Venecia desde casa
14 junio, 2011
02:00
No me resisto, sin embargo, a dar en dos palabras mi impresión sobre la exposición de Bice Curiger : muy decepcionante. No por falta de riesgo, como opina Javier Hontoria en El Cultural, que también, sino por falta de sustancia. La comisaria ha presumido de que más de un tercio de los seleccionados nacieron después de 1975, y se nota en muchos que les falta un hervor. No se entiende qué relación tiene la mayoría con un argumento, el de la Iluminación, que podría haber funcionado como un magnífico foco sobre el arte actual. Ni qué hace allí Tintoretto. Hay buenas obras, pero la media no llega al aprobado. Otros artículos han señalado a algunos de los más maduros participantes, como Fischl and Weiss, Sigmar Polke, David Goldblatt, Jean-Luc Maylayne, Gabriel Kuri, Monica Bonvicini... Añadiría algún otro menos mencionado: el estupendo conjunto de obras sobre el Lago Ness de Gerard Byrne, quien representó a Irlanda en la Bienal en 2007, los sencillos pero potentes collages de Cyprien Gaillard, o el extraño vídeo de Emily Wardill, una de las escasas obras que sí tienen que ver con la luz (recrea la condensación dramática en las vidrieras góticas) ya con algunos años pero más sugerente que el vídeo suyo incluido en el Future Generation Art Prize.
Hay bastantes artistas en el conjunto de la Bienal que presentan trabajos nuevos, pero el hecho de que algunas de las obras más notorias -por su tamaño o por el protagonismo que adquieren en las diversas sedes o en la ciudad- se hayan visto ya en otros lugares hace pensar que o faltan medios o falta tiempo o no se concede a la cita toda la importancia que cabría imaginar. Así, el maravilloso ambiente lumínico de James Turrell fue la pieza central de su exposición en la Galería Gagosian de Londres el año pasado; la Ascensión de Anish Kapoor, que ha conseguido que los visitantes de la Bienal acudan en peregrinaje a la isla de San Giorgio Maggiore, repite una instalación de hace cinco años en el Banco do Brasil, Río de Janeiro. No ví aquella, pero ésta no resulta lo "espiritual" que debería, sobre todo por el ruido que hacen los motores y ventiladores. Ocurre también con la gran estructura de bambúes que Doug and Mike Starn han elevado junto a la Fundación Peggy Guggenheim, con vistas sobre el Gran Canal, igual a la que hicieron sobre la azotea del Metropolitan Museum en Nueva York. Incluso la celebrada transformación del pabellón británico efectuada por Mike Nelson es una derivación de un proyecto similar que realizó en la Bienal de Estambul en 2003.
Y dos palabras para el pabellón español, de Dora García. Si no hace obra, sería más consecuente que no hiciera exposiciones. Me parece que el deseo manifiesto de ofender al espectador, aplaudido por muchos, es un perfecto método de suicidio. El espectador de arte actual no es por lo general un idiota al que el artista pueda despreciar. Me temo que la iconoclastia y el nihilismo que predica la artista, con pleno apoyo institucional, tienen poco futuro.
Con tanta propuesta es difícil identificar tendencias en la Bienal, pero se puede apuntar alguna. Encontramos varios "musicales". En el pabellón de Hungría, en Giardini, Hajnal Németh convierte un accidente automovilístico en un recital operístico; el de Holanda evoca un escenario teatral en el que se "representan" diálogos y "conciertos; y en el de Islandia, en el Palazzo Zenobio, Libia Castro & Ólafur Ólafsson continúna su proyecto Tu país no existe con un vídeo en el que una cantante y unos músicos recorren los canales de Venecia. El oído se impone en otras propuestas sobre la vista. Hay bastante parloteo en los pabellones -en el español, sin ir más lejos- y las exposiciones colaterales. El de Dinamarca (Giardini), que merece atención, acoge una colectiva titulada Speech Matters. No hace falta decir más. Hay un Roma Pavilion (Palazzo Zorzi) que resulta no estar organizado por la capital italiana sino dedicado al pueblo gitano y es todo narración oral. Tampoco callan las "esculturas cinematográficas de Glaser/Kunz, también en el Malipiero, donde conviene ver también la obra de la representación de Estonia en la Bienal. Una tercera tendencia, más previsible, es la de las mega-instalaciones, construcción de espacios "totales": lo son el celebrado pabellón suizo, de Thomas Hirschhorn, los mencionados de Gran Bretaña y Alemania, el de Luxemburgo, el de Hong Kong...
Aquí les dejo la lista de lo que, en mi opinión, nadie debería perderse:
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El pabellón de Portugal (Fondaco Marcello): Francisco Tropa. Subyugante conjunto de proyecciones de materias vivas sobre estructuras cuasi-escultóricas.
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El pabellón de Cataluña (Magazzino del Sale n.2): Mabel Palacín. Muy bien la obra y el montaje, aunque me gustara más, dentro de este mismo tipo de trabajo, su obra Hinterland.
