Image: San Sebastián, una edición con sabor argentino

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Cine

San Sebastián, una edición con sabor argentino

Festival de San Sebastián 2004. Sección oficial

16 septiembre, 2004 02:00

Nine songs, de Michael Winterbottom

Importantes nombres de la cinematografía mundial se darán cita en San Sebastián a partir de mañana, cuando Woody Allen inaugure la 52 edición del certamen con el estreno mundial de su último trabajo, Melinda & Melinda. La sección oficial, este año con marcado acento argentino, reunirá los últimos trabajos de Adolfo Aristaráin y Carlos Sorín (con quienes ha hablado El Cultural), que se disputarán la Concha de Oro con, entre otros, Michael Winterbottom, Goran Paskaljevic, John Sayles, François Duyperon, Robert Guédiguian y Manolo Matji, el único español a concurso. En estas páginas, Carlos F. Heredero valora la programación del certamen, mientras que Sergi Sánchez y Miguel Marías escriben sobre Woody Allen y Anthony Mann, a quienes el certamen dedica sendas retrospectivas.

Como si fuera la viva reencarnación de Tom Baxter, el protagonista de La rosa púrpura de El Cairo, Woody Allen saldrá el 17 por la noche de la pantalla y bajará, ¡por fin!, al escenario del Kursal, donde -como le ocurría a Cecilia en aquella memorable película- se le está esperando desde hace ya muchos años. Los sueños acostumbran a hacerse realidad en los cuentos de hadas del director neoyorquino, pero ahora se hacen realidad también para los organizadores del primer festival español y para los espectadores donostiarras. Después de muchas ediciones disputándole a Venecia el honor de estrenar en Europa la acostumbrada entrega anual del director, este año se ha ganado la batalla. Será el certamen español, en consecuencia, quien acoja nada menos que el estreno mundial de Melinda y Melinda.

El propio Woody Allen, tan receloso con los premios que ni siquiera asiste a recoger el Oscar de Hollywood, viene a San Sebastián para recoger el Premio Donostia, que le será entregado mañana en la gala nocturna. Será la gran traca inaugural, el esperado momento mágico de un festival que más adelante contará también con la presencia de Annette Bening y Jeff Bridges, destinatarios de los otros dos Premios Donostia concedidos por el festival en esta edición, la número 52 de su historia. La primera llega acompañando el estreno de Being Julia, la nueva película del húngaro Istvan Szabó, que se proyectará fuera de concurso, y el segundo protagoniza, junto a Kim Basinger, Una mujer difícil, la película que dirige Tod Williams y que se encargará de dar lustre a la sesión de clausura, el próximo día 25.

Entre medias, un jurado presidido por Mario Vargas Llosa (justo ahora, después de sus polémicos artículos contra la excepción cultural, duramente contestados por los cineastas españoles) tendrá que dilucidar el reparto de premios entre un total de dieciséis largometrajes en competición. En ese gran sanedrín se integran también la productora española Marta Esteban, el director americano Tom Dicillo, la actriz italiana Laura Morante, la escritora y cineasta francesa de origen argelino Yamina Benguigui, el director de fotografía portugués Eduardo Serra y el director georgiano Dito Tsintsadze, ganador el año pasado de la codiciada Concha de Oro con una mediocre película que ni siquiera ha logrado estrenarse en España.

Ellos tendrán que evaluar una Sección Oficial que ha llenado el escaparate principal del festival con más nombres de prestigio que nunca: el argentino Adolfo Aristaráin y el francés François Dupeyron (otros dos ganadores del máximo galardón del certamen en ediciones anteriores), sus compatriotas respectivos Carlos Sorín y Robert Guédi- guian, el independiente americano John Sayles, el británico Michael Winterbottom, el serbio Goran Paskaljevic, el español Manolo Matji y el colombiano Víctor Gaviria vienen a presentar sus nuevos trabajos, con lo que la expectación mediática -al menos- está garantizada.

