Alejandro Palomas
Recuerdos de manos cálidas y ojos brillantes cada mes de Julia
22 julio, 2015 02:00Noche, oscuridad, calor. Cine de verano en la plaza del pueblo. Una de tiros, de amores prohibidos, de aventuras míticas... De Jamón, Jamón a Lawrence de Arabia, escritores, artistas, cineastas, músicos, actores y directores teatrales recuerdan aquí aquella película que vieron en plena ola de calor.
Recuerdo el cine: inmenso, situado en una calle ruidosa. Y recuerdo el verano -el de 1978-, porque mis padres se habían ido de viaje a Perpignan y me habían dejado con los abuelos. El cine estaba vacío y el acomodador hizo la vista gorda. Recuerdo la emoción, los ojos de Vanessa Redgrave mirando primero a cámara y después a Jane Fonda. Y vuelvo a ver a Lily (Lillian Hellman) vagando por Europa en busca de Julia, el peligro, el olor a guerra, el miedo, lo hipnótico de la mano de la abuela en la mía, como dos amigos espiando en secreto la vida adulta de dos mujeres excepcionales, y las ganas de que mi vida fuera así, de que me enseñaran a hacerla así -intensa, emocionante-, de querer tanto y tan bien. Recuerdo el olor de la calle al salir, la humedad sofocante de Barcelona, el brillo en los ojos de la abuela en el autobús de vuelta a casa y su media sonrisa. Es el mismo brillo que me humedece los ojos todos los veranos cuando, después de volver a ver el dvd de Julia, echo de menos el calor de su mano en la mía, apretando fuerte para no llorar.