Image: Cuando Harry encontró a Sally

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Cine

Cuando Harry encontró a Sally

La Gran Comedia en DVD

7 julio, 2005 02:00

Una escena de Cuando Harry encontró a Sally

El Cultural entrega el jueves 14 de julio, por sólo 8,95 euros, el DVD Cuando Harry encontró a Sally (1989). Realizada por Rob Reiner a partir de un guión de Nora Ephron, se trata de una de las comedias románticas más inteligentes y emocionantes que se han escrito. El éxito de la película supuso el salto al estrellato tanto para Meg Ryan como para Billy Crystal.

No vamos a hablar del orgasmo fingido de Sally en la cafetería, porque de un tiempo a esta parte parece que todas las virtudes de la película se disuelven al recordar los gemidos de Meg Ryan frente al estupor y vergöenza de Billy Crystal. A fin de cuentas, la famosa escena sólo es carne de trailer de una afilada comedia romántica tan brillantemente escrita que logra satisfacer (y convencer) primero al cerebro y después al corazón. El interés de Cuando Harry encontró a Sally (1989), quince años después (que se dice pronto), sigue siendo el mismo: su lúcido análisis de las relaciones emocionales entre un hombre y una mujer cuando llegan al amor a través del conocimiento del otro. Cuando llegan a él a través de la amistad y los años. En tiempos en los que el amor viaja en tren expreso y no se detiene más minutos de los que se requieren para bailar un tango, echar una cana al aire o comprobar que no era amor sino otra cosa llamada deseo, un análisis de este tipo tan convincente y divertido, tan optimista, resulta más que estimulante, casi necesario. Sobre todo si la historia pulsa la fibra emocional con tanta facilidad como lo hace esta película, crédito que hay que conceder sobre todo a la esencial colaboración de dos actores que por separado tienen su atractivo, pero juntos son dos energías vivas, protón y neutrón del mismo átomo (¿por qué no han vuelto a juntarles?). Cuando Harry encontró a Sally puso fin a una década realmente pobre y perniciosa en materia cinematográfica, y merece a día de hoy sobrevivir al olvido del que no se han librado tantas y tan absurdas comedias sentimentales que se fabricaron como clones en los años ochenta.

En realidad esa amnistía se la podemos conceder aunque sólo sea por la escena que no vamos a recordar. Mejor recordaremos el otro fingimiento, el de Harry quejándose de un falso tumor en la cama, porque ambas circunstancias, los placeres y dolores fingidos, dicen mucho de sus respectivos personajes. Harry es cínico, mordaz, inteligente, seductor, pesimista hasta ser grotesco ("Leo la última página de cada libro antes de empezarlo. Si me muero antes, sabré cómo termina"). Sally es encantadora, exigente, independiente, estructurada y tiene un gran sentido del humor ("Harry, puedes creerlo o no, pero nunca he considerado un sacrificio no acostarme contigo"). Entre ellos no hay secretos. El tiempo les ha concedido algo en lo que Harry no creía (una amistad hombre-mujer sin sexo), para comprobar más tarde que la ley de la gravedad, como el sexo, siempre gana. Han pasado por el odio del primer encuentro, por la indiferencia del segundo, por el interés del tercero... así hasta adorar sus defectos y aliviar sus penas al teléfono y hasta buscarse parejas mutuamente. No quieren que el sexo arruine su amistad. Son carne y uña y sólo ellos parecen no saber hasta qué punto están enamorados el uno del otro. El espectador asiste divertido a la crónica de una consumación anunciada y y, entre capítulo y capítulo, a los testimonios ficcionados de varios matrimonos mayores que cuentan sus historias -basadas en hechos reales- a la cámara. De este modo, la película declara constantemente su vocación taxativa en asuntos del corazón.

Planos cortos
Rompiendo la regla no escrita de que el drama se hace con primeros planos y la comedia con generales, aquí el humor se la juega en infinidad de planos cortos. Será porque el humor de Cuando Harry encontró a Sally está en la palabra. Pocos guiones como éste consiguen atrapar desde la primera línea, incluso en el papel, sin la colaboración de sus magníficos actores ni del maravilloso retrato de Nueva York. Prueben a cerrar los ojos y sólo escuchar la película. Funciona. Nos seducen el hábil manejo de los tiempos narrativos y unos diálogos que si no fueran tan explícitos parecerían sacados de un slapstick de los años treinta. El guión se lo debemos a Nora Ephron y la limpia dirección a Rob Reiner. Los dos, si son honestos, le deben mucho más que la inspiración a Woody Allen, quien por entonces había abandonado hace tiempo el territorio Annie Hall en el que se mueven Harry y Sally. Hay algo común a todas las grandes historias de amor, épicas y menos épicas, que recala en fuerzas muy superiores a la voluntad del hombre. Es la determinación del azar cuando deja de ser azar y se convierte en destino. El propio título de esta película se refiere a esos encuentros casuales a lo largo de los años, de los que ni Harry ni Sally pueden huir aunque quieran. Como tampoco la sed puede huir del agua.

Curiosidades
-El personaje de Harry está basado en la personalidad del propio Rob Reiner, quien recién divorciado de su mujer pasaba por una depresión. A su vez, Nora Ephron trasladó aspectos de su personalidad a Sally.
-La amiga de Sally, Maria, está interpretada por Carrie Fisher, la actriz que dio vida a la princesa Leia en la trilogía de La guerra de las galaxias.
-La mujer que en la cafetería dice la brillante frase "Tomaré lo mismo que ella" tras el orgasmo fingido de Sally es la madre del director Rob Reiner.