Cosecha precaria
La realización de Manolo Matji (Horas de luz, protagonizada por Emma Suárez y Alberto San Juan) será, sin embargo, la única producción íntegramente española, lo que -si se tiene en cuenta que en años anteriores había siempre dos o tres títulos de nuestro país- obliga a preguntarse por el estado de salud del cine español en el momento presente: ¿No había más películas, ya terminadas, que estuvieran a la altura de un festival internacional? O, dicho de otra manera, ¿estamos o no ante un reflejo de lo precaria que puede resultar la cosecha del año, si dejamos a un lado el engañoso espejismo de Mar adentro o el Pedro Almodóvar de turno...? Quizá sólo el balance al final del año pueda despejar la incógnita.

Debe recordarse también, eso sí, que los dos cineastas argentinos presentan sendos trabajos rodados en coproducción con España: Bombón-El perro, con la que Sorin prolonga su personal exploración de la Patagonia iniciada en Historias mínimas, y Roma, en la que Aristaráin se vale de José Sacristán y Juan Diego Botto para proponer una nueva indagación en el territorio de la memoria histórica y de la ética personal. François Dupeyron ofrece esta vez, con Inguélézi, la historia del viaje silencioso emprendido por una mujer que intenta ayudar a un emigrante kurdo a llegar a Inglaterra, mientras que Robert Guédiguian permanece fiel a su native land marsellesa y a su "compañía estable" de siempre con Mi padre es un ingeniero.

Mucho más polémico resultará, sin duda, el imprevisible Winterbottom (protagonista de la retrospectiva del año pasado), que desembarca esta vez con Nine Songs: un revulsivo cóctel de sexo y rock and roll que condensa en menos de setenta minutos nueve canciones y otros tantos encuentros sexuales que han provocado ya el intento de censurar el film por parte de las autoridades británicas. Otro cineasta indomable, y también buen amigo del festival, el norteamericano John Sayles (titular de una retrospectiva en 1994), se suma a la campaña anti-Bush con un film de clara voluntad política (Silver City), protagonizado por Richard Dreyfuus y Danny Huston (hijo del gran John Huston), mientras que Víctor Gaviria, el director de La vendedora de rosas, hunde esta vez el escalpelo de su cámara en la cara oculta del tráfico de cocaína dentro de la sociedad colombiana. Tres mujeres directoras acceden también a la sección oficial: la china Xu Jinglei, responsable de un atractivo remake oriental de Carta de una desconocida (nueva versión de la novela homónima de Stefan Zweig que intentará estar a la altura de la inolvidable película de Ophöls), la francesa Susanne Bier, que ofrece con Brothers un melodrama familiar, y la argentina María Victoria Menis (tercera cineasta argentina en competición), realizadora de El cielito, una sensible historia de amor y responsabilidad surgida del fructífero proyecto "Cine en construcción".

Realidades conflictivas
Otro cineasta oriental, el coreano Song Il-gon, se adentra con Spider Forest en la frontera ambigua que separa lo real de lo sobrenatural, pero el resto de las películas seleccionadas vuelven el objetivo de su cámara hacia algunas de las más conflictivas realidades del mundo contemporáneo: el trauma y el desarraigo provocados por la guerra de los Balcanes (abordado por Goran Paskaljevic en Sueño de una noche de invierno), los emigrantes que tratan de llegar a las costas españolas desde áfrica (en un filme del marroquí Daoud Aoulad-Syad, Tarfaya), la encrucijada de los refugiados kurdos atrapados en la frontera Irán-Irak poco antes de la invasión americana (retratada por el iraní de origen kurdo Bahman Ghobadi) y la memoria del sangriento atentado de 1998, obra del "IRA auténtico", dentro de Omagh, dirigida por Pete Travis, pero escrita y producida por Paul Greengrass, realizador de Bloody Sunday.

Hay que pasarse después a Zabaltegi (la pluriforme sección informativa del certamen) para encontrar la segunda producción íntegramente española: Frío sol de invierno, opera prima de Pablo Malo, interpretada por Unax Ugalde y Marisa Paredes, que plantea lo que promete ser una sugerente mezcla de cine negro y melodrama familiar. Claro está que el plato fuerte de Zabaltegi serán, como viene ocurriendo en los últimos años, las llamadas "Perlas de otros festivales", un socorrido cajón de sastre donde se van a dar cita algunos de los títulos más vistosos que han surgido en los certámenes internacionales de este año.

