Tierra ¿ha vuelto Julio Verne?
por Ricardo Vieira
29 mayo, 2003 02:00Hasta ahora, se han explorado los diez primeros kilómetros de la corteza terrestre. Foto: Gamma
El reciente artículo del profesor David J. Stevenson en Nature y su sonda impulsada por una explosión nuclear pone de manifiesto lo poco que conocemos el centro de la Tierra. Ricardo Vieira, director del Instituto de Astronomía y Geodesia (CSIC-UCM), analiza para El Cultural la repercusión de este estudio.
Desde luego, la síntesis del experimento más parece el resumen de algún libro de Julio Verne quién, a mitad del siglo XIX, publicaba una de sus más famosas y fantásticas novelas titulada Viaje al centro de la Tierra, que un artículo científico publicado en los albores del S. XXI. Es también posible que algunos, al leer el apellido del ilustre científico, hayan pensado en su coincidencia con los del no menos famoso escritor de cuentos, Robert Louis Stevenson. Imaginación no le falta al profesor Stevenson pero esa imaginación va unida a muy sólidos conocimientos del interior de los planetas, como queda demostrado con sus más de 30 artículos publicados sólo en las dos revistas más consideradas por el mundo científico internacional, como son "Nature" y "Science". Dicho lo anterior, intentemos ahora descifrar los mensajes que este artículo lleva consigo.
En primer lugar, se deduce que si sólo hemos sido capaces de explorar los primeros diez kilómetros de la corteza terrestre se debe, principal y casi únicamente, al poco interés que se ha demostrado por conocer el interior del planeta en donde vivimos. Lamentable error ya que, con profundizar tan sólo 100 ó 200 kilómetros, adquiriríamos conocimientos que nos ayudarían, entre otras cosas, a entender mejor los mecanismos de las fuerzas internas, deformaciones y variaciones de masas que se producen de forma continua en el interior de la Tierra y que se manifiestan en su superficie por fenómenos en ocasiones catastróficos.
Un segundo mensaje, en forma de consejo a los investigadores, yo diría a los jóvenes investigadores, puede extraerse del texto y de la vida de este hombre de Ciencia. Si importante es la formación y el trabajo diario, no menos importante debe ser para el investigador, tener, y aplicar a dicho trabajo, una adecuada dosis de ilusión e imaginación. Es esto lo que une al Prof. Stevenson con los sueños que, en forma de cuentos y novelas, nos dejaron algunos escritores de épocas pretéritas como los ya mencionados Julio Verne y Robert L. Stevenson.
El tercer corolario que puede sacarse de este trabajo tiene carácter reivindicativo. Stevenson no entiende, ni yo tampoco, que en una necesaria priorización de medios económicos de la investigación científica siga estando el estudio de la Tierra muy por debajo de otras investigaciones, aparentemente al menos, con mucho menor impacto social, económico y humano. Esta idea queda aclarada en las propias palabras del autor del artículo: "Las misiones planetarias han permitido conocer mejor el sistema solar y los planetas. No ha existido, sin embargo, un tan ambicioso esfuerzo para poder conocer con más detalle el interior de la Tierra, permaneciendo aún sin resolver numerosos y fascinantes interrogantes científicos".
El tal vez provocador, aunque bien argumentado, trabajo del Prof. Stevenson, parece que está consiguiendo uno de sus objetivos: llamar la atención sobre lo poco que sabemos y los escasos recursos económicos y humanos que se emplean en conocer nuestro maravilloso planeta. Los que estamos acostumbrados a contemplar el firmamento y comprobar como, cada día, progresa el conocimiento sobre su origen, evolución, estado y leyes físicas que lo gobiernan, no podemos dejar de preocuparnos por lo poco que de todo ello se conoce cuando nos referimos al astro más próximo a nosotros, la Tierra.