Si protestas... te empapelo
Hace un mes, el 10 de diciembre, la Unión de Artistas Visuales de Andalucía y el Instituto de Arte Contemporáneo hicieron pública una carta abierta en la que se denunciaba el desmantelamiento, en la práctica, de la Fundación Rafael Botí. Para quienes no la conozcan, baste decir que en los últimos tiempos ha sido la única institución cordobesa comprometida con el arte contemporáneo. Una fundación provincial creada en 1998, dependiente de la Diputación de Córdoba, que ha becado a artistas y ha organizado un buen número de exposiciones. A partir de 2004 éstas tuvieron lugar en la Sala Puertanueva, cerrada en junio de 2011 por falta de acuerdo con la Universidad de Córdoba, socia en este proyecto. Antes, se habían clausurado las dos salas de del Palacio de la Merced -sede de la Diputación-, Arpillera y Galería Alta. Y ya el anterior gobierno provincial había suprimido las becas de creación y ayudas a la producción, sustituidas por dos únicas becas -un mes en Bilbao Arte, con un importe de 3.000 euros- que no se ofrecen desde la Fundación Rafael Botí sino a través de un convenio entre la Fundación Viana -CajaSur y Diputación- y BBK.
La evidencia: una ciudad de 330.000 habitantes en la que el arte contemporáneo no dispone de infraestructuras de futuro. Dejo al margen el Centro Pepe Espaliú, un pequeño museo con 40 obras del artista. Confiemos en que algún día se abrirá el Espacio Andaluz de Creación Contemporánea de Córdoba, cuyas obras se iniciaron en 2008. La Junta de Andalucía prometió hace unas semanas que se terminará en 2013 pero no da fecha de inauguración. Me temo que pase lo que con el Centro de Arte y Tecnología de Zaragoza, tan reluciente y tan vacío. Ojalá me equivoque.
En el fondo del asunto, los problemas de siempre: lucha partidista por encima del bien de la institución, falta de transparencia, negativa a integrar a profesionales del sector en los órganos de gestión, utilización de excusas administrativas y presupuestarias para cuestionar el mantenimiento de las infraestructuras culturales... Dos días después de publicarse la carta, el Delegado de Cultura en la Diputación de Córdoba, Antonio Pineda, responde con dos armas en mano. La primera, descargada: un “plan” de reactivación de la Fundación que incluye “acontecimientos” artísticos como un concurso de dibujo y fotografía para escolares de la provincia o una exposición didáctica itinerante, El Prado viaja hacia ti, que llevará a un copista del museo a los pueblos de la provincia para hablar del mundo de la pintura. Ofrece asimismo la apertura del Palacio de la Merced “a los artistas que quieran mostrar su obra”. ¿Es eso un programa expositivo? Algo se ha conseguido: la promesa de que habrá becas por valor de 24.000 euros, de que se reabrirá Puertanueva -dice el Delegado que nunca se cerró, cuando la última exposición se clausuró en junio de 2011 y sólo se ocupó entre febrero y marzo de 2012 para acoger el Premio de Fotografía Pilar Citoler- y la creación de un Premio Rafael Botí para artistas jóvenes. Y unas becas de formación musical que no corresponde cargar al presupuesto de este organismo, como su nombre indica: Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí. Las cifras son modestísimas, y siempre lo fueron. Otra cosa es que algunos gestores -políticos- recurrieran a la caja más de la cuenta para darse festines “de trabajo”. El gerente que es presuntamente responsable de ese despilfarro sigue en su puesto y a él nadie le reclama nada.
La segunda arma esgrimida por Pineda sí está cargada, y con muy mala intención. Ha sometido a escrutinio diez ayudas que se concedieron a artistas a partir de 2009 y ha encontrado defectos de forma en seis de ellas: “ inexistencia de publicidad de la subvención, de informes de conformidad del órgano gestor, de memoria final, de informes de la comisión técnica o de información documental sobre los pagos de las facturas presentadas”. Reclama a esos seis artistas la devolución de 17.700 euros. “Casualmente”, algunos de ellos figuran entre los que más activamente han reclamado mejoras en las dotaciones y la gestión para el arte contemporáneo en Córdoba y en Andalucía. A uno de los afectados se le reprocha que no dio publicidad a la subvención en la exposición para la que se otorgó la ayuda. Y no es cierto. Nunca le habían pedido que lo demostrara, y habría podido hacerlo sin problema cuando en 2011 le solicitaron la documentación.
Ya me referí en otra ocasión a este problema de las becas y las subvenciones para artistas, que es general en España. Los procedimientos, los materiales, el tiempo que se dedica a la investigación y a la preparación de un proyecto artístico... se adecúan muy mal a los requerimientos de la intervención administrativa. Hace falta un modelo más flexible y más sencillo, que permita a los artistas justificar las ayudas sin tener que acudir a una gestoría.
Hoy mismo han empezado a llegar las notificaciones de reclamación. Afortunadamente, los artistas cuentan con el amparo de las asociaciones; el servicio jurídico de la UAVA está pendiente del asunto y presentará alegaciones. Por otra parte se está considerando la organización de una exposición para la que diversos artistas cordobeses donarían obras con el fin de ayudar, a través del producto de su venta, a sus colegas que, como tantos creadores hoy, tendrían dificultades para reunir la cantidad reclamada.
Si esto es lo que podemos esperar de los responsables de Cultura de una administración... ¿Qué hay del planeamiento, la formación, el apoyo, la promoción, la difusión, la puesta en valor de nuestros creadores y de sus obras, la defensa de nuestras instituciones culturales?