Cine

La "belle epoque" de un género

Cuarenta cortos se exhibirán en el certamen malagueño

24 mayo, 2000 02:00

Tercer Festival de Málaga

En este III Festival de Cine Español de Málaga, a las películas largas, en su mayoría de consagrados directores y consolidados actores, se unen dos secciones de cortometrajes y algunos ciclos que nada tienen que envidiar al resto de la programación. Veinte cortos son los que compiten por el primer premio en un concurso que gana adeptos gracias, sobre todo, a la gran calidad que ofrece en su selección oficial.

Son cuarenta cortometrajes en nueve días; así de fuerte viene este año el Festival de Cine Español de Málaga con sus dos apartados dedicados al corto: veinte películas a concurso y otras veinte en la sección informativa; un año en el que el director del certamen, Salomón Castiel, ha querido destacar "la calidad de los proyectos presentados. La selección ha sido realmente problemática. No hay duda de que el cortometraje español está viviendo su época dorada". Y para que tampoco haya duda de la importancia que el Festival quiere dar a la sección oficial de cortos, la exhibición se realizará en el Teatro Cervantes, sede principal del concurso durante estos días.

Nada, de tres directores unidos bajo el nombre de La Troupe, es junto a Azúcar, de Miquel Beltrán, uno de los dos cortos que se estrenan en Málaga. David Fernández, David Abajo y Luis Santamaría (La Troupe) han escrito y dirigido juntos su primer cortometraje profesional. En Nada, los tres hablan de soledad: "Es la historia de un amor perdido", comenta Fernández. Para Abajo una de las mejores partes de este proyecto ha sido el trabajo con los actores: Lola Dueñas y Adolfo Fernández interpretan a los dos protagonistas de este cuento de un hombre pegado a la barra de un bar. "Les conocimos en la serie Periodistas, les enviamos el guión y, al día siguiente, los dos contestaron que sí. Antes de empezar a rodar estuvimos trabajando con ellos durante dos meses", recuerda David Abajo. Ahora, los tres directores aguardan con expectación el estreno (programado para el domingo 28) de su primer trabajo, aunque ya preparan, también entre los tres, su primer largo.

Los besos de Ana Belén


Cada día hay más besos, de Gregorio Guzmán, que ya pasó por el Festival de Almería, es uno de los trabajos más personales del certamen. Un corto de nueve minutos, en blanco y negro, que llega después de dos años de trabajo. "El año pasado estuvimos a punto de rodarlo, pero Ana Belén no pudo y se volvió a retrasar", cuenta el director. Y el papel de la cantante era imprescindible: "Se interpreta a sí misma -comenta Guzmán-, interpreta al mito, a la mujer mitificada; los protagonistas hablan de cómo serán sus besos, los besos que les faltan. Son charlas de verano, tranquilas, delante de un vaso de cerveza". Roberto Enríquez e Iván Morales son los dos actores que llevan el peso de la película; son los protagonistas de una cinta deudora, como confiesa el mismo director, de Fellini y de Truffaut.

Indalecio Corugedo presenta en Málaga su undécimo cortometraje, un festival que ya programó en 1998 su película Copia nueva. Paréntesis, el nuevo trabajo de Corugedo, aborda el tema de una amistad complicada (sin el tinte homosexual que algunos le han atribuido sin verla). "Es la amistad imposible entre un joven parapléjico y su enfermero", dice el realizador, que también prepara el guión para el primer largometraje: "Va a ser una reflexión de la juventud y la vejez. Como en Paréntesis, me atrae el tema de la incapacidad; son los débiles los que caen en esta sociedad", cuenta de su próximo proyecto.

Y podría ser éste el año de las directoras, porque, a nombres ya tan conocidos por otros festivales como el de Ane Muñoz (El pan de cada día) y Juana Macías (Siete cafés por semana), se unen en este certamen los de otras dos realizadoras que buscan encontrar su sitio en el mundo del corto: Laura Hernández y Bego Vicario. La primera presenta en Málaga Un globo en el armario, una producción de 1.700.000 pesetas que ha rodado como proyecto de fin de curso en el Centro de Estudios Cinematográficos de Cataluña. "He querido contar la relación entre dos hermanas de unos 9 y 12 años que comparten cuarto, juegos, vivencias; y, a través de estas pequeñas cosas, la relación con sus padres que son sólo una voz en off en la película", comenta Laura Hernández, ganadora ya de un premio en el Festival de Manresa.

