Image: Danny Boyle: He intentado captar la esencia de Bombay

Image: Danny Boyle: "He intentado captar la esencia de Bombay"

Cine

Danny Boyle: "He intentado captar la esencia de Bombay"

El director presenta en Madrid Slumdog Millonaire, película nominada a diez óscars que se ha convertido en uno de los éxitos sorpresa más apabullantes de la década

11 febrero, 2009 01:00

Danny Boyle

Juan Sardá

La India no sólo protagoniza Arco. También llega a los cines hoy mismo con Slumdog Millionaire, película nominada a diez óscars que se ha convertido en uno de los éxitos sorpresa más apabullantes de la década. El filme de Danny Boyle (Trainspotting) retrata la dureza de las calles de Bombay en clave de fábula para narrar el ascenso de un chaval hacia el estrellato televisivo y la conquista del verdadero amor.

Todo son buenas noticias para Danny Boyle. Pocas horas antes de hablar con El Cultural, Slumdog Millionaire recibía once nominaciones para los británicos premios BAFTA, las mismas que su gran competidora, El curioso caso de Benjamin Button, de David Fincher. Una semana después, los óscar confirmaban el éxito con diez candidaturas. "En toda mi vida jamás me había sucedido algo semejante -confiesa el cineasta atónito y encantado de la vida-. Desde el primer momento ha habido gente que se ha apasionado por esta película de una forma muy intensa, que ha luchado por ella como si fuera algo personal aunque no tuviera ningún interés tangible. Sinceramente, jamás imaginé que sucedería todo esto. Slumdog Millionaire es una película de bajo presupuesto y creía que tendría una audiencia mucho más reducida".

Las razones del espectacular éxito son evidentes para cualquiera que vea la película. Slumdog Millionaire es una de esas, escasas, producciones aptas para todos los públicos, un filme que va directo al corazón y deja al espectador profundamente conmovido, sea un lector de Nietzsche o un aficionado a los best sellers de aeropuerto. Se trata de una fábula situada en Bombay (ciudad que se erige en verdadera protagonista) que parte de la peripecia de Jamal (Dev Patal), un chico crecido en las calles de esa bulliciosa ciudad que, contra pronóstico, acaba triunfando en el concurso ¿Quién quiere ser millonario? Su extraordinaria pericia a la hora de responder a las preguntas hace sospechar a la policía de fraude, y es ese interrogatorio policial el que da lugar a un largo flash back en el que conocemos la dificultosa trayectoria del joven, una víctima de la miseria que asola a la India pero también un símbolo de su vitalidad. Es sorprendente la sensibilidad con la que Boyle ha captado el ritmo trepidante de Bombay teniendo en cuenta que jamás había estado ni siquiera en ese país antes de aceptar el proyecto: "Podría parecer que eso me descalificaba pero yo creo que ha sido positivo enfrentarme a esa realidad con la mirada limpia".

- La decisión más importante debió de ser esa mirada, optar por la de un extranjero occidental en lugar de un lugareño.
- Me di cuenta de que la respuesta estaba a la vista. Mi anterior película, Sunshine, era un drama situado en el espacio y allí todo estaba superplanificado. En este caso, se trataba de lo contrario. Bombay es la clave, es una ciudad tan intensa, con una pobreza extrema pero también llena de vida. Sus habitantes sobreviven en condiciones muy duras pero conservan una gran dignidad y lo que percibes en ellos es una gran fortaleza y alegría. Así que lo que decidí fue dejar que toda esa exuberancia impregnara las imágenes, rodar con la máxima libertad posible, sin esquemas previos, para que ese nervio recorriera la película. Cuando uno viene de una ciudad como Londres tiende a pensar que nuestros avances técnicos y científicos nos hacen mejores o más sabios. Después, lo que te acabas llevando es una enorme lección de vida. Allí hay un sentido de comunidad que no he visto en ninguna parte. Quise que el espectador me acompañara en mi viaje, que hiciera un descubrimiento.

Entre la fábula y la crudeza
Considerado por muchos como el mejor director británico en activo, Danny Boyle, ese señor con el cabello perpetuamente despeinado y aspecto de científico loco, acaricia la gloria del óscar con una película tan sólo aparentemente atípica en su carrera. En 2004 ya sorprendió a la crítica con un filme minúsculo y bellísimo como Millones, otra fábula (en este caso muy british) en la que, al contrario de lo que aparentemente sucede en Slumdog Millonaire, la moraleja acaba siendo que el dinero no es ni de cerca lo más importante del mundo. De hecho, hay quien ha acusado al director de haberse pasado al otro bando y ha visto en su filme indio un canto a la gloria capitalista pasada por el filtro de la televisión: "Estuvimos debatiendo mucho tiempo sobre si Jamal debía o no debía ganar. Creo que tomamos la decisión adecuada porque no se trata de que el dinero sea más importante que el amor, sino de que el chico se convierte en un símbolo para todos aquellos indios que son como él y que se sienten reivindicados al verse reconocidos en sus circunstancias. Casi al final, una mujer muy pobre le coge de la mano y le dice que le quiere. Ese es el efecto que Jamal logra en la gente, darle una esperanza. En realidad, llega un momento en el que precisamente él es a quien menos le importa el dinero. Pero después de todo lo que ha vivido, terminar la película de otra manera hubiera sido cruel".

Tras su debut con Tumba abierta (1995), una notable comedia negrísima, el director convirtió la novela Trainspotting, de Irvine Welsh, en un filme que acabó convertido en un fenómeno de masas. Allí Boyle refinó una narrativa posmoderna y sofisticada en la que la estética de videoclip se unía al virtuosismo narrativo para dar con un estilo acelerado y sincopado que se erigía en metáfora de la modernidad. Una narrativa copiada hasta la saciedad que encuentra su punto final en las imágenes veloces y nerviosas de Slumdog Millonaire, película al mismo tiempo voluptuosa e incisiva que encuentra un referente claro en otro famoso título sobre la miseria, Ciudad de Dios: "Decidí no verla antes de rodar para que no me intoxicara.Incluso en un principio obligué a uno de los protagonistas a cambiarse de peinado porque se parecía mucho al del protagonista de ese filme. Después me retracté. Hay similitudes, pero no quise hacer de ello un problema".

Ciudad herida

Tras los terroríficos atentados de Bombay, Slumdog Millionaire ha cobrado un significado nuevo como homenaje a una ciudad herida y hermosa: "En unos días regreso allí para presentar la película y siento una profunda emoción de llevarla a casa en una circunstancia como ésta. Me gustaría que el filme fuera visto como mi carta de amor a sus habitantes". Boyle estrenó el 22 de enero la película en la ciudad, algunos le acusaron de exagerar la pobreza del lugar.