Un reloj para los próximos 10.000 años
Alexander Rose, director ejecutivo de The Long Now Foundation
Alexander Rose, director ejecutivo de The Long Now Foundation, explica en Sónar+D la filosofía de esta institución que promueve el pensamiento a largo plazo y los pormenores de su proyecto más emblemático, un reloj que marcará el tiempo durante los próximos diez milenios.
Alexander Rose, su director ejecutivo, dio el jueves una conferencia en Sónar+D, el congreso paralelo sobre creatividad y futuro del festival Sónar, en la que explicó la filosofía de The Long Now Foundation. "Desde que éramos niños, el horizonte de futuro que todo el mundo contemplaba era el año 2000", recuerda Rose. "Cuando llegó el momento, nada cambió, y sentimos una especie de vértigo temporal. Habíamos perdido el futuro. La gente se preguntaba: '¿Y ahora qué? ¿Cuál es el futuro: el año 2010, el año 3000?'".
Rose explicó también los pormenores de uno de sus proyectos principales, con un fuerte componente simbólico: un reloj gigante concebido para durar, al menos, 10.000 años. El prototipo del reloj, de unos dos metros de altura, empezó a funcionar el 1 de enero de 2000 y puede verse en el Museo de Ciencia de Londres. La primera versión a escala monumental se está construyendo en un entorno natural al oeste de Texas, excavado en la roca a 500 pies de profundidad, en un terreno propiedad de Jeff Bezos, el dueño de Amazon, comprometido también con la idea de promover el pensamiento a largo plazo. La fundación ha adquirido también otro terreno en el estado de Nevada para construir allí su segundo reloj.
El inventor del reloj fue el ingeniero y profesor Danny Hillis, cofundador de The Long Now Foundation (e inventor del procesamiento paralelo masivo en el que se basan hoy los superordenadores). En 1995 explicaba así su visión del reloj milenario: "Quiero construir un reloj que haga 'tic' una vez al año. La manecilla de los siglos avanzará cada cien años, y el cuco saldrá una vez cada milenio, durante los próximos 10.000 años".
Para construir el reloj ha sido necesario diseñar un robot-sierra gigante capaz de excavar la roca en espiral, generando escalones para que operarios y visitantes puedan descender hasta la profundidad donde se encuentra el mecanismo, construido en acero inoxidable, cerámica y titanio. Como explica Rose, al reloj hay que darle cuerda empujando un torno (al estilo de los viejos molinos que usaban animales como fuerza motriz). Está diseñado así para fomentar la participación activa de los visitantes, aunque puede cargarse también por otros métodos. Ocho horas dando vueltas al torno asegura su funcionamiento durante un siglo.
El reloj tiene una serie de campanas que suenan cada vez que obtiene energía en una secuencia distinta, de modo que en los próximos diez mil años no se repita ni una sola vez la misma melodía. El responsable de esta idea es otro miembro destacado de la fundación, el músico Brian Eno, que, de hecho, fue quien inventó el término "long now" (el largo ahora). Las campanas del reloj son una nueva muestra del interés de Eno por el arte generativo, como hemos visto en instalaciones suyas como Light y 77 Million Paintings.
Herramientas para reconstruir la civilización
En un mundo volcado hacia lo digital, The Long Now Foundation se preocupa también por el almacenamiento de información a largo plazo, una de las debilidades de los soportes digitales. En esta línea, la fundación se encargó de recopilar en un disco de níquel de 7,5 centímetros de diámetro (llamado disco Rosetta en homenaje a la famosa piedra que permitió descifrar los jeroglíficos del antiguo Egipto) un archivo cultural de 13.000 páginas de texto escritas en 1.500 idiomas, miniaturizadas en imágenes que podrían leerse simplemente con un microscopio. Uno de estos discos se introdujo en el año 2002 en la sonda homónima que lanzó la Agencia Espacial Europea con el objetivo de aterrizar sobre un cometa.El tecnólogo Stewart Brand, miembro destacado de la contracultura de los años 60, es uno de los cofundadores y presidente de The Long Now Foundation. Está especialmente volcado en la elaboración de una lista con 300 libros imprescindibles para reconstruir la civilización en caso de que un grave cataclismo ponga en peligro la continuidad de nuestra especie.
Con todos estos proyectos, la fundación quiere fomentar que los humanos nos hagamos responsables del futuro de nuestra especie y de nuestro planeta, que seamos "buenos ancestros" para las generaciones venideras. "Pero no queremos ser prescriptivos", señala Rose. "Con nuestros proyectos queremos invitar a la gente a pensar a largo plazo. Las conclusiones que saquen es asunto suyo".
@FDQuijano