Image: Sara Mesa

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Cine

Sara Mesa

Miedo prohibido y sin rostro con El diablo sobre ruedas

17 julio, 2015 02:00

Noche, oscuridad, calor. Cine de verano en la plaza del pueblo. Una de tiros, de amores prohibidos, de aventuras míticas... De Jamón, Jamón a Lawrence de Arabia, escritores, artistas, cineastas, músicos, actores y directores teatrales recuerdan aquí aquella película que vieron en plena ola de calor.

Las películas que más marcan la infancia son las que no se ven: ese cine prohibido. No hay cine de verano en el pequeño pueblo de la meseta, aunque sí otros entretenimientos como la alberca, las cabras o el río lleno de ranas. Una noche de calor agobiante, un vecino saca el televisor a la puerta. También se sacan sillas, aunque nosotros nos sentamos en el suelo, o correteamos alrededor, sin prestar demasiada atención. De pronto, algo nos atrapa. La pantalla es enana, pero en la oscuridad brillan los faros de El diablo sobre ruedas, esa pesadilla de Spielberg que me conduce al pánico en una carretera que podría ser la misma que cogemos cada verano para llegar allí.

Miro absorta, enmudezco, enmudecemos todos. Hasta que los mayores se dan cuenta. A la cama, nos dicen. No es la hora aún, pero a la cama, ordenan. Se oye un choque, una estampida, un grito. ¿De verdad no le veremos la cara al diablo?, pienso. Pero somos obedientes, y nos vamos. A pesar del calor, nos tapamos hasta la nariz. Tenemos miedo. Lo que más marca, sí, es lo que nunca vemos. Los mayores miedos son también los prohibidos, los que quedan sin rostro.

Considerada una de las nuevas narradoras más interesantes hoy día, Sara Mesa (Madrid, 1976) ha publicado libros de relatos como La sobriedad del galápago (2008) y No es fácil ser verde (2009); el poemario Este jilguero agenda (2007), galardonado con el Premio Nacional de Poesía Miguel Hernández, además de las novelas El trepanador de cerebros (2010), Un incendio invisible (2011), premio Málaga,  Cuatro por cuatro (2013) y Cicatriz (2015).