Image: Matt Stone

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Cine

Matt Stone

“Team America no es una película política”

24 marzo, 2005 01:00

Matt Stone

Si de algo no son sospechosos Matt Stone y Trey Parker, creadores de la incatalogable y transgresora South Park, es de conformismo o de sumisión al sistema. En cada nueva propuesta, incluso las que deben forzosamente buscar su existencia en Internet (Princess), ponen en cuestión o directamente echan por tierra los grandes ideales norteamericanos. En Team America, su segundo largometraje de animación (ahora con marionetas), lanzan "armas de destrucción masiva" contra la agresiva política exterior de su país. El Cultural ha charlado con Matt Stone, el más joven del temido tándem.

Nacido para provocar podría ser su lema desde su cuna en la texana Houston, donde nació hace 33 años. Porque Matt Stone (Houston, 1971), la media naranja artística de Trey Parker -creadores de las deslenguadas, tiernas e irreverentes criaturas de South Park- lanza pestes en su segundo largometraje, en forma de parodia excesiva, contra los fundamentalismos religiosos, el terrorismo global, el superpatriotismo norteamericano, las celebridades liberales de Hollywood, el investigador Hans Flix, las deleznables películas de acción testosterónica de Jerry Bruckheimer o la amenaza nuclear coreana. Esta vez sí que no han dejado títere con cabeza. Y nunca mejor dicho, porque estos alquimistas de la animación rudimentaria han construido todo este tinglado político-paródico a partir de unas marionetas de madera e hilos visibles, un nuevo ejercicio de iconoclastia "contra la mayoría moral de los que rigen el mundo del Nuevo Orden, esclavos del capitalismo".

Con su sempiterna sonrisa en la boca, como si el mundo fuera una enorme y pesada broma de la que no podemos dejar de reírnos, Matt Stone conversa con El Cultural sobre este insólito documento cinematográfico, que ha provocado casi tantas reacciones en Estados Unidos como el que despertó el controvertido destape de Janet Jackson.

-¿De dónde surge la idea originaria de hacer un musical patriotero al estilo de las testosterónicas películas de Jerry Bruckheimer con marionetas de hilos muy visibles?
-De unas canciones que se nos iban ocurriendo a Trey y a mí basadas en las baladas monologadas al estilo de Andrew Lloyd Webber. Eran letras que nos iban saliendo como las palabras de un chico que necesita a su novia tanto como Ben Affleck necesita clases de interpretacion ("I need you like Ben Affleck needs acting school") o arengas musicales patrioteras al estilo de Aerosmith pero diciendo "¡América jode, yeah!" (America fucks, yeah!). Como casi siempre, la música fue el comienzo, lo demás fue llegando por sí solo. La idea era hacer algo que no se hubiera visto antes.

-Y tanto. Jamás se recuerda a marionetas ultrapatrióticas armadas hasta los dientes destruyendo la Torre Eiffel o la esfinge de Gizeh para salvar a Occidente del terrorismo islámico y destrozando con armas de alta tecnología a Sean Penn o George Clooney.
-¡Y no te olvides de Michael Moore! Aunque el aspecto y los diálogos algo cretinos recuerden a las series para televisión de marionetas de Gerry Anderson (el Capitán Escarlata Thunderbirds) también nos hemos inspirado en la obra de Jan Svankmajer, sobre todo para la escena de la vomitona alcohólica del héroe a su pesar. Se ha tratado de mover los hilos, literalmente (carcajada), y llevarlos hasta el límite.

Con el Kama Sutra
-Hablando de límites, los traspasastéis en la escena de supersexo que tuvistéis que censurar.
-La censuramos en quince segundos para que la película no perdiera un público potencial que pensamos que disfrutaría viéndola. No obstante, si esperas un poco, la tendrás en el Dvd. La película será entonces como Southpark: más grande, más larga y sin cortar.

-En esa escena se ven posturas que ni en una película real de adultos practicando sexo consentido de alto voltaje.
-Verás, por supuesto nos hicimos con un ejemplar del Kama Sutra para buscar posturitas. De hecho, nos estudiamos el libro y sus consiguientes láminas a fondo para no descartar nada. Dado que se trata de dos superhéroes en el camino de salvar a la Humanidad del terror islamista... en lo sexual también se atreven con todo y más. Al ser muñecos, dudamos entre meter una cancioncilla o resolver el sonido a través de sonidos humanos. Ya sabes, jadeos, grititos y todo eso. Pensamos que la mezcla de música, diálogos cursis y lo que hacen era la mezcla perfecta.

