'La gramática': María Adánez brilla en esta divertida sátira como gendarme del habla 'finolis'
- Ernesto Caballero culmina el año con el estreno de una de las comedias satíricas más originales de los últimos tiempos.
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La gramática (vida de un sujeto femenino), lo último de Ernesto Caballero y recién estrenada en la Nave 10 de Matadero, es una de las comedias satíricas más originales que se han estrenado en los últimos tiempos. La temática huye de lo trillado -el combate de la gramática del español con las formas actuales de hablar-, y en su forma el autor alumbra un personaje fascinante que sirve a María Adánez para dar muestra de su gran escalada como cómica dramática.
Sobre el escenario la comedia se sucede a lo largo de hora y cuarto con dirección del propio autor. Obra para dos únicos actores, aquí la citada Adánez es el Sujeto femenino que José Troncoso, en el papel del terapeuta, se encargará de curar durante una sesión clínica.
¿Y cuál es el mal que padece el Sujeto femenino/Adánez? Se nos cuenta a la manera kafkiana: a esta trabajadora de la limpieza de la Real Academia Española, cuando quitaba el polvo de las estanterías donde figuran los libros de gramática -desde la de Nebrija a las más contemporáneas-, le caen encima los volúmenes y de golpe se transforma de manera insólita en una erudita de la sintaxis. Su nueva forma de hablar finolis, lejos de serle favorable, la aparta de su mundo social y familiar. Necesita recuperar la aceptación de los suyos, de su mundo. Es, como puede intuirse y se dice en la obra, una especie inversa de Eliza Doolittle de Pygmalion.
María Adánez está fabulosa y convincente en el papel de corrector del lenguaje antropomorfo, o sea, de la gramática , que es lo que representa su personaje teatral. La mayor parte de la obra está contenida y desarrolla un trabajo físico admirable que contribuye a darle vuelo a su vigilante celoso del buen habla.
Caballero le brinda escenas para su lucimiento, pero su momento estelar por lírico le llega con el soliloquio del “Solo sin acento”. En los últimos quince minutos experimenta una transformación desmadrada, que desde el punto de vista dramático amplía la comicidad de su rol, llevando al público hacia el final feliz.
Por su parte, José Troncoso es un partenaire fino, que sabe subrayar con sus ademanes irónicos y su proxémica los momentos hilarantes de Adánez/ Sujeto femenino; la pareja se complementa muy bien. Troncoso como científico sirve también para crear un efecto metateatral, convierte al público en sus colegas científicos a los que invita a presenciar su sesión de deyección gramatical al que somete al Sujeto.
Ya desde el título el autor juega a los sobreentendidos: La gramática -parecido a dramática- (vida de un sujeto femenino) -donde ya se intuye que la corrección política va a ser uno de los objetivos de esta sátira. Pero a la vez que se mofa de formas de hablar actuales fruto del politiqués y otras jergas como las televisivas, su objetivo es extraer el poder dramático y teatral de la lengua, como ya hizo en obras anteriores como Squash (un sainete del revés).
Por otro lado, esta obra recuerda a La autora de Las meninas (2017), donde satirizaba la idea tan extendida de que cualquiera puede ser artista; ahora lo que plantea es cómo la precariedad sintáctica y expresiva conduce a la aceptación social en nuestros días, justo lo inverso que defendía Bernard Shaw en su obra.
La gramática
Nave 10 de Matadero, hasta el 22 de diciembre
Dramaturgia y dirección: Ernesto Caballero
Reparto: María Adánez y José Troncoso
Espacio escénico y videoescena: Víctor Longás
Iluminación: Paco Ariza
Sonido: Ernesto Caballero y Pablo Quijano
Vestuario: Anna Tussell
Producción: Focus