Image: Johann Sebastian Bach
Johann Sebastian Bach
La fotografía de la portada nos indica ya que no estamos ante una grabación más de La Pasión según San Mateo: tres cruces que se recortan sobre el horizonte. Una imagen sencilla pero de una enorme fuerza, que parece extraída de una película de Dreyer o de Bresson. La segunda sorpresa viene con el número inicial: no hay coro, sino que son los propios solistas (ocho, divididos en dos grupos de a cuatro, cada uno de ellos con su respectiva orquesta) los que asumen este cometido. De este pequeño conjunto van emergiendo Jesús y el Evangelista, así como los papeles menores que van tomando activísima parte en el relato de la Pasión de Cristo.
Una vez superada la perplejidad inicial, la versión de Paul McCreesh nos arrebata por su enorme fuerza, por ese desgarrado dramatismo conseguido precisamente por su tono de cámara, y que nos presenta a un Bach sorprendente, cercano tanto a la desnudez expresiva de Schötz como a los tintes expresionistas.
La realización musical es extraordinaria y ajena a cualquier divismo. Habría que citar, en cualquier caso, a una cantante tan maravillosa como la mezzo checa Magdalena Kozena, que posee la extraña virtud de hacerse notar cada vez que interviene pero sin detrimento del resultado global. Esta opción tan radical podrá convencer más o menos. Pero es muy difícil que deje indiferente. Y conseguir eso a estas alturas con una obra de la que parecía haberse dicho todo me parece que ya es bastante.
Una vez superada la perplejidad inicial, la versión de Paul McCreesh nos arrebata por su enorme fuerza, por ese desgarrado dramatismo conseguido precisamente por su tono de cámara, y que nos presenta a un Bach sorprendente, cercano tanto a la desnudez expresiva de Schötz como a los tintes expresionistas.
La realización musical es extraordinaria y ajena a cualquier divismo. Habría que citar, en cualquier caso, a una cantante tan maravillosa como la mezzo checa Magdalena Kozena, que posee la extraña virtud de hacerse notar cada vez que interviene pero sin detrimento del resultado global. Esta opción tan radical podrá convencer más o menos. Pero es muy difícil que deje indiferente. Y conseguir eso a estas alturas con una obra de la que parecía haberse dicho todo me parece que ya es bastante.
