Tom Tykwer
Nunca pensé que "El perfume" fuera una novela imposible de filmar
23 noviembre, 2006 01:00Tom Tykwer. Foto: Bernardo Diaz
Una de las novelas más fantásticas y originales de los últimos años, El perfume de Patrick Söskind, llevaba largamente esperando al cineasta que se atreviera a adaptarla al cine. El alemán Tom Tykwer, autor de Corre, Lola corre, ha sido quien se ha enfrentado finalmente al desafío de filmar algo tan anticinematográfico como el olfato.Y el resultado es sorprendente.
-¿Qué le atrajo más de la novela: la forma o el contenido?
-Ambos. Si la forma se refiere al hecho de que la novela nos hace percibir el mundo a través del olfato, algo que todos compartimos, pero que no había sido explorado o investigado en literatura o cine, sin duda era un gran desafío. Pero en ningún momento pensé que fuera una novela imposible de filmar. Hay algo en su estilo que es distinto a todo, una especie de tragedia irónica. Pero además es una historia fascinante para la puesta en escena, que recorre tanto las clases altas como la vida en las calles del París del siglo XVIII. Es una historia fantástica con una resolución prodigiosa, y con un héroe muy interesante, con quien creo que todo el mundo puede identificarse.
Un deseo común
-¿Aunque sea un protagonista prácticamente mudo, obsesionado con su olfato, que acaba transformándose en un asesino en serie?
-Sí. Es cierto que fue realmente complicado definir a un personaje tan complejo como Grenouille. Para mí la clave fue el hecho de que su deseo es un deseo común en todos nosotros. Es una persona solitaria, un don nadie tratando de ser alguien. Para ello recorre caminos ciertamente bizarros, pero lo que todos buscamos, y esta la gran tragedia, es encontrar a alguien que nos quiera como somos. Es la misma búsqueda de Grenouille y es lo que me convenció de que podríamos identificarnos con él.
-La historia es una fábula sobre la imposibilidad de capturar la esencia de la belleza. ¿Es la misión de todo artista "embotellar la belleza"?
-No sé si todo artista siente esa motivación. En mi caso, uno de mis objetivos es exprimir lo máximo de belleza en las dos horas que generalmente tengo para contar una historia En este caso, es una belleza oscura, pero cada plano y cada situación está muy meditada. Un perfume no es algo tan distinto de una película. Los perfumes tienen como fin seducir y manipular las emociones de la gente. ¿No es eso exactamente lo que hace el cine?
-Para la impactante escena del éxtasis colectivo contó con la ayuda de La Fura dels Baus...
-Ha sido sin duda la escena más difícil a la que me he enfrentado en toda mi carrera. Al visualizarla en mi mente siempre imaginé una coreografía emocional y no sólo física. Pensé por tanto en gente que trabajara en artes relacionados con movimientos corporales. En este sentido, la Fura dels Baus es mi compañía de danza favorita desde hace quince años. La Fura ensayó con toda la gente durante bastante tiempo para que se empaparan del sentido emocional de la escena, porque el resultado que perseguía no era únicamente un muestrario de personas practicando sexo. Buscaba el éxtasis del amor.
-Grenouille logra el perfecto perfume combinando trece esencias. Para dar con la película perfecta, ¿a qué trece directores destilaría?
-Sin duda, Hitchcock sería el perfume dominante. Para conseguir una buena mezcla quizá empezaría con Kurosawa, luego le añadiría algo de Bergman, Fellini, Scorsese, un tanto de Wenders, quizá algo del picante de Carpenter, otro poco del cerebro de Tarantino, la gravedad de Murnau y la humanidad de Truffaut, también algo de P. T. Anderson, por supuesto a Carlos Saura (Cría cuervos es una de mis películas preferidas), una pizca de Brian de Palma y, para terminar, a Wong Kar-wai.