La Compañía Nacional de Danza, a un palmo de narices
Para el espectador ver las siglas de la CND en un espacio alternativo es, desde luego, una garantía de calidad. Pero lo realmente singular es que el espectáculo ofrece otra manera de vivir la danza. Ver bailar a un palmo de tus narices a un elenco así es revelador: permite detectar cada uno de los músculos que los bailarines accionan en cada movimiento, descubrir el efecto del baile en sus rostros, el maridaje de los cuerpos y los objetos… La proximidad es reveladora para el público y peligrosa para los intérpretes, porque permite mostrar el esfuerzo, el detalle, la belleza, la dificultad, el control… como si les pusieran una lupa de aumento.
Home (Hogar) da título a la obra y es un espectáculo de danza contemporánea confeccionado a medida del espacio por Agnès López y Elisabet Biosca con la colaboración de los bailarines Mattia Russo, Antonio de Rosa, Isaac Montllor, Aleix Mañé y Mar Aguiló, todos miembros del CND. Las dos coreógrafas han ideado una linea dramatúrgica en torno a las cosas que asociamos con el hogar (la comida, la radio, la maternidad, la pareja…) y han adaptado algunas coreografías y escenas desarrolladas en trabajos precedentes por los bailarines.
Lo que se ofrece es un relato breve, una novelita de cuatro capítulos, que se desarrolla en apenas 50 minutos y en cuatro ambientes o habitaciones. Aquí el reto para los bailarines es moverse en un espacio limitado, que constriñe su movimiento y les exige precisión. Comienza a ritmo de la música de Amarcord, en el vestíbulo de La Pensión, donde Aleix Mañé prepara una cómica y particular receta culinaria. Y continúa con la eufórica y mediterránea música de las películas de Fellini en el primer saloncito; es una escena en la que participa todo el elenco, está bien ambientada e iluminada, y en ella se desarrollan distintas historias paralelas de bailarines que juegan con objetos. Culmina con un bello dúo entre Agnès López e Isaac Montllor.
Bello y emocionante es seguir el solo Francine que en la habitación contigua interpreta a continuación Mar Aguiló, envuelta en un tul de novia y con música del Nocturno n.º 20 de Chopin. Es chocante que la bella bailarina termine su solo tumbada en el suelo, arropada por su vestido de novia, y obligando al público a esquivar su cuerpo cuando este abandona la salita para ir a la siguiente. La última escena vuelve a reunir a todo el elenco, y parece mentira que puedan caber todos en torno a una mesa de cenar. Es una pieza energética, que incluye también un dueto entre Antonio de Rosa y Mattia Russo. El espectáculo concluye con alegría, los intérpretes parecen felices. Dice Martínez que este tipo de iniciativas les motiva y sirve para conectarles con otros públicos. Ahora que la CND se ha iniciado en el repertorio clásico con Don Quijote, hay que aplaudir que abra otras vías que le permitan alcanzar un perfil variado y versátil.