Image: Atom Egoyan

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Cine

Atom Egoyan

"Julianne Moore crea tanta empatía que es fácil pasar por alto que su personaje es un monstruo"

25 noviembre, 2010 01:00

Atom Egoyan entre Julianne Moore (dcha.) y Amanda Seyfried (izda.)

Brillante y turbadora, convencional y desconcertante, 'Chloe', el último largometraje del canadiense Atom Egoyan, propone una vuelta de tuerca al thriller sexual y al melodrama a partir del 'remake' de una película francesa, 'Nathalie X'. Julianne Moore, Liam Neeson y Amanda Seyfried forman los vértices de un triángulo sexual en torno a la obsesión y el arrebato erótico. Su director, figura de culto en el cine de autor de los noventa, ha hablado con Elcultural.es sobre las implicaciones de este nuevo filme en su valiosa filmografía.

P: Es la primera película que hace que no parte de un guión original suyo y en la que no ha reservado un papel para su esposa, la actriz Arsinée Khanjian. ¿Representa Chloe un punto de giro en su filmografía?
R: No creo que sea un punto de giro, sino algo que llevo considerando durante quince años y que finalmente ha ocurrido. Desde que hice Exotica (1994), recibo guiones todo el rato de América, pero desde 1995 llevo pensando en dirigir alguna película que no he escrito. Este guión me lo ofrecieron antes de Adoration (2008), pero incluso con grandes productores fue difícil conseguir el dinero. Le hice una audición a Samantha en 2007 y supe que ella tenía que ser Chloe, pero como no era tan conocida, los productores no lo veían claro. Después la carrera de Amanda Seyfried despegó, yo hice una obra de teatro con Liam Neeson y le propuse este guión, entonces empezaron a encajar las piezas para hacer la película.

P: ¿Por qué le atrajo en primer lugar la historia?
R: Me atraía la psicología, había una dinámica de relaciones muy interesante que quería explorar. Había algo poderoso en dos mujeres contando historias sexuales sobre el marido de una de ellas y cómo la fantasía sexual se convierte en una obsesión. Si tenía los actores adecuados, podía explorar las fórmulas del género y tratar de ir más allá. El desafío era realmente ese, trascender el cine de género, y no sé si eso es realmente posible.

P: Hay dos géneros en marcha en la película: el sex thriller y el melodrama...
R: Me muevo con más comodidad en el melodrama que en el sex thriller. Recuerdo cuando hice Exotica, Miramax distribuía la película y cuando vi el trailer me enfadé mucho, porque vendían una película que no tenía nada que ver con la intención que yo había puesto en ella. Me pareció muy poco respetuoso. Vendían algo inexistente en el filme, un drama criminal, no sé... Creo que toda película tiene dos vertientes, la artística y la comercial. Le pedí explicaciones a Harvey Weinstein, presidente de Miramax, sobre este tráiler. Él me decía: "Mira, la película la van a ver de todos modos los que ya conocen tu obra, pero nuestro trabajo es hacer que vaya más gente a verla. Con que a una cuarta parte del público que te descubra con esta película, le guste, entonces habremos hecho bien nuestro trabajo". Y la verdad es que no pude rebatir ese argumento. Creo que con Chloe pasa algo parecido. Mucha gente será la primera película mía que verá, aunque lleve treinta años haciendo cine, pero de este modo les presento algo que si les interesa, pueden ir más lejos buscando en mi filmografía.

P: ¿Y qué cree que este "espectador nuevo" encontrará en Chloe que esté muy relacionado con sus anteriores películas?
R: He hecho catorce películas, así que la cuestión es qué película podrían ver después de ésta. Creo que si ven Family Viewing y Adoration, no encontrarán una conexión obvia, pero si ven El dulce porvenir (1997) o Exotica quizá encuentren alguna relación, o si ven El liquidador (1991) o Ararat (2002)... Si he hecho esta película es por Exotica, porque a los productores les gustaba el look de esa película y pensaban que sería un director interesante para llevar el guión de Chloe a la pantalla...

