Cine

Los nuevos cineastas en ALCINE

Cinco jóvenes valores en el 35 Festival de Cortos de Alcalá de Henares

10 noviembre, 2005 01:00

Xavi Sala, Alauda Ruiz de Elvira, David Planell, Juana Macías y Miguel del Arco

Los cinco cortometrajistas reunidos por El Cultural compiten este fin de semana en el prestigioso Festival de Cortometrajes de Alcalá de Henares (ALCINE). Sus cortos forman parte de las 43 cintas a competición que ha seleccionado el certamen de entre más de 150 cortometrajes recibidos. Respondiendo a muy diversas inquietudes y actitudes cinematográficas, los convocados son Xavi Sala (Hiyab), Miguel Del Arco (Morir, dormir, soñar), Alauda Ruiz de Elvira (Clases particulares), Juana Macías (Otra vida), y David Planell (Ponys). Además, Nacho Vigalondo, nominado al Oscar a Mejor Cortometraje en 2004, escribe sobre "la burbuja mediática" y "la libertad impensable" que proporciona el corto.

Si hubiera que señalar una fecha como punto de partida del espectacular aumento de la producción de cortometrajes en España, más de uno pensaría en la providencial candidatura al Oscar en 1997 al cortometraje Esposados, de Juan Carlos Fresnadillo. Hazaña que siete años después repitió Nacho Vigalondo con 7.35 de la mañana. Entre ambas fechas, dos factores fundamentales han intervenido para que los cortos hayan sustituido a los grupos de rock en las inquietudes creativas de la juventud: el acceso que las nuevas tecnologías ofrecen al medio y la posibilidad de promoción que dispensa el apabullante número de muestras y festivales.

Según datos del Instituto de Cinematografía del Ministerio de Cultura, en los últimos cinco años se han producido una media de 130 cortometrajes al año (sólo en 35 milímetros... en vídeo la cifra se triplica) y la cantidad de festivales especializados en el cortometraje (incluyendo ficción, animación y documentales) aumenta cada temporada hasta alcanzar los 175 en territorio español durante el 2005. ¿Podemos asegurar entonces que en torno a la realización del cortometraje se ha formado una industria? Nada más lejos de la realidad. Si entendemos por industria un tejido, una estructura empresarial y productiva que genera beneficios y puestos de trabajo, claramente no cabe hablar de "industria del cortometraje".

Es el de los cortos un universo que responde a sus propias reglas, especie de invernadero de talentos o escuela de futuros cineastas, en el que nadie medianamente honesto (y cuerdo) participa con ánimo de lucro. El reconocimiento es lo máximo que uno puede exprimir a un cortometraje. El amor al arte, la ilusión de encontrar cierto feedback a su trabajo o la necesidad de una digna carta de presentación frente al sector "profesional" de la industria, es lo que mueve a todos -directores, productores, actores, técnicos...- a involucrarse en la delirante y difícil tarea de levantar una película en corto. "Nadie cobra por su trabajo, si acaso solamente los técnicos", explica el experimentado cortometrajista Miguel del Arco.

Ayudas y festivales
El presupuesto medio de un corto, sin embargo, se sitúa en torno a los 40.000 euros, dinero que se destina principalmente al alquiler del equipo eléctrico (cámaras, luces, grúas, etc.), compra de película en celuloide, catering, transporte y promoción (envío de la película a festivales). Las fuentes de financiación son esencialmente tres: las ayudas y subvenciones del Estado, de las distintas Comunidades Autónomas y de los ayuntamientos municipales (en 2005, el ICAA ha destinado algo más de un millón de euros a la producción de cortometrajes); los concursos al desarrollo de proyectos de cortometrajes (como el que convocan cada año el festival de Medina del Campo, con una dotación de 18.000 euros), y el dinero que invierte el propio cortometrajista (que en la mayoría de los casos se asigna por necesidad el papel de productor), sus familiares y amigos.

"El público de los cortos es muy vocacional", destaca David Planell, pero a falta de una adecuada explotación comercial del corto -pues los cines dejaron hace tiempo de programarlos en sus salas y las televisiones lo hacen de forma muy esporádica o en canales de pago-, a lo máximo que podrá aspirar el cortometrajista es a recuperar el dinero invertido mediante la concesión de premios en el circuito de festivales, algunos de dotaciones tan suculentas como los 9.000 euros del Premio ‘Ciudad de Alcalá’.

"Los festivales son las plataformas de los nuevos realizadores, y medianas y pequeñas ciudades como Alcalá de Henares o Medina del Campo forman parte de una larga lista que sigue aumentando, formando un circuito que los cortos recorren cada año", explica Lolo Fernández, co-autor del libro Objetivo: corto (Nuer Ediciones). Los festivales, por tanto, actúan como filtros de los trabajos que cada año destacan por encima de los demás, bien por su calidad o por su facilidad para conectar con el público. "Aunque no dejan de ser una tómbola, los festivales se encargan de hacer la selección natural de talentos", asegura Xavi Sala, quien presenta en Alcalá de Henares su excelente cortometraje Hiyab.

Según Pedro Medina, director de Animadrid y miembro del comité de selección de ALCINE desde hace veinte años, "el circuito de los festivales es una carrera de resistencia, van aguantando los mejores y los demás se quedan en el camino". Serán estos cortometrajistas los que luego lo tengan más fácil para debutar en el largometraje, aunque nunca es una garantía, pues directores multipremiados por sus cortos (incluso con el Goya) como álvaro Pastor, Antonio Naharro o Juana Macías todavía no han encontrado el productor dispuesto a apadrinarles su primer largometraje. Otros con más suerte como Daniel Sánchez-Arévalo, Rafa Russo o Antonio Hens estrenarán su ópera prima en los próximos meses.

Paso previo
Junto a la televisión, la realización de cortos sigue siendo el paso previo para encontrar la confianza de la industria. "El cortometraje debe mostrar cómo es el director y ha de servir para que los jóvenes profesionales se introduzcan en la profesión", asegura el productor Andrés Vicente Gómez. Apreciación a la que se suma el director de ALCINE, Luis Mariano González, para quien el cortometraje "es la mejor y más solvente fórmula de demostrar las aptitudes profesionales, expresivas y creativas del realizador cara a futuros proyectos de largometrajes". Y es que no son pocos los actuales directores en primera fila del cine español que comenzaron su carrera con la realización de cortos: Achero Mañas, Alejandro Amenábar, Julio Médem, álex de la Iglesia, Fernando León...


Xavi Sala, Alauda Ruiz de Elvira, David Planell, Juana Macías y Miguel del Arco