[caption id="attachment_1186" width="510"] Luisa Martín, Manuel Galiana y Pedro Miguel Martínez en un momento de la obra. Foto: Sergio Parra[/caption]

Alonso de Santos acaba de estrenar en el Teatro Español En el oscuro corazón del bosque, un texto que ya estrenó hace años pero que en esta ocasión él mismo ha dirigido. Protagonizada por una espléndida pareja de actores como la integrada por Manuel Galiana y Luisa Martín, la obra respira una atmósfera vitalista y positiva e incide en un tema muy presente en las últimas obras del autor: el discurrir de la vida. Construida en torno a la filosofía estoica de Marco Aurelio y la alegría que transmite La flauta mágica de Mozart, es uno de los mejores ejemplos de su teatro poético.

Con más de 50 títulos a sus espaldas, Alonso es uno de los pocos autores de nuestro teatro que ha cultivado un público (aunque yo diría varios públicos, tantos como tipos de teatro ha hecho). Desde sus inicios en este oficio ha manifestado una clara vocación de llegar al mayor número de espectadores posibles, pues ha tenido claro que en este oficio o les interesas o desapareces. Y viene esto a colación porque el día que acudí a ver la función comprobé la veneración con la que un buen número de espectadores, de edad madura, se acercaban después de la función a felicitar al autor, declarándose seguidores de él desde los dulces tiempos de Bajarse al moro y La estanquera de Vallecas.

Esta obra se aleja de aquellos artefactos cómicos que el autor ha seguido escribiendo (me consta que tiene dos en el cajón: La semana cultural y Los jamones de Stalin), para internarse en la comedia más intimista y simbolista, con un toque chejoviano, articulada como una gran metáfora de la vida. Yo creo que hay en este texto mucha autobiografía, razón por la cual no me extraña que Alonso haya querido dirigirla y volcar su pensamiento con mayor exactitud.

Su argumento presenta a dos gatos que sobreviven en un viejo caserón con un hermoso jardín; hasta que dos mozos de un camión de mudanzas aparecen para llevarse los muebles antes de que la propiedad quede derruida. Un ciclo de la vida que se acaba, el representado por los dos gatos que interpretan Galiana y Martín, mientras otro comienza para los jóvenes que encarnan Mariano Estudillo y Marta Guerras.

Y así, la obra es una gran metáfora sobre el ciclo de la vida, de la sangre que muere y se renueva. Pero es también una obra sobre el amor, ese ingrediente esencial que nos identifica, une y da sentido a nuestras acciones. A los viejos gatos desahuciados les espera un futuro incierto, pero deciden sobrellevarlo unidos porque las penas en compañía son menos penas, y las cosas materiales que creíamos tan importantes pierden su valor. Y qué hermoso horizonte se les abre a los jóvenes, qué felicidad descubrir que la vida cobra una nueva dimensión, que nos va a proveer de estimulantes emociones. Un claro del bosque que será ocupado por la maleza, mientras la fuerza de la juventud desbrozará y abrirá en otro lugar uno nuevo.

Hacer de gato no es fácil, pero el autor ha contado con una pareja de actores que con escasas pinceladas construyen verídicamente sus personajes. Uno es Manuel Galiana, que ha dicho que con esta obra se despide de los escenarios. Yo espero que no lo cumpla, pero en cualquier caso corran a verlo, él pertenece a una escuela de intérpretes de los que ya no quedan, cuyo lema es “actuar sin que se note”, o sea, naturalidad y verosimilitud. Por él habla Marco Aurelio, pero también Alonso, con reflexiones sobre la fugacidad de la vida y la importancia del espíritu sobre la materia. Luisa Martín hace una gata pragmática, como suelen ser las mujeres, con los pies en la tierra y simpática. Del resto del elenco destaco también a un asiduo en las producciones de De Santos, Pedro Miguel Martínez, y a Marta Guerras, una bonita y convincente actriz que aventuro ha acertado con su profesión.

El equipo que ha acompañado a Alonso de Santos en esta empresa se completa con Llorenç Corbella en la escenografía, Lorenzo Caprile en el vestuario, Felipe Ramos en la iluminación, y Mariano Martín, en el espacio sonoro. Todos ellos han conseguido ofrecer una producción de buena factura, con una bella apariencia estética.