Image: Escenario Móvil (Documental)

Image: Escenario Móvil (Documental)

Cine

Escenario Móvil (Documental)

Director: Montxo Armendáriz

30 septiembre, 2004 02:00

Luis Pastor en Escenario Móvil, de Montxo Armendáriz

Intérpretes: Luis Pastor, Lourdes Guerra, Redoble de cáceres. Guionista: Armendárz y Luis Pastor. Estreno: 1 octubre. 90 min.

La irrupción de la tecnología digital en el cine contemporáneo hace posible la exploración de formatos narrativos, experimentos lingöísticos y ensayos de producción que el cine sobre soporte fotoquímico tenía casi vedados. De ahí que Escenario móvil venga a colocar sobre la pantalla una inteligente radiografía de un escenario insólito para el cine español: la Extremadura veraniega de los pequeños pueblos de menos de dos mil habitantes, la España profunda que hace frente, en aquellas tierras, a la despoblación de los enclaves rurales, a la desubicación de una juventud que no encuentra su sitio, a las dificultades de las cooperativas, a la desertización con que amenazan los grandes incendios...

No es ésta la primera vez, conviene recordarlo, que Armendáriz se interesa por formas de vida y de organización social en crisis. La Ribera de Navarra (su contribución a los "Ikuskas") y Carboneros de Navarra (embrión del posterior Tasio) abordaban ya, también desde el campo del documental, otras tantas formas de civilización en trance de desaparecer, pero su nueva incursión -ahora por territorio extremeño y filmada con betacam digital- tiene el formato de un largometraje y llega a la pantalla grande, lo que supone un salto cualitativo que no debe pasar desaper- cibido, máxime cuando la película -que no se ha kinescopado- se va a exhibir, directamente, con imágenes digitales y sólo en salas equipadas para ello.

Lo más interesante de la propuesta reside en esa mirada discreta y limpia, pero no por ello menos aguda y penetrante, que Armendáriz arroja sobre aquellas realidades. Lo que tiene menos relevancia, desde el punto de vista documental y cinematográfico, es el pretexto que ofrecen las canciones de Luis Pastor y el andamiaje de ese escenario móvil dispuesto para llevar la música y la cultura a los pequeños pueblos de Extremadura. Lo de más, lo que verdaderamente resulta sustancial, está en la realidad contingente de las imágenes capturadas y en la estructura construida por el cineasta.

Esas imágenes que se acercan a hombres, mujeres y jóvenes anónimos, a la vida cotidiana de los enclaves visitados, a las aspiraciones y los anhelos de las gentes, a las vidas sencillas y comunes de los paisanos retratados, acaba por ordenarse dentro de un relato que, al final, desvela todo el sentido del viaje: la llamada de atención sobre una geografía social amenazada, un retrato minucioso y poco complaciente de un hábitat en cuyo subsuelo palpitan problemas, heridas y urgencias de hoy en día.

Podría pensarse, con razonable intuición, que Luis Buñuel hacía lo mismo y de manera mucho más provocadora en su inolvidable Las Hurdes (Tierra sin pan, 1933), pero desde entonces hasta ahora han cambiado muchas cosas, en las Hurdes extremeñas y también en el cine. Por eso la mirada de Armendáriz, ajena a todo tremendismo, se pega como un guante a la realidad y levanta acta de los conflictos en presencia sin dejarse llevar por el sensacionalismo. Su voz se escucha directa, observadora y transparente. Sus imágenes nos dan una humilde pero provechosa y lúcida lección.