Fases, memes y otras pandemias
José Antonio López Guerrero, profesor y director del grupo de NeuroVirología de la UAM, aclara algunos conceptos polémicos y anima a no descuidar otras epidemias que azotan el mundo
11 mayo, 2020 11:05Hoy quisiera comenzar dando las gracias a todos aquellos que os habéis interesado por mi salud. Sigo con alguna cuestión gástrica sin resolver, pero, a todas luces, ajena al coronavirus. Hace menos de una semana, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, afirmaba que "no vamos a dejar a nadie con síntomas sin diagnosticar". Al día siguiente llamé a mi seguro oficial, mutualista, y al de la Seguridad Social para recabar información y, dado el caso, solicitar un análisis. ¡No sabían, no les constaba! Por otra parte, también intenté, por mi cuenta y riesgo, solicitar una prueba serológica a una empresa privada de diagnóstico que me permitiera saber –asumiendo el porcentaje de fiabilidad y sensibilidad de estos test rápidos– si ya pasé la Covid-19 y pudiera estar inmunizado. Mi gozo en un pozo; están colapsados y la lista de espera se me antoja inviable. Me resultaría más que interesante, por mi familia y por mí, conocer nuestro estado inmunológico –no ya el vírico- contra el SARS-CoV-2 (SARS-2 en adelante).
Por otra parte, al trabajar sobre un posible antiviral contra dicho patógeno tengo autorización institucional para ir a mi laboratorio. Lo que no tengo, de momento, es financiación; sigo esperando la resolución de un proyecto que mi grupo solicitó a la plataforma COVID del Instituto de Salud Carlos III. Esperemos que, al menos esta "cosa de palacio" deje de ir despacio. Muchos son los frentes antivirales y vacunales abiertos en el mundo ante la pandemia. El primero de estos frentes por resolver se me antoja que sea la agilidad para poner en marcha la maquinaria científica. De hecho, me van a permitir que comparta con todos ustedes, con tristeza, un meme que representa la consideración de nuestro país –no lo busque entre nuestros vecinos europeos– hacia la investigación. En el mensaje, que se ha hecho viral, reza lo siguiente: "Prioridades en la desescalada: 1) Construcción, 2) Peluquerías, 3) Futbolistas y demás deportistas de élite, 4) Restaurantes y Bares, 5) Comercios… n) Ya, si eso, la Investigación". Insisto, si la ciencia no es esencial ni No esencial, ¿qué hacemos aquí?
Y ya que nos planteamos sobre nuestro propósito como especie en nuestra querida y minúscula aldea global, también me ha llegado un informe más que inquietante de la ONG Médicos Sin Fronteras sobre el abandono que están sufriendo ciento de miles de niños en todo el mundo por culpa de la pandemia del coronavirus. Según parece, mientras nos interesamos por frenar el avance del SARS-2, estamos afectando seriamente a la posibilidad de vacunar contra otra pandemia, rebrotada y más presente que nunca, como es el sarampión en países como República Centroafricana, Democrática del Congo o Chad. Tal y como ya he comentado en otros apuntes de mi diario, parece que la Covid-19 ha anulado al resto de infecciones. Al parecer, ya no hay dengue, ni VIH, ni malaria –que no es un virus– ni, como decía, sarampión.
Las medidas de contención de la Covid, legítimas, claro está, está poniendo en peligro, no obstante, la lucha contra otras enfermedades potencialmente mortales como las ya mencionadas, además de posibles neumonías, meningitis o, algo también gravemente pandémico en gran parte del Globo: la desnutrición. Según la Alianza Global para la Vacunación y la Inmunización, más de 13 millones de niños no habrían podido ser vacunados por la suspensión de campañas masivas de prevención como medida de contención de la Covid-19 para evitar concentraciones de población. Me parece acuciante implementar contramedidas que eviten ahondar más en la miseria de los menos favorecidos. No podemos, aunque lo veamos lejano en la "comodidad" de nuestro confinamiento, y si me permiten un viejo refrán castizo, "desvestir a un santo para vestir a otro". Sigue habiendo vida más allá de las luchas intra e intercomunidades por ver quién es agraciada con la "pedrea" de pasar a la siguiente Fase… Ahora, si me lo siguen permitiendo, hablemos de investigaciones sobre el SARS-2.
Dentro de las lagunas de conocimiento científico y clínico que todavía se tienen en torno a los pacientes más graves, está el origen del exacerbado proceso inflamatorio que, en muchos casos, termina con colapso pulmonar, edema, y fallecimiento. Se habla de la tormenta de citoquinas, una "lluvia" de moléculas proinflamatorias que causan la infiltración pulmonar y activación de diferentes tipos celulares. Ahí están, por ejemplo, los llamados macrófagos tipo 1, M1, unos mercenarios muy activos en la lucha contra patógenos invasores que, en algunos casos, pueden pasarse de "celo profesional" y provocar un daño en absoluto secundario.
Según un estudio publicado en la prestigiosa Journal of Experimental Medicine, coordinado por investigadores neoyorquinos, otros fagocitos, otras células implicadas en la inmunidad natural como son los neutrófilos podrían jugar, tras analizar diferentes autopsias, un papel destacado en el agravamiento de muchos infectados. Para ello, estas células actuarían a través de las denominadas Trampas Extracelulares de Neutrófilos (NET por sus siglas en inglés), unas mallas de ADN que encierran y retienen diferentes proteínas antimicrobianas e histonas liberadas al espacio extracelular. Su función sería inmovilizar a los patógenos y provocar su eliminación activando, para ello, la temida inflamación pulmonar que puede agravarse con trombosis, secreción de moco espeso por las vías respiratorias y, claro está, producción masiva de citoquinas.
