Image: César Dopazo

Image: César Dopazo

Ciencia

César Dopazo

“Hay que consolidar los 50 años del CIEMAT”

5 junio, 2002 02:00

César Dopazo. Foto: Mercedes Rodríguez

El pasado mes de enero, el ingeniero César Dopazo era nombrado por el Consejo de Ministros Director General del CIEMAT. Sustituía a Félix Ynduráin. Tras unos meses de "aterrizaje" y de tomarle el pulso a la institución, este experto en aerodinámica e hidrodinámica industrial habla con El Cultural sobre la situación de la investigación en sus laboratorios y de los principales proyectos que se llevan a cabo, sobre el actual desarrollo de la I+D y sobre el momento que vive la ciencia en España dentro de su ya inseparable marco europeo.

- De la Junta de Energía Nuclear a un centro multidisciplinar de investigación aplicada. ¿Cómo afronta el futuro del CIEMAT y qué objetivos se ha planteado?
-Con ilusión y optimismo. Pienso que dirigir el CIEMAT es un privilegio. Una de mis misiones es transmitir al personal de cada estamento del Centro que el futuro del mismo depende vitalmente de las aportaciones de todos y cada uno de los miembros de su plantilla. Quisiera contar con el apoyo de todos para profundizar en las mejoras iniciadas por la anterior dirección, consolidando 50 años de historia, y para definir nuevas estrategias. Señalaría como objetivos el incremento del nivel de autofinanciación, la evaluación externa de la actividad científica y técnica por paneles internacionales de expertos, el establecimiento de incentivos al trabajo bien hecho, el compaginar la autonomía de proyectos e investigadores con la planificación racional del organismo, la puesta en común de los recursos propios con los de grupos de excelencia en I+D y el aumento de los contactos y colaboraciones con otros centros.

-¿Cree que ha acabado la secular rigidez de las instituciones científicas españolas?
-Las instituciones, como cualquier sistema dinámico, van evolucionando. El proceso de internacionalización en todos los ámbitos está introduciendo oxígeno y flexibilidad. Por ejemplo, las dificultades para la contratación de científicos extranjeros o para homologar estudios y proyectos realizados fuera de España van desapareciendo. Los OPIs se van transformando cada vez más en centros de I+D que en gabinetes de servicio y asesoramiento especializado al Ministerio de turno; esta autonomía de funcionamiento obliga a los centros a definir criterios estratégicos y a los investigadores a establecer prioridades.

-¿Cuál cree que debe ser el papel de la empresa española en I+D?
-Parece demostrada la estrecha relación entre las políticas científica, económica, fiscal e industrial. A partir de 1997, se ha tratado de impulsar las actividades industriales de desarrollo y demostración con la generosa asignación de fondos públicos. Cabría esperar, en consecuencia, que la empresa española actuase como catalizadora de grupos de excelencia en torno a redes y proyectos temáticos. El papel que la industria debiera jugar como locomotora, arrastrando a los investigadores de su país a programas de la CE, se cumple en mucha menor medida en nuestro país que en otros estados miembros. Esta mentalidad a corto plazo, valorando exclusivamente la cuenta de resultados, va siendo muy lentamente desplazada por las estrategias a medio plazo, asignando un papel importante al desarrollo de tecnología propia. Primar la economía frente a la ingeniería implica, a menudo, una peligrosa destecnificación de las empresas. Estas ideas están arraigando en los empresarios, que comienzan a considerar los fondos destinados a la I+D como una inversión de futuro.

-¿Cree que los trabajos de investigación deben ir destinados a su aplicación al sistema productivo?
-La investigación aplicada y el desarrollo tecnológico son dos caras de la misma moneda. Desplazar el énfasis entre una y otro depende del tiempo, del espacio y, sobre todo, del dinero disponible. Me fascina que algunos países en desarrollo cuenten con algunas instalaciones moderadamente avanzadas de física experimental, mientras carecen de centros tecnológicos que den apoyo y cobertura a su industria en el uso de tecnologías foráneas. Pienso que en el CIEMAT se ha logrado un equilibrio razonable entre la investigación básica de calidad con objetivos de aplicación a medio plazo, aunque con un reflejo inmediato en empresas españolas, y la investigación aplicada y el desarrollo tecnológico con objetivos y destinatarios bien definidos.

