'Full moon'. Foto: Théo Schornstein.

'Full moon'. Foto: Théo Schornstein.

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'Full moon', la fascinante búsqueda de las fuentes de la danza de Josef Nadj

El Festival de Almada en Portugal ha comenzado con un espectáculo de danza, que viaja a la prehistoria para imaginar los orígenes del movimiento humano.

13 julio, 2024 16:36

El Festival de Almada (Portugal) ha concentrado algunos de los invitados internacionales más célebres de su programación en este fin de semana, coinciden nada menos que el norteamericano Bob Wilson, el alemán Peter Stein y el serbio afincado en París, Josef Nadj.

El comienzo no ha podido ser mejor. Qué gran espectáculo de danza nos ofreció ayer noche la compañía de Nadj. Full moon (Luna llena) es un viaje a la prehistoria a fin de imaginar los orígenes del movimiento humano. Un planteamiento de gran ambición artística porque ¿qué sabemos de las fuentes de la danza, cómo puede eso tomar forma?

Nadj y sus siete bailarines lo investigan, lo desarrollan y lo muestran siguiendo la fórmula de menos es más: en un escenario vacío se congregan los danzantes africanos semidesnudos para evolucionar desde el pequeño gesto al movimiento y, de ahí, al baile arrollador y de fascinante plasticidad de esta formación.

'Full moon'. Foto: Théo Schornstein.

'Full moon'. Foto: Théo Schornstein.


Full moon es el segundo título de la trilogía que el coreógrafo de origen serbio inició en 2021 con Omma (término griego que se traduce por ojo o mirada). Él ha explicado: “Con Omma hice tabla rasa (con sus intereses artísticos anteriores), quise intentar un retorno al origen de la danza, al origen del movimiento y tal vez investigar por esa vía el origen de la humanidad”.

Para ello formó una compañía con bailarines de Mali, Costa de Marfil, Senegal, Burkina Faso, República del Congo y República Democráticas del Congo en la idea de que ellos le permitirían confrontarse con una civilización desconocida, la del continente africano, donde se sitúa el origen de la humanidad.

Esa línea de investigación continúa en Full moon, los miembros de la compañía son los mismos, a los que se une Nadj en un espectáculo de estructura inspirada en las cuatro fases lunares. Una primera parte es el despertar del gesto, cuando los bailarines aprenden y hacen evolucionar signos mímicos que Nadj, a la manera de un maestro o brujo con la cabeza cubierta por una máscara sin rostro y vestido con su eterno traje oscuro (casi siempre aparece así en sus obras), les introduce. No hay música, sino zumbidos, fondos broncos, sonidos intermitentes. La luz ilumina solo lo que se mueve.

Conforme el espectáculo avanza, los movimientos se hacen cada vez más complejos, entra la percusión con objetos varios, y entonces los bailarines evolucionan con bailes que recuerdan algunas danzas africanas con un toque estilizado.

Luego oímos un bajo, más tarde una pieza musical de estilo pasacalle que los bailarines ejecutan con juegos coreográficos cada vez más exigentes, de gran esfuerzo físico; alguno de estos me evocó una mítica fotografía de los años setenta de la agencia Magnum sobre un guerrero africano aupado en los hombros de los miembros de su tribu. Nadj permite que cada bailarín nos ofrezca una exhibición individual de lo que mejor sabe hacer. Son impresionantes, descubrimos gestos y movimientos inusitados.

En la parte final, el coreógrafo echa mano de las máscaras que tanto le ha gustado emplear a lo largo de sus trabajos anteriores. Escuchamos música de jazz, los bailarines visten ahora traje, como Nadj, y también llevan unas máscaras soberbias, preciosas.

'Full moon'. Foto: Théo Schornstein.

'Full moon'. Foto: Théo Schornstein.

Es como si se hubieran apropiado de todo lo que el maestro les ha ido enseñando. Parece un final abierto, como una invitación a que todavía queda por desarrollar una tercera pieza que nos hablará justamente de este género musical nacido en Norteamérica.

La compañía de Nadj se prodiga poco por Madrid. Si hago memoria, solo lo he visto actuar en la capital en el Festival de Otoño, en 2005, con Petit psaume du matin, y en la célebre performance que protagonizó junto con Miquel Barceló en el Casón del Buen Retiro, en 2007: Paso doble. Un privilegio ver a estos dos artistas bajo la bóveda de Luca Giordano, mientras eran engullidos por kilos y kilos de arcilla que ellos moldeaban y destruían siguiendo el dictado de su imaginación.

Desde 1995 y hasta 2015 el artista ha sido director del Centro Coreográfico Nacional de Orleans. Él se considera coreógrafo, bailarín, artista plástico y fotógrafo, y fundó en 2016 la compañía Atelier 3+1, para darle una nueva orientación a su obra.

Ficha técnica.

Festival de Almada. Teatro municipal Joaquim Benítez

Coreografía: Josef Nadj. Intérpretes: Djino Alolo Sabin, Timothé Ballo, Abdel Kader Diop, Aipeur Foundou, Bi Jean, Ronsard Irié, Jean-Paul Mehansio, Sombewendin Marius Sawadogo, Boukson Séré. Colaborador artístico: Ivan Fatjo. Creación sonora: Alain Mahé. Iluminación| Rémi Nicolas. Producción: Atelier 3+1. Coproducción: MC 93 Maison de la culture de Seine-Saint-Denis, Bobigny _ ERT/Bologna

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