El Cultural

El corto español también compite

Alex Brendemöhl presenta Rumbo a peor

22 mayo, 2009 02:00

Una imagen de Rumbo a peor

A la espera del palmarés del domingo, Cannes apuesta fuerte mañana por los cortos. A competición, Rumbo a peor, con el que debuta como director el español Alex Brendemöhl.

El Festival de Cannes le da suerte a álex Brendemöhl (Barcelona, 1972). Estuvo allí como actor con Las horas del día (Jaime Rosales, 2003), repitió como guionista y estrella absoluta con Yo (Rafa Cortés, 2007) y ahora regresa al certamen como director con su debut como cortometrajista, con la enigmática y personalísima pieza de doce minutos Rumbo a peor: "Fue algo bastante improvisado -explica el director en ciernes-. En la productora Voodoo les sobraban unas colas de negativo y las aprovechamos. Escribí el guión en un día y rodamos en un fin de semana con un equipo en el que todos éramos amigos. Es un proyecto que surge con pocas pretensiones, de una forma muy orgánica. Después lo terminas, y estás satisfecho y te atreves a presentarlo a festivales. Cannes es un lugar donde se defiende un cine que busca lenguajes nuevos. Y eso es lo que, modestamente, he procurado que hagan las películas en que participo".
El primer chispazo vino de un paraje del Ampurdán gerundense, un lugar que, según el director, "es extraño y misterioso. Creé toda la historia a partir de ese paisaje un tanto siniestro, que recuerda un poco a los que se veía en el cine soviético. Hay quien dice que el Ter se parece al Volga en el corto. Es una zona, además, donde ahora viven muchos rusos. No es casualidad que al final se escuche música de Vladimir Vysotsky". Si esa inspiración rusa es una pata de la película, la otra viene de Irlanda, de la obra de Samuel Beckett. Rumbo a peor no sólo toma prestado su título de la última obra del autor, especialmente oscura, también se inspira en su espíritu: "Cuando estudiaba en el Institut de Teatre vi un montaje de Esperando a Godot que me dejó muy impresionado. Me gusta mucha esa idea de unos personajes que deambulan, que no se sabe muy bien de dónde vienen o adónde van, que están manejados por fuerzas superiores. Ese absurdo me fascina. Y me atrae también la idea de lo tragicómico. Otro concepto fundamental es la belleza del fracaso".

Buster Keaton. Todo esto se traduce en un cortometraje en el que apenas sucede nada, con una fotografía deslumbrante. Apenas dos hombres vestidos de futbolistas que pasean por un bosque. Allí encuentran una mujer. Entablan contacto pero no oímos lo que se dicen, probablemente, fórmulas de cortesía galante. Se hacen amigos y terminan navegando por el río con una pequeña embarcación. Este es el sencillo argumento del corto que juega con los silencios: "Escribí un guión pero después me di cuenta de que funcionaba mejor sin palabras. Fue importante tener ese guión porque los silencios valen por lo que no se dice". Y Brendemöhl, el actor exquisito preferido por cineastas como Rosales, Portabella o Cesc Gay, cita dos piezas más de Beckett como referente: Monólogos sin palabras y la película que rodó con Buster Keaton, Film (1967).

En Cannes, Brendemöhl competirá con una estricta selección de nueve cortos procentes de todas partes del mundo. Son títulos como Arena, del portugués Joao Salaviza, Cio Mama, del croata Goran Odvorcic o After Tomorrow, de la británica Emma Sullivan. ¿Será Rumbo a peor el punto de partida del Brendemöhl director de cine? Cannes podría conseguirlo.