Laila Ripoll. Foto: M.R.

El 30 de mayo el teatro Principal de San Sebastián estrena Victor Bevch (Blanco, europeo, varón, católico y heterosexual), la sexta obra de Laila Ripoll (Madrid, 1964). Dirigida por Aitana Galán, ha sido un encargo del grupo vasco Vaivén que le impuso dos condiciones: escribir un texto para cinco actores sobre los prejuicios sociales.

-¿Son racistas los españoles?
- Aquí se habla de prejuicios por razón de sexo, de identidad nacional, de homofobia y de raza, claro. El prejuicio es la madre de la intolerancia, tópicos en los que la gente acaba creyendo. Yo no pensaba que los españoles eran racistas pero ahora, como hay más inmigración y especialmente en mi barrio (Lavapiés), vivo el racismo a diario.

-Es esta una obra sobre la soledad del individuo con el trasfondo social de la intolerancia.
-Lo que he hecho realmente es un ejercicio dramático en el que he jugado a establecer analogías con Hamlet. Hay un espectro y muchas escenas de la obra de Shakespeare, pero siguiendo un orden distinto. Todo el esquema de la obra se inspira en Hamlet.

-Hay una coincidencia de temas entre los dramaturgos de su generación: violencia, intolerancia, exilio, inmigración...
-En mi caso me inspiro en asuntos que me salpican todos los días. Y puede que gente como Yolanda Pallín, José Ramón Fernández, Luis Miguel González, Juan Mayorga, a los que me siento próxima, sí coincidamos en un tema: el de la reinvindicación de las raíces, de una tradición y cultura popular que también es Historia.

-¿Y cómo explica ese interés por rescatar el pasado?
-Pues porque creo que somos una panda de desarraigados, gente urbana cuyos padres proceden de zonas rurales y que necesitamos echar raíces, velar porque ciertas cosas no se pierdan. Yo, cuando oigo hablar a mi abuela de su época joven, me emociono y despierta mi curiosidad.

-Es de los pocos autores que tiene compañía estable, Micomicón ¿Cuál es el principal problema para mantenerla?
-La falta de regularidad a la hora de exhibir nuestras producciones, lo que nos obliga a estar parados durante semanas. Además, ahora la cosa está muy mal, es época de elecciones.

-Supongo que ya les cuesta menos vender sus espectáculos.
-Sí, ya llevamos doce años. Con Atrabilis hemos llegado a mucha gente y ya no nos exigen ver el espectáculo para contratarnos.

-¿Qué prepara ahora?
-Escribo un texto sobre el exilio para una editorial mexicana y preparo para el Festival de Otoño una versión de El rufián castrucho, de Lope de Vega, con Micomicón. La Avispa publicará dos de mis primeras obras: La ciudad sitiada y El árbol de la esperanza.