P: El deseo sexual es algo muy difícil de filmar. En Chloe la palabra es muy importante, porque el deseo se expresa mediante la descripción de los encuentros sexuales de Chloe con el marido de Catherine... ¿Cómo se planteó este reto?
R: Creo que el deseo está expresado en palabras pero también en imágenes, a través de la imaginación de Catherine, escuchando las palabras de Chloe e imaginándose a su marido con ella. Lo que ocurre es que el espectador lo interpreta de manera muy literal. Me parecía interesante tratar de trasladar el lenguaje visual de los personajes, es decir, sus fantasías. Pero creo que es obvio que es un punto de vista subjetivo.

P: En Adoration también emplea el tiempo verbal del subjuntivo aplicado a la narración cinematográfica. Es decir, usted filma el "qué hubiera pasado si...", algo que no es muy frecuente y que es bastante desconcertante en términos narrativos...
R: El condicional es el más provocativo de los tiempos verbales, y el más difícil de expresar, porque todos tendemos a creer aquello que vemos, aquello que nos muestran. Y por lo tanto es también muy desconcertante. Tiene truco. En Chloe hay espectadores que se enfadan con ello, pero es algo propio de tomar riesgos narrativos, de tratar de contar las historias de siempre pero de un modo distinto.

P: Explora en esta película algo muy presente en sus películas, que son las relaciones familiares. ¿Qué cree que añade Chloe en este sentido a su filmografía? R: Creo que en mis anteriores películas suele haber una visión romántica de la figura materna, la he tratado con cierta reverencia, quizá por el tipo de familia en la que me he criado. Pero en Chloe el personaje de Julianne Moore es muy controlador, quiere tener todo bajo su dominio. Lo que me gustó de Julianne es que es una actriz que crea tanta empatía que es fácil pasar por alto que su personaje es también un monstruo. Creo que con este personaje rompo la imagen maternal que he creado en mis películas.

P: Tiene sentido que la película se titule Chloe, porque dentro del triángulo sexual es el personaje más fascinante, no sabemos nunca sus motivaciones para comportarse así... Hay un plano en el que Chloe mira directamente a cámara muy importante en términos de cómo usted ve a ese personaje.
R: Es un plano muy importante, porque de repente el espectador se enfrenta a la verdadera Chloe. Y es curioso porque revisando mis películas para hacer un transfer a Alta Definición, me he dado cuenta de que he empleado ese método tres veces, y en cada una de ellas lo hago cuando el personaje está a punto de cometer un acto violento. Lo hice en Ararat y en El viaje de Felicia (1999), y marca el punto en el que el personaje entra en otra dimensión moral, en un escenario ilícito... Creo que es un momento de confrontación con el personaje. Las tres veces que lo he hecho ha sido con el personaje dirigiéndose a un lugar y deteniéndose para mirar a cámara. Y las tres veces los actores lo entendieron perfectamente, por muy extraño que pareciera. Con Bob Hope fue muy interesante. Lo hacemos en el momento en que va a envenenar a Felicia, en una escena muy hitchcockiana...

P: El crítico Jonathan Romney, que es autor del libro Atom Egoyan, ha escrito sobre Chloe que "es la película en la que Egoyan ha estado más cerca de arriesgar su identidad como cineasta"...
R: El riesgo al que se refiere creo que tiene que ver con el hecho de que haya hecho una película de género basada en una fórmula. Esto indica que hay ciertas convenciones en la película, pero decidí que seguiría esas "normas" sin olvidar mi sensibilidad. Eso es peligroso, porque, mira, francamente, te estás exponiendo a un sistema de distribución, con sus "test previews" (pruebas de audiencia), y la cuestión al final se reduce a si quieres entrar en ese juego o no. Yo he entrado y lo he aceptado.

P: ¿Cuál es su próximo proyecto?
R: Estoy trabajando en una pequeña película digital, pero también estoy escribiendo un thriller, y trato de comprender lo que he aprendido de Chloe y combinar ciertas fórmulas con mi forma de entender el cine y de escribir películas. Así que ya veremos qué sale de ahí.