-Los diálogos de los cinco héroes y de su jefazo oculto son patéticos y el machismo además del ultrapatriotismo echan para atrás.
-¿No te suena a megapelícula de Jerry Bruckheimer? ¿No te trae a la cabeza cosas como Top Gun, Con Air, La Roca, Armageddon o, la peor de todas, ese enorme pestazo de Pearl Harbour? Fue nuestra máxima inspiración. Y la meta era hacer una película de acción al estilo de Jerry Bruckheimer sin que nos saliera una de sus mierdas. Ese sí que fue un reto creativo que nos dejó exhaustos. Y Bruckheimer inspiró la idea del musical...

-¿Cómo se traduce eso?
-Si se fija bien, cada vez que los héroes "bruckheimerianos", desde Tom Cruise a Ben Affleck o Nicolas Cage, están en tremendos apuros, rodeados de tremendas explosiones y a punto de perder a la nación americana y a la Humanidad a manos de psicóticos terroristas... Bruckheimer mete en la banda sonora una canción de Aerosmith a todo volumen llena de esas letrazas que te narran en el fragor de la batalla a muerte lo jodidos que están los prota- gonistas. Descubrir que las películas de Bruckheimer eran musicales puros y duros, de sonoridades épicas, nos dio la clave.

-En un principio los villanos parecen ser cualquier árabe dotado de barba y una maleta con detonador. Luego, la cosa cambia: la hecatombe con armas de destrucción masiva proviene de Asia sin que a Hans Flix le dé tiempo a comprobarlo por cortesía de un tiburón.
-Esto es, de Corea. El más malo y lunático de los villanos es en este caso el dictador coreano Kim Jong II, un tipo solitario y triste que, en el fondo, busca el amor en los peores sitios y de una forma catastrófica. Este villano con delirios de grandeza y planes para dominar el mundo resulta al final una amalgama de todos esos clásicos megavillanos visionarios y enloquecidos de las películas de James Bond.

Parte del humor
-El dictador asiático sustituye las "erres" por las "eles" y los árabes se expresan en plan "burka, burka, jihad". Os van a acusar de racistas o, a lo peor, amenazar con represalias.
-Baaaah, para nada. Es parte del cliché y del humor. Lo de Asia y las consonantes lo ha utilizado Sofia Coppola en Lost in Translation con gran efecto cómico y nadie la ha acusado de racista. En cuanto a la amenaza árabe, potencial vaya, no tememos nada. Ni nos pensamos cortar en el futuro.

-Este musical de marionetas político se estrenó en las vísperas de la elección entre Bush, Jr. y Kerry, pero el presidente es al único al que se echa de menos.
-Al principio estaban ambos en la historia, pero ésta se convertía en algo sobre ellos y su confrontación. Y quedaba aburridísima. Ni tenía gracia, ni para nosotros era un reto. Si quieres política, están Michael Moore y Kim Jong II, pero es que no es una película política ni jamás intentamos que lo fuera.

-Pues hablemos entonces del varapalo que le metéis al Hollywood liberal.
-Venga, hablemos de la política de ciertos actores así llamados liberales, aunque nosotros les sindicamos en el FAG (Film Actors Guild), una palabra inglesa que significa algo así como escasez de virilidad.

-En efecto, entre los FAG’s se encuentran Sean Penn, George Clooney, Matt Damon, Tim Robbins y las damiselas Liv Tyler y Susan Sarandon, activistas de la paz en apoyo del supervillano coreano. Todos acaban reventados bajo las armas de American Team.
-Mira, es que no podíamos más. Está bien que Steve Earle componga unas canciones de protesta contra varias barbaridades bélicas americanas o que Bruce Springsteen organice una gira de conciertos de rock. Eso forma parte del circo del rock"n"roll. Pero eso de sentarte ante la tele y ver cómo uno de esos actores-estrella concienciados comienza a emitir opiniones como el mayor experto en Oriente Medio y política exterior, simplemente me hace vomitar. No sé que les ocurre a las neuronas de esos actores cuya celebridad creen que les ha imbuído de la posesión de un sentido global del Bien y del Mal. No sé si se les ha reblandecido el seso bajo los focos de la fama o es que se han perdido algo.

-Al final, en los créditos, anunciais que ninguna de estas celebridades dio permiso para utilizar su nombre e imagen. ¿Ha habido alguna queja?
-Sólo de uno. Sean Penn. Nos escribió una carta llamándonos "ignorantes" que se publicó en la revista ‘Rolling Stone’. Dos cuestiones en cuanto a esto. Jamás me he sentido menos ofendido. Y segunda, gracias Sean por la publicidad extra y gratis. Te debemos una.