Bego Vicario es, además de una de las pocas mujeres del festival, la directora de una de las tres únicas cintas de animación que compiten (junto a Animal, de Miguel Díez, y William Wilson, de Jorge Dayas) en esta edición. Su corto, Haragia (Carne humana), es su cuarto trabajo y en él ha querido dar cuerpos y voces a los desaparecidos, a los seres queridos que un día salen de casa para no volver, ni vivos ni muertos.

Además de estas películas que, a modo de selección particular y por más novedosas, hemos querido reseñar, hay en el certamen otros muchos cortometrajes que se disputarán el primer premio de esta sección. Veremos, como ya tuvimos ocasión en Medina del Campo, En malas compañías, de Antonio Hens (rodado precisamente en Málaga), y London Calling, de Gabriel Velázquez. Además de Hongos, de Ramón Salazar; Backroom, de Guillem Morales; Obsesión, de Carlos Esteban; o El trabajo, de Igor Legarreta y Emilio Pérez.

Un español en Nueva York

Pero el Festival no acaba aquí. El ciclo Besos escondidos, con ocho cortos de temática gay, y Españoles en Nueva York, con otras siete películas de directores españoles que trabajan arropados por la vorágine neoyorkina, completan el programa. En este segundo grupo se pueden ver las realizaciones de Pablo Berger (un gore hispano titulado Truth and Beauty), Félix Viscarret (Dreamers, una de las películas triunfadoras en la pasada temporada), Gabriela Martí (Fin), José Barrio (Mr. Jones, también premiada en varios festivales de 1999), Sergio G. Sánchez (Surprise!), Diego Abad (Hóstiame) y José Caro (Filed). Trabajos que, con alguna excepción, no es fácil visionar en nuestro país. Esta es una buena oportunidad.

Y con este ciclo pondrá punto y final un festival que, tanto en el apartado de cortos como en el de largometrajes, se afianza, desde su creación hace tres años, como uno de los imprescindibles del panorama peninsular.

SE RUEDA


Icíar Bollaín es una de las directoras españolas que, de vuelta a sus orígenes, ha decidido rodar, después de dos largos, un cortometraje. Respaldada por Producciones La Iguana, empresa de la que es socia fundadora y con la que ha trabajado en todos sus proyectos, la realizadora trata de acercar al espectador el tema de la violencia doméstica a partir de las terapias para hombres maltratadores en Amores que matan, un corto rodado a principios de abril que se estrena mañana, 25 de mayo, en televisión.

Chiqui Carabante, que hace poco más de un año animó todos los festivales del género con su corto musical Los días felices, acaba de rodar Bailongas. Como en su anterior trabajo, Letra M se ha encargado de la producción de esta película que tiene un presupuesto original de 5.500.000 pesetas.

El desierto español es el cortometraje dirigido por Andrés Sanz, a quien ha ayudado en el guión, producción y dirección artística José Recuenco. El realizador narra la historia de un cura obsesionado por una beata y sus intentos de poner freno a su mente enfermiza. Sandra Prieto, actriz asturiana formada en el teatro y con tablas ya en el género, participa en esta historia rodada con dos millones de pesetas.

Antonia San Juan será la protagonista de Un dulce despertar, un cortometraje rodado en Alicante que narra el cambio brusco que experimenta una mujer cuando, días antes de casarse, sus planes de boda encuentran un grave obstáculo. La actriz prepara también el rodaje de Rehenes, el último trabajo de Miguel Albaladejo.

El II Festival de Cine Alemán en Madrid, que se celebra en el cine Palafox del 30 de mayo al 3 de junio, cuenta con un buen apartado de cortometrajes realizados en Alemania. Once directores darán a conocer sus trabajos en corto estos días: desde Kleingeld, de March Andreas Bochert (15 minutos), hasta Dobermann, de F. H. Donnersmarck (4 minutos).