Tecnologías pioneras
-¿Cuáles son los proyectos del CIEMAT más prometedores?
-El espectro de proyectos cubre desde las energías renovables (biocombustibles, eólica, solar fotovoltaica y térmica) hasta la mejora de rendimientos y procesos en el uso de combustible fósiles, siempre teniendo como referencia la minimización del impacto ambiental de cada tecnología. En este contexto, existe gran interés en la I+D sobre pilas de combustible, una de las técnicas energéticas menos contaminantes y de futuro más prometedor. Como subproducto de la investigación en energía solar térmica, se ha desarrollado en la Plataforma Solar de Almería (PSA) una tecnología pionera de fotocatálisis. El CIEMAT realiza también I+D+I en energía nuclear de fisión, dando apoyo y soporte técnico, tanto a las actividades de las centrales nucleares en funcionamiento, como a las del Consejo de Seguridad Nuclear y de ENRESA. Todo ello con un énfasis especial en la seguridad y minimización de residuos, así como en las operaciones de gestión y control racional de fuentes radiactivas por parte de las instituciones responsables. Una parte más del compromiso con el desarrollo de fuentes energéticas Limpias es el Laboratorio Nacional de Fusión por Confinamiento Magnético, que mantiene una importante actividad a nivel internacional en la tecnología de fusión como alternativa energética de futuro.

-¿Qué piensa del proyecto del Ministerio de Ciencia y Tecnología de englobar a las principales instituciones científicas de España?
-En mi opinión, se debería crear un marco único para todos los Organismos Públicos de Investigación (OPIs), homogeneizando carreras investigadoras y técnicas así como conceptos retributivos. Sería deseable que todos los investigadores tuviesen la posibilidad de optar a los mismos incentivos por participar en proyectos externos. Además, se tendría que dejar a los centros cierta autonomía para premiar el trabajo bien hecho. Pienso que la dependencia de un solo Ministerio puede que no sea la única solución al problema. Por otro lado, encuadrar los OPIs en el Ministerio del ramo podría reportar una mayor sensibilidad para las actividades de éstos en Ciencia y en Tecnologías, aparte de ser semánticamente correcto.

-¿Considera suficiente el dinero que se dedica actualmente a investigación en nuestro país?
-En la década de 1980 el porcentaje del PIB destinado a gasto público en I+D creció desde 0,55 a algo más de 0,90, reduciéndose entre 1990 y 1996. A partir de 1996 se priman los proyectos empresariales tipificables como desarrollo y demostración tecnológicos e innovación. La limitación de fondos públicos ha obligado a los OPIs y a los grupos universitarios a buscar imaginativamente fuentes alternativas de subvención de su trabajo. El futuro de la I+D en España puede que sólo se pueda contemplar dentro del marco de la UE. Pienso que un incremento del gasto público sólo tendría un efecto positivo si se dirige a los grupos investigadores de calidad contrastada. Coincido con algunos investigadores en que "no se puede tirar el dinero con científicos (yo añado, o ingenieros) que no publican (yo añado, patentan) nada en 4 ó 5 años".


César Dopazo (León, 1943) es doctor ingeniero aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid y doctor ingeniero mecánico por la Universidad de Nueva York. Miembro de la Academia de Ingeniería desde su creación, es catedrático de Mecánica de Fluidos del Centro Politécnico Superior de la Universidad de Zaragoza. Su trayectoria científica se ha centrado en la investigación y el desarrollo tecnológico en el campo de la combustión y, en general, en la aerodinámica e hidrodinámica industrial.