Image: Sinfonía de Hoffman

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Cine

Sinfonía de Hoffman

Se estrena en España la película El hombre más buscado del fotógrafo musical Anton Corbijn en la que Philip Seymour Hoffman es un espía alemán

12 septiembre, 2014 02:00

Fotograma de El hombre más buscado

Es posible que El hombre más buscado de Anton Corbijn (Strijen, Países Bajos, 1955) fuera una buena película simplemente 'escuchada' porque la voz de Philip Seymour Hoffman, protagonista del filme, es tan seductora, envolvente, cargada de matices y de una profundidad tan abisal que uno podría quedarse solo con el audio y terminar fascinado. "Durante los primeros minutos de ver la película y escucharle", escribió John Le Carré, en cuya novela está basado el filme, en el New York Times, "pensé, eso es. Poco a poco hace lo que solo consiguen los grandes actores, uno solo escucha su voz, es su voz de la que dependes entre todas las otras". Porque es esa voz, entre fatigada e irónica, que no cínica, la que parece captar toda la esencia de un filme en el que se despliega el tablero de la lucha contra el yihadismo y donde se libra la vieja guerra entre civilización y barbarie, entre principios y corrupción o en último término, entre el bien y el mal y su propia esencia.

Total, podría decir alguno, uno podría disfrutarla escuchándola porque también la ve sin entenderla porque no existe una explicación final y coherente al intrincado juego de intrigas, lealtades y traiciones que propone el fotógrafo musical Anton Corbijn en su adaptación de una novela de Le Carré porque es una película que trata mucho más sobre principios que seguir el clásico 'whodunit' (ese saber quién es el malo) aunque tiene una de esas tramas con mil giros de guión y misterios que uno sigue con tensión e interés. El hombre más buscado cabe decirlo, es una muy buena película, en la que Hoffman, porque lo suyo es sencillamente espectacular, nos regala a uno de esos personajes memorables que el cine crea de vez en cuando, Ghünter Bachman, un espía alemán conocedor de los lugares más sórdidos del Estado pero un idealista a su manera, una suerte de utópico realista que al mismo tiempo que conoce la inevitabilidad de la traición, también es consciente de que uno siempre tiene la opción de hacer lo justo.

La trama de El hombre más buscado nos sitúa en Hamburgo donde llega un sospechoso de yihadismo, Issa Karpov, sospechoso de pertenecer a una cédula yihadista, y un eminente doctor musulmán moderado que da conferencias en las que ataca el terrorismo islámico. Ambos personajes son observados atentamente por Bachman, jefe de una unidad antiterrorista teutona que actúa al margen de la ley y que precisa de la colaboración de los servicios de inteligencia estadounidenses, mucho menos civilizados a la postre que los europeos, para completar su misión. A partir de aquí, el filme plantea la clásica pregunta de si el fin justifica los medios para llegar a ciertas conclusiones porque esta es una película moralista, la vida es como el río de Hamburgo, oscuro, siniestro y claroscuro, pero en un mundo de sombras, siempre queda la voluntad individual. Y esa voz, qué voz, es maravillosa.