Image: Luis Landero

Image: Luis Landero

Cine

Luis Landero

Una de indios y vaqueros y mucho griterío en un remoto cine de pueblo

1 julio, 2015 02:00

Noche, oscuridad, calor. Cine de verano en la plaza del pueblo. Una de tiros, de amores prohibidos, de aventuras míticas... De Jamón, Jamón a Lawrence de Arabia, escritores, artistas, cineastas, músicos, actores y directores teatrales recuerdan aquí aquella película que vieron en plena ola de calor.

Vagamente recuerdo lo que pasaba en la pantalla en un remoto cine de verano de mi infancia. Sé que la película era de indios y vaqueros, que había tiros y mucho griterío, y que a veces la gente aplaudía o silbaba, según los vaivenes de la historia. Pero lo que la memoria ha querido guardar de aquella noche son las sombras de los murciélagos cruzando y enmarañando la pantalla con sus vuelos quebrados, el ronroneo monótono del proyector en los momentos de silencio, el sabor de las pipas saladas, el cielo estrellado, los juegos y las voces y las carreras de los niños demasiado pequeños para seguirle el hilo a la película, el ladrido de los perros que se alborotaban con el fragor de los disparos y el galopar de los caballos...

Al cabo del tiempo, eso es lo que ha quedado, la realidad y la ficción compitiendo de igual a igual, y mezclándose a veces en una entidad nueva, donde ambas convivían con toda la naturalidad del mundo. Bien pensado, quizá aquella fue una de las primeras lecciones de estética que recibí en mi vida.

Poeta, narrador y ensayista, Luis Landero (Alburquerque, Badajoz, 1948) fue aprendiz de mecánico y profesor de guitarra flamenca antes de dedicarse a la escritura. Profesor jubilado, entre sus novelas destacan Juegos de la edad tardía, premio de la Crítica y Nacional de Literatura, Caballeros de fortuna (1994), El mágico aprendiz (Tusquets, 1998), El guitarrista (Tusquets, 2002) y Absolución (Tusquets, 2012). Su última obra, El balcón en invierno (Tusquets, 2014) fue elegida por los críticos de El Cultural como mejor obra de ficción del año pasado.