'¿Qué fue de Bette y Joan?': dos arpías en acción

¿Qué fue de Bette y Joan? es una entretenida comedia que puede verse en Teatro Galileo en torno a las actrices protagonistas de ¿Qué fue de Baby Jane? Yolanda Arestegui y Goizalde Núñez dan vida a Bette Davis y Joan Crowford en un tour de force divertido que reproduce los chismes que enfrentaron a las actrices en una puesta en escena convencional pero bonita y efectiva de Carlos Aladro. 

Mucho se ha escrito sobre el antagonismo de estas dos actrices, hay bibliografía para aburrir; un duelo alimentado por Hollywood, como también presume la serie de televisión que lo recreó con Jessica Lange y Susan Sarandon: Feud (2017). El británico Anton Burge estrenó en 2011 esta obra de teatro en Londres, titulada Bette and Jane, y poco después las actrices Arestegui y Nuñez hicieron la versión española producida por Jesús Cisneros y dirigida por Aladro. Estuvo de gira y nunca llegó a Madrid. Ahora la han repescado.

La gracia de la obra es ver a Arestegui y Nuñez dando vida a estas dos arpías. Muchos de los episodios que se cuentan son chismes conocidos y supongo que eso gustará a la gente. Pero resulta entretenido ver a Arestegui-Davis soltar las ácidos comentarios que hace de Núñez-Crowford, mientras esta sirve en bandeja de plata su venganza. A las dos las vemos en su camerino, mientras aguardan la llamada de plató donde ruedan ¿Qué fue de Baby Jane? Se dice que fue en esta película donde sus disputas se hicieron insoportables.

Goizalde está estupenda, le da un punto simpático y frívolo a su personaje, pero luego nos descubre a una mujer inteligente, hecha a sí misma que logró salir de unos orígenes familiares pobretones, tiene conciencia de estrella y su sonrisa artificial esconde a una manipuladora de tomo y lomo. Arestegui lo tiene más difícil, tiene que batirse con el arisco y contundente carácter de Davis, más franca en sus odios y amores, también más hermética emocionalmente porque resulta menos sentimental, pero una personalidad de las que corta el aire con su presencia.

La pega de este montaje es que la obra transcurre en muchas ocasiones como dos monólogos separados, cada una nos cuenta sus glorias y derrotas desde su camerino. Hay pocos momentos en los que las dos actrices se encuentran y es cuando realmente podemos disfrutar del combate.

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Respecto a la puesta en escena, recuerda fotografías del rodaje de la célebre película. La escenografía está bien resuelta, con detalles estupendos como la célebre nevera de Pepsi-Cola de Crowford. La firma Anselmo Gervolés, que ha sabido vestir a las actrices con un cuidadoso vestuario.