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Lingua franca, en el pabellón de Asia Central (Palazzo Malipiero). Los "lenguajes" artísticos son actuales, y los temas abordados relevantes. Siento no haber encontrado un vídeo; ofrezco mis malas fotografías .
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El pabellón de Luxemburgo (Ca' del Duca): Martine Feipel & Jean Bechameil. Una laberíntica casa deformada y llena de sorpresas. También en mis fotos .
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Acqua ferita, la colectiva en el pabellón de Irak (Fundación Gervasuti). Buena ocasión para conocer artistas de este país, que concurre a la Bienal por primera vez desde 1976.
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La representación de Cuba (Alexandre Arrechea, Duvier del Lago, Yoan Capote, Eduardo Ponjuán) en la Isla de San Servolo, un oasis de calma. Lástima que se haya complementado con artistas italianos que no están a la altura.
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I miss my enemies (Monasterio de Santos Cosma e Damiano, Giudecca). Extraña exposición por los muchos participantes en la organización, comisariada por Art Apart con, entre otros, Jota Castro y Adrian Paci.
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At the Back of the North Wind, desbordante película del ruso-estadounidense Anton Ginzburg, acompañada por fotografías y esculturas (Pallazo Bollani). Actividad del Blaffer Arte Museum de Houston. Hay que reservar una hora, que es más o menos lo que dura.
- Future Generation Art Prize, organizado por el Pinchuk Art Centre. Varios artistas muy buenos y un montaje espectacular que permite recorrer el Palazzo Papadopoli.
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El pabellón de Austria, en Giardini: Markus Schinwald. Muy buen diseño espacial al servicio del misterio de las obras.
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El de Australia, en Giardini: Hany Armanoius. Increíble duplicación escultórica de objetos reales que subvierte el proceso tradicional del molde.
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Passage 2011, organizada por pilotraum01 y kunst/konzepte, que sigue a Thomas Huber y Wolfgang Aichner en su arrastre a pie, a través de los Alpes, de una barca que pretender hacer flotar en Venecia. Se espera su llegada para el 23 de junio.
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La película The Clock, de Christian Marclay, León de Oro al mejor artista en ILLUMInazioni.
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Premio (excesivo) al mejor pabellón a Alemania, con Christoph Schlingensief, ciertamente impactante y ultra-barroco. Para estómagos fuertes.
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Las instalaciones de Haroon Mizra, León de Plata al mejor artista emergente en ILLUMInazioni. Otro vídeo .
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León de Oro a una trayectoria, para Sturtevant y Franz West.
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Christian Boltanski en el pabellón francés en Giardini, quizá demasiado aparatoso.
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Allora & Calzadilla en el de los Estados Unidos. No es lo mejor que han hecho pero despierta gran expectación. (Hay un par de vídeos más en la lista de reproducción).
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Mención especial al proyecto colaborativo y participativo deDarius Mikšys en el pabellón de Lituania.
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Pabellón belga, con artista español: Ángel Vergara. Comisariado por el pintor Lyc Tuymans.
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Escenográfico, como de costumbre, Jan Fabre en la Scuola Grande della Misericordia.
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El pabellón egipcio, dedicado al artista fallecido durante las protestas recientes, Ahmed Basion. No me pareció gran cosa, pero entiendo la oportunidad.
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La nueva Fundación Prada, dirigida por Germano Celant, en Ca' Corner della Regina. A lo grande
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También a lo grande, ande o no ande, continúa Pinault tanto en Palazzo Grassi como en Punta della Dogana. Tiene un canal en YouTube, pero sólo con entrevistas. No hay fotos, ni vídeos, ni se permite hacerlos. Todo muy antipático. Merece la pena ir al Grassi para oler la instalación Giuseppe Penone y disfrutar el bellísimo vídeo de David Claerbout, The Algiers' Sections of a Happy Moment, de 2008. La Dogana se la pueden ahorrar.
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El pabellón de Italia . Infumable.
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Future Pass. From Asia to the World. Batiburrillo infantiloide.
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Hay dos comisarios españoles en la Bienal, además de Katya García Antón. Son Fernando Castro Flórez, responsable del pabellón de Chile, con Fernando Prats y Elena Foster, que presenta Venecia auténtica en San Giorgio Maggiore.
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El pabellón ruso (Giardini), comisariado por Boris Groys, que ha escogido a Andrei Monastyrski y Collective Actions, pero que no ha acertado en el montaje.
- El del Instituto Italo Latino Americano (Arsenale), desigual pero interesante, con algunas buenas obras.
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Y el de Nueva Zelanda (Palazzo Loredan dell'Ambasciatore): Michael Parekowhai. Curioso, con acompañamiento musical.
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Posibilidad de conocer la obra de Dmitri Prigov (Ca' Foscari).
- Pabellón de México. Melanie Smith. Después de la potencia de Teresa Margolles, sabe a poco.
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Pabellón de Escocia. Karla Black. No es imprescindible
- Internet Pavillion: http://www.padiglioneinternet.com/