoroso, ideando unos trajes de época bellísimos que son un regalo para la vista, en los que ha empleado tejidos variados, como sedas, satenes, puntillas y encajes

Marco Flores es el artífice de la coreografía que abre el espectáculo, unas seguiriyas poderosas interpretadas por el grupo, que viste en negro, y entre las que intercala con un precioso efecto de cámara lenta un breve baile de escuela bolera; continúa Cantiñas de Córdoba, bailadas con pasión y gusto por Eduardo Martínez y Mónica Iglesias, y en las que por cierto la bailaora luce una impresionante bata de cola roja que mueve con esmero. Marcos Flores ha regalado a los chicos una guajira y milonga que bailan con entrega, mientras los tangos, ideados por la Lupi, permiten lucirse a las bailaoras. El momento más emocionante llega con Blanca del Rey cuando recita su poema al mantón y comienza su célebre “Soleá” cuyo testigo pasa a Esther Jurado, primera bailarina del BNE. Vuelve la alegría en un colorista y poderoso fin de fiesta que interpreta todo el conjunto.

No tengo dudas sobre la solidez e interés de este programa, especialmente para los que quieran aprender a distinguir la danza española del flamenco. Pero ya he dicho anteriormente, que el ballet clásico español atraviesa hoy por un momento crítico, aunque en este espectáculo no se note. Y no sólo por la competencia del flamenco, un género del que se nutre, pero que goza de mayor impacto popular dentro y fuera de nuestro país. También por el escaso interés que el género despierta entre los músicos y compositores. Las grandes figuras de la época dorada de la danza española sedujeron a músicos de primera fila como Falla, Granados, Albéniz... compositores de las piezas maestras del género. Hoy, sin embargo, y aunque hay excepciones, detecto que las creaciones musicales que se bailan actúan más como un mero soporte, de relleno en ocasiones, que como elemento provocador que estimule la creación coreográfica y afiance su evolución. Por el contrario, el repertorio musical del flamenco está claramente definido, tiene unos palos muy concretos y hay mucho donde elegir y por donde experimentar.