Y ya que hablamos de citoquinas, vamos a fijarnos en una muy especial, una molécula antiviral con funciones pleiotrópicas –diversas–: el Interferón (IFN). Esta molécula –en realidad familia de moléculas– juega un papel destacado en la defensa frente a muchos virus. Por una parte, muchas células infectadas inducen su producción que, aunque a ella misma no le sirva para protegerse, sí activan un estado, denominado antiviral, en el resto de células vecinas. Al parecer, nuestro SARS-2 habría desarrollado mecanismos para bloquear algunas vías tanto de la activación del IFN en la célula infectada como del estado antiviral en el resto. Un artículo publicado hace ya una eternidad –un par de semanas– en bioRxiv analizaba la posibilidad de utilizar IFN exógeno como tratamiento, solo o combinado, contra la Covid-19. Ya se sabía que el primo virulento del SARS-2, el SARS-1, era poco sensible al fármaco. Incluso, tratamientos con IFN podrían exacerbar los síntomas de la neumonía. Según los autores de la universidad de Texas el SARS-2, en cambio, sí parecería mostrar más sensibilidad contra esta citoquina, al menos, de momento, en cultivo y modelos animales. El artículo publicado presenta cambios en varias proteínas virales, la posible ausencia de ORF3b o mutaciones en ORF6, como causa del cambio en susceptibilidad al IFN. Siguen los estudios para ver el potencial de esta valiosa herramienta en tratamientos contra el SARS-2 y, sobre todo, descartar posibles efectos adversos durante su aplicación.
Antes de concluir, excepcionalmente me gustaría aclarar dos polémicas que me han situado en el punto de mira de mucho demócrata que, basándose en el anonimato de las redes, tienen el buen gusto de ir amenazando e insultando alegremente. La primera de las polémicas se gestó en este mismo Diario. El 27 de febrero, varias semanas antes de que la OMS decretara la pandemia mundial, se publicó, como digo, en este mismo medio el artículo "Coronavirus, más que un catarro, menos que una gripe". Efectivamente, puedo estar de acuerdo en que el título suene –y sea- sensacionalista. No obstante, tras el título había un artículo basado en datos epidemiológicos contrastados –con cita de fuentes incluida–. A día de hoy, la gripe H1N1, adaptación a nuestra especie de aquella mal llamada "gripe española" que causó entre 50 y 100 millones de muertes entre 1918 y 1920, sigue matando anualmente, de forma directa o indirecta, a cerca de medio millón de personas en todo el mundo. Teniendo en cuenta que contra dicho influenzavirus –gripe A–, tenemos ya cierta inmunidad de rebaño de más de un siglo de interacción y una vacuna que protege a más del 60% de las personas vulnerables –las mismas que ataca con denuedo la COVID-19–, ¿plantearse la comparativa resulta, en verdad, tan descabellado? El SARS-2 nos ha encontrado a todos vírgenes inmunológicamente hablando y los casos se están produciendo en un periodo de tiempo insoportablemente corto colapsando los hospitales. Es un verdadero drama que ha tambaleado los pilares de la sociedad tal y como la conocemos, y lo seguirá haciendo durante varios años hasta alcanzar, como con la gripe, esa confortable inmunidad de rebaño –de forma natural, si fuera posible, o con una vacuna, si fuera eficaz–. Tras ese periodo, si lo desean mis "comprensivos" seguidores, volvemos a hablar de disparates comparativos.
Por otro lado, tras más de cuatro meses, me parece triste que nuestros representantes políticos sigan utilizando esta luctuosa situación pandémica como arma arrojadiza o como eslogan electoral. Critico seriamente al Gobierno que la investigación, más allá de algunos proyectos COVID, siga todavía parada, que los estudios serológicos estén todavía en fase preliminar o que la protección de nuestros sanitarios se haya descuidado hasta convertirnos en el país con más infectados en dicho colectivo. Por supuesto, también he de criticar que la oposición esté más pendiente de poner ruedas en el carro de la lucha contra la pandemia que en abandonar sus pretensiones –legítimas en cualquier otra circunstancia– de afianzar a sus votantes. Como científico, como ciudadano, no entiendo que todavía se utilice la manifestación del 8M como arma arrojadiza. Está claro que, con los datos de los que hoy disponemos, se tendría que haber cancelado, junto al futbol, cines, teatros, conciertos, mítines políticos… ¿Qué hubiera pasado realmente si el Centro de Control de Emergencias Sanitarias hubiera propuesto cancelar toda actividad de ocio o cultura, incluyendo Fallas, Semana Santa, o deportivas solo una semana antes del 8M, con apenas, según los informes dados a conocer, unas docenas de casos de trazabilidad aparentemente controlada? Otra cosa es el impacto epidemiológico individual de cualquiera de estos actos frente al desplazamiento diario de millones de personas y asistencia a clases de también millones de estudiantes. Por todo ello, considero, nuestros políticos, con mayúsculas, están obligados a estar a la altura de sus votantes, aparcar la pancarta electoral, y "arrimar el hombro". Ni Europa ni la historia perdonará el actual espectáculo que estamos ofreciendo…
Sobre los resultados preliminares de prevalencia –ese 5% en Barcelona– o la posible presencia de coronavirus antes de diciembre en Europa, hablaremos en otra ocasión.