Los nuevos trabajos de Zhang Yimou (House of Flying Daggers), Claude Chabrol (La demoiselle d’honneur), Agnes Jaoui (Como una imagen), Mike Leigh (Vera Drake), Patricio Guzmán (Salvador Allende), Walter Salles (Diarios de motocicleta) y Jean-Luc Godard, a quien la FIPRESCI ha concedido su Gran Premio al mejor film del año por Notre musique (un apasionante ensayo de pensamiento fílmico) figuran como apuestas destacadas de una repesca que se ha dejado fuera, sin embargo, otros esperados títulos (se echan de menos los últimos trabajos de Emir Kusturica, el coreano Park Chan-Wook, el japonés Kore Eda o el iraní Abbas Kiariostami), pero que incluye -y este es un gran acierto- una de las grandes sorpresas del año: un minimalista mestizaje de Ozu y Kaurismäki perpetrado con inteligencia y estilo por los uruguayos Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll en la imprescindible Whisky.

Grandes bazas
Las otras dos grandes bazas de la programación residen en dos estupendos y bien concebidos ciclos: la importantísima retrospectiva dedicada al cine de Anthony Mann y, sobre todo, la original propuesta que supone Incorrectos, una especie de desafío al pensamiento único dominante con el formato de un memorial que incluye una revulsiva y afinada selección de lo más transgresor, rupturista y provocativo que ha dado de sí la historia del cine: desde La edad de oro de Buñuel hasta Los idiotas de Lars Von Trier, desde el Zero en conducta de Jean Vigo hasta el Arrebato de Iván Zulueta, desde la desopilante Sopa de ganso de los hermanos Marx, dirigidos por Leo McCarey, hasta el exabrupto pasoliniano de Saló, pasando por obras capitales de cineastas como Makajev, Chabrol, Almodóvar, Waters, Frears o Cronenberg, entre muchos otros. Todo un acierto para los tiempos que corren.

El resto de la sección Zabaltegi estará ocupada por las obras de los nuevos realizadores, que compiten por un premio de 90.000 euros. Entre ellos aparece otro cineasta argentino más: Jorge Gaggero, realizador de Beba y Dora, un film protagonizado por la siempre grande Norma Aleandro. La representación argentina (la más numerosa del certamen) se completa con la presencia de otras ¡seis! producciones y coproducciones incluidas en la sección "Horizontes latinos", un apartado al que accede el nuevo trabajo de Sebastián Cordero (Crónicas).

Se completa así una programación de altura y de gran pluralismo, que aspira a salvar las estrecheces económicas de un año en el que Canal Plus se ha retirado como patrocinador oficial, en el que se han adoptado medidas polémicas (¡la prensa tendrá que pagar por asistir al festival!), y en el que el mayor reclamo comercial será la exhibición, con algunas interesantes piezas colaterales, de la filmografía completa de Woody Allen, gran mago y maestro de ceremonias de la gala inaugural.


La vitalidad del documental
Once documentales darán testimonio de la actual vitalidad de un género emergente.Dejando aparte al siempre polémico y narcisista Oliver Stone, que regresa para ofrecer la segunda parte de su entrevista con Fidel Castro (Looking for Fidel), las aportaciones de los cineastas españolas prometen colocar el nivel bastante alto. Para empezar, Montxo Armendáriz hará un breve descanso del rodaje de Obaba para presentar Escenario móvil, imágenes que consiguen tomarle el pulso a la verdad humana de la Extremadura profunda. Eterio Ortega, por su parte, prolonga la indagación iniciada con Asesinato en febrero en su valiente retrato de la vida cotidiana y familiar de dos ciudadanos vascos amenazados por ETA dentro de Perseguidos. Manuel Palacio revela, con Rejas en la memoria, la existencia de campos de concentración durante la posguerra franquista donde los presos eran utilizados como mano de obra barata, mientras que Cerca de ti, una obra colectiva compuesta por trabajos individuales de Patricia Ferreira, Chus Gutiérrez, Javier Corcuera, Pere Joan Ventura y Javier Fesser, intenta dar testimonio de algunas prioridades humanitarias señaladas por UNICEF.