Image: Toronto habla español

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Cine

Toronto habla español

Achero Mañas presenta en el festival Todo lo que tú quieras, que se estrena este viernes

10 septiembre, 2010 02:00

Achero Mañas

El título Todo lo que tú quieras parece haberse convertido en una premonición. El tercer largometraje de Achero Mañas, que se estrena hoy en España y que se proyectará en el recién inaugurado Festival de Toronto (con marcado acento español), incluye los fantasmas de un director que también debuta como productor.

¿Qué hace un director de cine durante siete años si no dirige ninguna película? "Escribir, escribir y escribir. No he parado de hacerlo", responde Achero Mañas sentado en la cafetería del hotel Orfila de Madrid. Con Todo lo que tú quieras regresa a la gran pantalla largo tiempo después de haber obtenido el premio FIPRESCI en Toronto con Noviembre (2003), aquel impetuoso largometraje cuyo culto inicial no escaló a la altura del sorprendente éxito de El Bola (2000), célebre ópera prima que inauguró el nuevo siglo del cine español y colocó a Mañas, hasta entonces conocido como actor, entre los cineastas más prometedores de la industria. En estos siete años, entre otras cosas, ha tenido dos hijos y ha vivido en Nueva York, donde trató de levantar una película sobre un soldado norteamericano de origen latino que regresa del desierto iraquí con una insoportable conciencia de culpa. Pero los sucesivos fracasos de diversos filmes que acontecían en el polvorín de Irak -el tardío éxito de En tierra hostil es la excepción a la regla- le impidieron conseguir la financiación necesaria.

Pasión y aprendizaje
"En todo caso, mi prioridad en la vida nunca ha sido el cine. Hay muchas cosas más importantes en mi existencia, empezando por mi familia...", explica Mañas intranquilo pero esperanzado ante el inminente estreno de su tercer largometraje. Siente que se juega mucho con él. Es el primero que le pertenece al cien por cien, que ha escrito, dirigido y producido. Un empeño muy personal. "Ha sido una osadía por mi parte pasarme a la producción, una locura en estos tiempos tan duros, pero siempre he confiado mucho en mi capacidad para hacer las cosas por mi cuenta, y no podía esperar a que llegara un productor dispuesto a financiar esta historia tan especial...". En Todo lo que tú quieras ha hecho convivir esos dos elementos: la pasión familiar y el aprendizaje personal. "La búsqueda de identidad que emprende el protagonista, Leo, simboliza la ambigüedad de la familia moderna, el cambio de roles del hombre y la mujer que se ha producido en la sociedad", explica el director. Un "pitching" (resumen esquelético del film) perfectamente válido para Todo lo que tú quieras podría ser: el trayecto de un abogado (Juan Diego Botto) que se hace transformista para que su hija de tres años (Lucía Fernández) no eche de menos a su madre recientemente fallecida (Ana Risueño). Un bastidor narrativo realmente delicado, de alusiones metafóricas, destinado a caminar en precario equilibrio entre el registro naturalista y la fábula social.

Simulacros
Como en el Alfredo (Oscar Jaenada) de Noviembre, hay algo de quijotesco en el Leo de este nuevo film de Mañas, quien no niega su simpatía por personajes "que se salen de los patrones sociales", capaces de llevar al extremo sus convicciones. "Decía William Blake que el camino de los excesos lleva al palacio de la sabiduría. Siempre me ha intrigado mucho esa frase". Bien es cierto que los juegos de riesgo siempre han estado muy presentes en la filmografía del autor de El bola, cuya primera secuencia, de hecho, narra el juego peligroso de unos niños saltando sobre las vías del tren. Leo siente que no basta con "suplantar" a la madre de su hija Dafne en la intimidad de su domicilio, que debe llevar más lejos su simulacro de representaciones. "En realidad no sabemos hasta dónde seríamos capaces de llegar por el amor a nuestros hijos, por eso podemos entender que Leo acabe poniendo en peligro su propia identidad". Tras pedirle al transformista y artistas de variedades Alex (un José Luis Gómez sacado de una película de Almodóvar) que le enseñe a vestirse y a comportarse como una mujer, Leo termina por adoptar la identidad femenina en el espacio público. Por entonces, el código naturalista y la voluntad emotiva del film se han convertido en un lastre. La película bien podría haberse adentrado en el retrato sin concesiones de una psicopatía, o quizá en manos de otro director podría haber adoptado la forma de una comedia desatada, pero el aliento de drama familiar que busca Mañas atenaza la libertad del relato, que avanza presa de un guión sin músculo, con déficit de elaboración.

Una fábula realista
Mañas sostiene que siempre encuentra el tono del film en los ensayos con los actores, ese "momento decisivo" en el que se da cuenta de "qué es lo que potencia la historia". "Aunque en cierto momento sí hubo una tentación de hacer comedia -añade-, al final pensé que eso ya se ha hecho. Pienso en La vida es bella, que podría tener alguna relación remota con mi película, es decir, un padre que inventa un mundo alrededor de su hijo para aliviar su sufrimiento Yo he intentando ser lo más realista posible porque la fábula puede tener sus peligros. Quería estar muy cerca de los personajes, de ahí que haya rodado con planos muy cortos, para convertir una historia irreal en algo muy real". El énfasis se apropia así de la imagen -con frecuentes insertos musicales, con los planos cerrados, o incluso con una soflama sobre la normalización del transformismo en boca de Alex-, indicando al espectador en todo momento qué debe sentir o qué debe pensar sobre lo que está viendo.

La vocación de analista social que hay en el cine de Mañas se manifiesta con claridad en el retrato de una sociedad agresiva hacia los travestidos. "En gran medida, Todo lo que tú quieras habla de los prejuicios que nos definen. Es una película llena de gente que prejuzga a los demás como estereotipos sociales en lugar de tratar de conocer a las personas. En este sentido, el film es una apuesta por la singularidad del individuo". Una apuesta, en este caso, mucho más vivificante sobre el papel que sobre la pantalla.

Mercado de mercados

El carácter no competitivo del Festival de Toronto lo convierte en un gigantesco espacio de exhibición donde las películas se someten a examen en busca de distribución internacional. No hay premios ni secciones a concurso, si bien en términos de actividad comercial es la segunda cita cinematográfica más importante del mundo después de Cannes. Aparte del filme de Achero Mañas, en esta arena han sido convocadas diversas producciones dirigidas por autores españoles. El 'glamour cinéfilo' llegará con el film-diario Guest, de José Luis Guerín, un hermoso artefacto que representa un giro en la trayectoria del cineasta. Alex de la Iglesia mostrará la negrísima comedia Balada triste de trompeta, y Fernando Trueba su película de animación junto a Javier Mariscal Chico & Rita. Icíar Bollain acude con También la lluvia, un híbrido de documental y ficción rodado en Bolivia. Esperamos de Manuel Martín Cuenca su regreso a la precisión expositiva de La flaqueza del bolchevique en La mitad de Óscar. Los jóvenes Rodrigo Cortés -Buried- y Guillem Morales -Los ojos de Julia- confían en sus propuestas de terror para dibujar una imagen profesional de la nueva savia del cine español.