Vicente Amorim: "La mayoría de los alemanes conocía el Holocausto y calló"
El director de origen brasileño estrena Good, un análisis de cómo el pueblo germano contemporizó con el horror nazi
22 mayo, 2009 02:00Vicente Amorim
Juan SardáHijo de diplomáticos, la casualidad quiso que Vicente Amorim naciera en Viena (en 1966). Brasileño de pura cepa, el destino volvió a llevarle a tierras germanas con su nueva película, Good, un drama sobre un aparentemente inofensivo profesor universitario (interpretado con el aplomo habitual por Viggo Mortensen) que en la Alemania de los años 30 y 40 acaba convertido en oficial de las SS. La película está basada en una exitosa obra teatral de John Wathram. Amorim, que alcanzó resonancia internacional con la película O Camino das Nuvens (2003), penetra de esta manera en la psicología del hombre corriente alemán de aquella época, explicando a través de una peripecia personal que se erige en símbolo cómo un pueblo entero (el alemán) acabó contemporizando con el horror en su estado más puro, el nazismo.
Pregunta.- ¿Cómo llega a dirigir un proyecto tan alejado de su filmografía, cien por cien desarrollada en Brasil?
Respuesta.- Fue la productora, Miriam Segal, quien insistió. Ella tenía los derechos de la obra y pensó que era bueno que un director no europeo tratara el asunto ya que tendría una mirada menos contaminada. Se decidió por mí porque había visto O Camino das Nuvens y le había encantado. Yo en ese momento sabía lo que todo el mundo sobre la Alemania nazi de los años 30. Eso sí, había visto un montaje de la obra en vídeo y me había fascinado. Aunque está ambientada en un período histórico muy concreto, creo que trata un tema muy universal.
P.- ¿Y cuál es ese tema universal?
R.- El centro del asunto es la capacidad para decidir. Solemos observar el nazismo con una perspectiva histórica y nos horroriza y nos asombra lo que sucedió. Good trata de retratar los hechos desde el momento en el que estaban sucediendo. Hoy pasa exactamente igual, todos los días tomamos decisiones aparentemente banales pero que tienen un peso fundamental en cómo funciona el mundo realmente. Comprando determinadas cosas, teniendo determinadas actitudes contribuimos a la diferencia entre el Norte y el Sur o la delincuencia, pero no somos conscientes de ello porque jamás lo observamos con perspectiva histórica. Desde mi punto de vista, es un thriller ético y la conclusión es que todas nuestras decisiones son políticas y tienen consecuencias.
P.- ¿Hasta qué punto puede considerarse al protagonista de Good "inocente" porque no participa directamente en el Holocausto?
R.- El problema es que sí participa, eso no se limita a encender las cámaras de gas. Cuando él acepta formar parte de esa maquinaria y comienza a contemporizar y recibir prebendas del mal comienza a ser culpable y responsable de lo que sucede. Es muy fácil desentenderse de todo y vivir a cuerpo de rey para después decir que no sabías nada. La mayoría lo sabía y calló. Otra cosa es que cuando uno no ve las cosas tiende a minimizarlas. Pero existen y son reales.
P.- La película tiene un tono muy realista...
R.- Estudié muchísimo sobre la época y vi miles de fotografías y vídeos. Mi intención era crear un look que se acercara al documental. Yo quería que la gente se fijara sobre todo el los personajes y sus emociones, para eso era necesario una filmación muy clásica. Si de repente pones cámara al hombro la forma hubiera tenido demasiada importancia. Creo que era importante que el público ni siquiera notara que hay un director detrás de la película.
P.- ¿Cómo surge la participación de Viggo Mortensen?
R.- Él fue siempre el primer candidato para la película y de hecho el rodaje se pospuso un año para que pudiera terminar Promesas del este. Para Viggo era un proyecto muy querido porque había visto la obra muy joven, en 1982, y estaba enamorado de ella. Además de su talento Viggo era un actor perfecto para el papel ya que nadie lo tiene asociado ni de cerca con un nazi, daba perfecto en la imagen de hombre bueno que tenía que tener de entrada.