Image: Kore-eda emerge como claro favorito a la Concha de Oro

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Cine

Kore-eda emerge como claro favorito a la Concha de Oro

Con Milagro, el director japonés retrata el calvario de dos hermanos marcados en la infancia por la tormentosa relación de sus padres

20 septiembre, 2011 02:00

Kore-eda junto a los dos niños protagonistas de Milagro. Foto Reuters.

En la memoria del cinéfilo permanece esculpida con letras de oro Nadie sabe (2004), película que sirvió como lanzadera internacional en la trayectoria del cineasta japonés Kirokazu Kore-eda. Entonces explicaba la historia de cuatro hermanos abandonados por su madre. Kore-eda hablaba sobre infancias destruidas por una soledad aberrante, víctimas de una madre sin asomo de instinto maternal que los dejaba frívolamente a su suerte marcando para siempre su existencia. Los niños vuelven a ser protagonistas de Milagro, filme que ha presentado hoy en San Sebastián cosechando una inmensa ovación que la postula como candidata número uno a la Concha de Oro. No sólo por los indiscutibles méritos de la película, también porque es la tercera vez que el cineasta acude al País Vasco a presentar su trabajo y comienza a ser de justicia que se marche a casa con el premio máximo.

En Milagro, título que ya avanza el tono poético del filme, volvemos a encontrarnos con el asunto de la infancia y de nuevo tenemos a sendos niños marcados por la tormentosa relación de sus padres, él desempleado y ella cajera de supermercado. Partiendo de un tono costumbrista en el que brillan profundas ráfagas de poesía, Kore-eda va tejiendo sutilmente una red de relaciones y sentimientos desgarradores y profundos.

Las vidas de estos niños que son como cualquier otros pero viven traumatizados porque, siendo hermanos, deben vivir a kilómetros de distancia (uno con el padre, otro con la madre) se nos presentan a través de sus juegos, sus actividades deportivas, sus incipientes amistades y la espera de un milagro que vuelve a reunir a los mosqueados padres y devuelve la paz familiar. Una música alegre y juguetona, un tono aparentemente ligero, la belleza de los movimientos de cámara del maestro japonés acompañan a una peripecia vital y emocional que detrás de esa fachada esconde dolorosas heridas. Milagro es una película sencillamente maravillosa.

La actriz Julie Delpy, a la que nunca olvidaremos en Antes del amanecer y su secuela, inició con Dos días en París una apasionante trayectoria como cineasta que cristaliza en la divertídisma comedia Le Skylab. La directora cuenta una reunión familiar en los años 80 partiendo de elementos sencillos, nada sucede más allá de ese puro y gozoso encuentro en el que lo destacable es el estudio de personajes. Son una familia corriente, en la que unos son de derechas y otros de izquierdas, donde unos van de intelectuales y los otros prefierne ver la televisión. Delpy apuesta por la comedia sin fisuras, por las risas puras y duras y lo fía todo a la construcción de unos personajes excéntricos pero reconocibles, y casi como si se no lo propusiera, embarca al espectador en una ola de risas y carcajadas que empiezan en el primer minuto y terminan aun cuando ya se apagaron las luces de la sala. Es cine sin pretensiones, inteligente y veraz que se agradece especialmente en un Fetsival de cine, lugar reservado por lo común a lo solemne.