'Crisi de nervi', obra teatral de Peter Stein

'Crisi de nervi', obra teatral de Peter Stein

Stanislavblog

'Crisi de nervi', Peter Stein entusiasma con un Chéjov humorístico

El festival de Almada en Portugal presentó tres divertidas piezas cortas que comparten un espíritu grotesco a partir de historias sencillas y humildes. 

15 julio, 2024 16:35

La 41 edición del Festival de Almada (Portugal) que dirige Rodrigo Francisco continúa con su política de fidelidad a las figuras internacionales del teatro europeo. Peter Stein, tras su paso el año pasado con El cumpleaños de Pinter, repite en esta edición con el mismo elenco en un nuevo trabajo: Crisi de nervi (Crisis de nervios), tres divertidas piezas cortas de Chéjov que el público recibió con entusiasmo el pasado fin de semana.

El montaje de Stein destacó en una oferta en la que competía Bob Wilson con su reactualización del ballet posmoderno de Lucinda Childs, Relative Calm. Wilson añade dos actos teatrales inspirados en los diarios de Nijinski al ballet de la coreógrafa, creado en los setenta, y los escenifica con la extraordinaria estética marca de la casa y su no menos fabulosa iluminación.

En una onda completamente opuesta, la oferta del Festival se completó con varios espectáculos portugueses, como Além da dor, de Rodrigo Francisco, teatro social de Alexander Zeldin sobre las condiciones precarias en las que trabajan un grupo de personas, premiado con varios galardones en su país.

Volviendo a Crisi de nervi, supone el retorno de Stein a Chéjov, un autor del que ha dirigido sus principales obras, algunas muy célebres como una revisión historicista que hizo en 1984 de Tres hermanas. Para el fundador de la Shaubühne de Berlín quedaron atrás sus años de intensas producciones de largas piezas teatrales -en el recuerdo su Fausto de 20 horas- y óperas del repertorio alemán clásico y contemporáneo.

Ahora vive en Italia con su esposa, la también actriz Maddalena Crippa, donde ha montado un pequeño núcleo teatral con actores que le permiten retornar a sus autores de referencia. Dice que atraviesa por un momento de su vida en el que no le interesa la modernidad, "prefiero escenificar la naturaleza humana". Nada mejor para ello que Chéjov.

Escena de 'Crisi de nervi'. Foto: Tommaso Le Pera

Escena de 'Crisi de nervi'. Foto: Tommaso Le Pera


El autor ruso definió las obras que integran Crisi de nervi como "chistes escénicos, los dramas más pequeños del mundo", las escribió entre 1884 y 1891 como un producto con más sentido comercial, quizá tras el amargo fracaso de su primera obra: "Es mucho mejor escribir cosas pequeñas que grandes: pocas exigencias y éxito garantizado", sostenía.

El oso, Los maleficios del tabaco y La pedida de mano recrean situaciones paradójicas o absurdas, donde los pequeños problemas de los personajes configuran su psicología a la vez que son el motor de la acción.

Las piezas de un acto comparten un espíritu grotesco a partir de historias sencillas y humildes. Se dice que están inspiradas en el género vodevil, muy de moda en la época de Chéjov.

Sin embargo, Stein desecha en su puesta en escena el camino de la farsa, de los arquetipos, y opta por una dirección realista o naturalista, en la que los actores se identifican con sus personajes, para vivir intensamente los problemas o ansiedades a los que se enfrentan. El director, sin embargo, intercala en medio de la representación apartes, en los que los intérpretes se dirigen al público para explicarles sus dilemas y preocupaciones.


Este juego dramático de los apartes, casi como si fueran espacios para la improvisación, rebaja el tono elevado que pudieran tener las obritas y ofrecen un dibujo social irónico y humorístico desde una comicidad muy ajustada al texto, en una onda estilizada de comedia del arte.

Es en este sentido, un Chéjov fresco y jocoso, nada habitual al que estamos acostumbrados a ver en sus obras maestras, que casi siempre se montan en un tono melancólico e intimista, si no romántico. Hay que decir, que cada vez menos. Por otro lado, es muy de agradecer que los actores actúen sin micrófono.

En la primera pieza, El oso, la circunstancia es la del encuentro de un hombre con una viuda a la que va a pedirle que salde la deuda de su marido muerto. La viuda termina desafiando al acreedor a un duelo, lo que resulta muy excitante para este.

Escena de 'Crisi de nervi'. Foto: Tommaso Le Pera

Escena de 'Crisi de nervi'. Foto: Tommaso Le Pera

Maddalena Crippa y Alessandro Sampaoli infunde un temperamental carácter a sus personajes, cuyas disputas despiertan la hilaridad del público. Hay también un fiel criado (Sergio Basile) que recuerda a tantos otros tan familiares de las grandes obras de Chéjov.

Fabuloso es también Los maleficios del tabaco, monólogo que permite a Gianluigi Fogacci lucirse y dotar a su personaje de una delicada psicología, el de un pobre hombre impotente no tanto al vicio del tabaco, como a los efectos de un largo matrimonio del que no puede huir. La pedida de mano es el perfecto remate para un auditorio que ya está entregado al fino humor.

Ahora les toca el turno a Alessandro Averone y Emilia Scatigno en dos personajes descacharrantes, no muy idóneos para compartir una vida juntos como pretenden. Averone compone un perfecto tímido hipocondríaco, mientras Scatigno es una vivaz mujer de carácter; el debate que mantienen entre sus intereses económicos y el amor desata la carcajada del público, que aplaudió a la compañía puesto en pie.

Ficha técnica.

Festival de Almada. Teatro municipal Joaquim Benítez

Producción: Tieffe Teatro Milano e Teatro Biondo Palermo. Adaptación: Peter Stein e Carlo Bellamio. Dirección: Peter Stein. Escenografía: Ferdinand Woegerbauer. Vestuario: Anna Maria Heinreich. Iluminación: Andrea Violato. 'L’orso' con Maddalena Crippa, Sergio Basile, Alessandro Sampaoli. 'I danni del tabacco' con Gianluigi Fogacci. 'La domanda di matrimonio' con Alessandro Averone, Sergio Basile, Emilia Scatigno Assistente alla regia Carlo Bellamio.

'La gaviota' en el CDN.

El CDN debuta en el Festival de Aviñón con una versión libre e inclusiva de 'La gaviota' de Chéjov

Anterior
Katharine Hepburn y Baby en 'La fiera de mi niña'

'La fiera de mi niña', el esplendor del 'screwball-comedy'

Siguiente