La Ava de Isaki y Ariadna
El director español Isaki Lacuesta ha presentado hoy en el Festival de San Sebastián, acompañado de la actriz Ariadna Gil el documental La noche que no acaba en el que se adentra en los años que Ava Gardner pasó en España.
Todo empezó como un encargo de la TCM para que escribiera un guión basado en el libro de Marcos Ordóñez Beberse la vida: Ava Gardner en España. Pero cuando, pasado el tiempo, también le propusieron dirigir el filme, Isaki Lacuesta modificó sustancialmente lo que llevaba escrito para poner en marcha uno de los documentales más intrigantes de los últimos años, un acercamiento heterodoxo al 'animal más bello del mundo' que se distancia por completo de las acostumbradas hagiografías televisivas sobre estrellas del cine. "La película está montada como un diálogo entre la Ana joven que llega a España en los cuarenta con Pandora y el holandés errante y la Ava mayor que rueda Harem y que muere al poco tiempo", explica el autor de Los condenados.
Entre dos primeros planos de la actriz, extraídos de cada una de las películas, transcurre el idilio de Ava Gardner con España, una vida vaciada hasta la última gota. Lacuesta trata de reconstruir sus aspectos biográficos a partir de las mujeres que interpretó en la pantalla. Un diálogo que se refuerza con el que mantienen las narradoras de la película, Charo López y Ariadna Gil, poniendo voz a un texto poético que huye de todo rastro de escabrosidad o sensacionalismo frente al carácter alocado de la actriz, proponiendo en cambio una inteligente deconstrucción del mito. Los testimonios del cineasta Jaime Chávarri, del operador Jack Cardiff o de la actriz Lucía Bosé contrastan con los de algunos "personajes secundarios" en la vida de Ava Gardner: un fotógrafo catalán, el pianista del Hilton, una de sus dobles... Las huellas que la actriz dejó en España van revelando una vida jubilosa pero de reverso amargo. "Hay un fenómeno que hasta el siglo XX no había ocurrido jamás -dice Lacuesta-. Y es que hay gente que ha crecido, ha cambiado y ha madurado frente a las cámaras". Todas las dichas, y todas las inseguridades, esculpidas en el rostro cambiante de una actriz que la primera vez que habló con Cardiff fue para decirle que nunca la fotografiara cuando tuviera el periodo. Genio y figura.