Stanislavblog por Liz Perales

Dos que sí entienden de humor

24 agosto, 2018 17:49

[caption id="attachment_2003" width="560"] César Camino y Eloy Arenas en Entiéndeme tú a mi[/caption]

En los finales de agosto descubro en la cartelera madrileña esas fantasías cómicas que maridan estupendamente con el clima y que rivalizan con productos artísticos más refinados. Me refiero a los cómicos Eloy Arenas y César Camino que en el Teatro Lara representan Entiéndeme tu a mí, una sugestiva comedia que nos rescata de la pereza estival gracias a un humor ácido y sin contemplaciones.

Cuando Eloy Arenas, que también es el autor de la obra, cuenta que esta pieza la estrenó hace veinte años en el mismo teatro (con Jorge Roelas) y que la ha desempolvado sin cambiar apenas algunas palabras, me sorprende más aún su frescura y los resortes cómicos con los que está construida. También comprendo mejor ese humor políticamente incorrecto que rezuma y que no es muy habitual en los textos que hoy se escriben.

Entiéndeme tu a mí se compone de cinco escenas que comparten una comicidad radical, descarnada, por lo extremo de sus personajes y situaciones y porque vapulea los principios morales sobre las que se erigen. “La obra es una isla con cinco cabezas”, explica Arenas, “porque los cinco temas que aborda tienen el mismo propósito: la incapacidad de ponernos en la piel de los demás”. Cada escena nos presenta a dos personajes que raras veces alcanzan el entendimiento entre ellos.

En la primera, dos olfateadores de mierda política, es decir, dos manipuladores de partidos políticos enfrentados que se chantajean y se ponen de acuerdo para programar y contraprogramar campañas mediáticas. Inicialmente nos despista lo raro de la situación, -los dos personajes coinciden en un parque con los carritos de sus bebés- pero acabamos riéndonos por la visión desidealizada y mezquina que se nos ofrece del “bello arte de hacer política”.

El segundo asalto juega con los sentimientos: un triunfador no comprende cómo su mujer se ha podido liar con un pobre hombre, bajito, sin ningún atractivo físico, y que vive de vender pañuelos en un semáforo. La obcecación del rico marido cornudo en no entender el atractivo que su mujer encuentra en el vendedor de pañuelos provoca un mecanismo de tira y afloja entre los personajes. El materialista personaje de Eloy Arenas y el idealista de César Camino ofrecen momentos hilarantes; de uno nos hace gracia su falta de sentimentalidad y pasión, y del otro justamente lo contrario, su romanticismo cursi, su comprensión de las emociones.

La tercera escena continúa zarandeando lo moral, ahora en un terreno que tiene que ver con el dinero y lo material. Enfrenta a un “cobrador del frac” que no tiene ningún escrúpulo en perseguir a los deudores con otro que sí los tiene. En la cuarta escena reímos del “disfraz” que ha adoptado Lucía para atraer a su marido, pues, consciente de que este no le presta atención, de que solo le interesan sus amigos, ha decidido someterse a una transformadción sexual para hacerse hombre y captar su interés.

Y la culminación del espectáculo llega con la quinta escena, atrevida, surrealista,  de humor negrísimo y, sin embargo, de gran verosimilitud. Dos tipos accidentados, -uno, sin manos, otro, ciego- conviven en la misma casa y se necesitan para poder hacer las actividades más elementales del ser humano. La exigencia que cada uno tiene del otro provoca momentos hilarantes, la mecánica con la que se mueven, casi marionetas, nos aleja de cualquier elemento conmovedor y, por el contrario, nos lleva directos a la risa.

Cinco cambios de chaqueta y dos sillas son suficientes para esta pareja. Eloy Arenas tiene una acreditada trayectoria en la comedia (no solo como actor, como autor ha escrito un decena); la sorpresa aquí es César Camino, con una fisonomía cómica y unas dotes para el género fuera de toda duda.

Dice Arenas que ha querido rescatar Entiéndeme tú a mí para probar cómo funciona con las nuevas generaciones. La obra -que fue representada en varios países de América poco después de estrenarla por primera vez- lleva ya varias semanas de lleno. También es cierto que Arenas no puede representarla más que un día, los martes, porque el resto de la semana continúa en el elenco de Burundanga en el mismo teatro..

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